Moscú se limita a una escalada verbal contra Washington y Tel Aviv
El Kremlin asiste paralizado a lo que parece ser ya el asalto final sobre Beirut occidental. Los medios de comunicación soviéticos continúan aumentando el tono y el número de sus condenas contra Israel y Estados Unidos. Sin embargo, Moscú parece ser consciente de que poco -o más bien nada- puede hacer ya para tratar de frenar el conflicto.Ayer, cuando las tropas israelíes intentaban abrir brechas en Beirut occidental, el diario Pravda (órgano oficial del Partido Comunista de la Unión Soviética, PCUS) salía a la calle con un largo artículo sobre el tema, alguno de cuyos párrafos parecían más bien lamentos. Pravda insistía en la necesidad de obtener una solución "justa y global" en Oriente Próximo, y nuevamente llamaba a la unidad de los países árabes. Es de una "importancia primordial", aseguraba el órgano del PCUS, que los árabes desempeñen un papel activo y lleven a cabo "acciones unitarias".
Los árabes, añadía, deben garantizar "los derechos vitales de los palestinos, poniendo a un lado en este crítico momento todo lo que les impide estar unidos". Por su parte, la URSS "continuaría prestando ayuda y apoyo a aquellos que no bajan la cabeza frente al agresor y luchan por la paz y por una solución equitativa de los problema de esa región".
De forma más directa, ayer por la noche la agencia oficial Tass acusaba a los árabes de haber tardado en reaccionar, y ni tan siquiera haberse planteado celebrar una reunión en la cumbre, o algún foro semejante, en el que se debatiera la estrategia común y se dispusieran medidas eficaces contra Israel y sus protectores.
Los observadores occidentales coincidían ayer en que Moscú nada puede ni nada piensa hacer para tratar de frenar el avance israelí. Hace tiempo que perdió su única baza. El Kremlin, como sugería ayer claramente Pravda, hubiera estado dispuesto a apoyar una posible respuesta militar de los árabes contra Israel. Pero la falta de resolución de los regímenes árabes ha sumido a la URSS en la más completa impotencia. Al Kremlin sólo le quedaba ya la Posibilidad de intervenir con sus propias fuerzas, lo que es, simplemente, impensable.
Mientras, la URSS sigue insistiendo en la complicidad de Estados Unidos en el genocidio israelí. El viaje a Washington del ministro de Asuntos Exteriores de Israel era presentado por Moscú como una prueba más de esta complicidad. Según la agencia Tass, con esta visita se trataba de "representar de nuevo una farsa propagandística" sobre los "imaginarios desacuerdos" o la crisis en las relaciones entre ambos países. Dirigiéndose al mundo árabe, la agencia oficial soviética añadía que Estados Unidos nunca ha tenido interés en frenar el conflicto, sino que más bien lo ha alimentado para limpiar así Oriente Próximo y someterlo a su influencia".
