La OUA inaugura hoy en Trípoli la 'cumbre' de su ala radical
La 19ª cumbre de la Organización para la Unidad Africana (OUA), convertida en una simple reunión de jefes de Estado y Gobierno africanos por falta de quórum, será inaugurada hoy por el presidente libio, Muamar el Gadafi. La negativa de los países moderados a acudir a Trípoli resta interés a una conferencia calificada de cumbre revolucionaria por los medios diplomáticos occidentales de la capital libia.
La mayor parte de los estadistas del ala progresista de la OUA se han congregado en Trípoli en un gesto de doble apoyo a la Yamahiria (Libia) y a la República Saharaui (RASD). Esta última no participará en los debates de la conferencia, a petición de Nigeria y Libia, que esperaban de esa manera forzar la reconciliación entre los veintiséis países pro Polisario y los diecinueve en contra.La retirada de la RASD no ha surtido el efecto apetecido, porque al lado de ese problema se hallaba otro dilema. Para los países moderados (que Libia acusa de haber sucumbido a las presiones de EE UU), venir a Trípoli hubiera representado firmar un cheque en blanco al coronel Gadafi, permitiéndole suceder al presidente de Kenia, como nuevo presidente en ejercicio de la OUA.
Arap Moi ha conseguido salvar en último extremo la tentativa de golpe de Estado protagonizada por una parte de la oficialidad del Ejército del Aire de Kenia, apoyada por los estudiantes de la Universidad de Nairobi. Los sucesos de Kenia han arrojado su sombra sobre las reuniones informales que celebraban en Trípoli los ministros de Exteriores africanos, y anoche, a la hora de enviar esta crónica, no se sabía si Arap Moi vendría a la capital libia, tal y como había prometido la semana pasada.
A falta de extraños acontecimientos que puedan producirse a lo largo de los cuatro días que debe durar la minicumbre, la penosa gestación de esta última habrá sido el fruto de la tenacidad manifestada por Gadafi, para que la conferencia tuviera lugar en la fecha prevista. El presidente de Libia ha tenido que luchar contra todos: en primer lugar, contra los países ausentes, a los que no logró convencer de que su deber era acudir a Trípoli, y en segundo término, contra los países que llegaron para participar en las reuniones ministeriales, a los que hubo de convencer para que se congelase el problema de la presencia de la RASD y posteriormente para que olvidaran sus recomendaciones en favor de un aplazamiento de la cumbre a fines de este año.
Queda ahora por saber cómo esa tenacidad de Gadafi será recompensada. Es indudable que el presidente libio no es un hombre admirado, sino todo lo contrario, en muchas capitales de África; pero no parece menos evidente que, a pesar de los discursos virulentos por los que se le conoce, en los días que han precedido a la conferencia, Gadafi ha dado pruebas de ser un político hábil y maniobrero, que no vacilaba en calmar a sus aliados y se constituía en defensor de la cohesión de los africanos, aunque para ello hubieran de hacerse condiciones sobre el Sáhara.
Venezuela reconoce a la RASD
Por otra parte, el Gobierno de Venezuela reconoció ayer a la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) como Estado soberano e independiente, según informó la Cancillería en Caracas.Según la nota oficial, el reconocimiento de la RASD "es consecuencia de la política anticolonialista del Gobierno de Venezuela y de su propósito de establecer vínculos de amistad y cooperación con todos los países del mundo".
El Gobierno venezolano considera, además, que la incorporación de la RASD al conjunto de los países independientes "constituye un nuevo avance en la aplicación de la política de descolonización de las Naciones Unidas".
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