Pese a las ausencias, continúan los preparativos de la 'cumbre' de la OUA
ENVIADO ESPECIAL El presidente de Mozambique, Samora Machel, y el de Madagascar, Didier Ratsiraka, han llegado ayer a la capital libia para participar en la hipotética cumbre de la Organización para la Unidad Africana (OUA). Una nota de Prensa de esta última indica que, habida cuenta de las informaciones que posee sobre la llegada de nuevos jefes de Estado, "continuarán los preparativos para celebrar la cumbre en la fecha prevista".
Todo parece indicar que hasta el jueves próximo, fecha en que debe abrirse, teóricamente, la reunión de jefes de Estado africanos, los rumores más contradictorios constituirán el plato de cada día en los corredores de los hoteles en que se alberga la treintena de ministros africanos que, imperturbablemente, espera el milagro de la cumbre. El grupo de veintiséis países que han reconocido la República Arabe Saharaui Democrática (RASD) ha puesto a punto una declaración de Trípoli en la que se reafirma su apoyo al Frente Polisario, a Libia y a la Organización para la Unidad Africana. El documento contiene los principios de acción del ala progresista de la organización y es, en esencia, una justificación de los esfuerzos hechos por ésta para lograr el quórum de 34 países que permitiría celebrar la reunión de estadistas africanos, según las reglas de la OUA.
Reunión de consulta
Descartada, a menos de una sorpresa, la llegada a Trípoli de dos tercios de presidentes africanos, la probabilidad que sigue barajándose para apoyar los esfuerzos de Libia es la de agotar el tiempo previsto, para permitir la llegada del máximo de presidentes; y no para celebrar una cumbre de progresistas, que sería do!- poca efectividad, sino para mantener tina serie de reuniones de consulta al nivel máximo, en las que los jefes de Estado presentes achacarían a los ausentes los males que sufre la OUA y rendirían homenaje, al mismo tiempo, a la actividad desarrollada por el coronel Gadafi.Esta es la solución que tiene más posibilidades de concretarse, situada entre una cumbre ordinaria y una reunión de emergencia que salve las apariencias de continuidad de la organización. Libia ha aconsejado a las delegaciones, presentes en Trípoli que no tomen la decisión de suspender la conferencia, sino que sigan reclamando la presencia de los jefes de Estado. El próximo jueves, se cifren éstos en veintiséis, en más o en menos, la cumbre, transformada en reunión de consulta, será abierta por el presidente libio, quien podría pronunciar un discurso en el que fustigaría a los que, según Trípoli, desean el suicidio de la OUA.
Hasta ahora es aventurado suponer que esa nueva fórmula para arreglar una parte de los platos rotos de la conferencia de Trípoli tendrá lugar.
Todo dependerá de las respuestas que den las demás capitales africanas y de las insistentes llamadas de la OUA y de Libia, para que sus respectivos presidentes se trasladen a Trípoli. La presencia del jefe de Estado de Kenia, Daniel Arap Moi, es poco probable, dada la situación que vive el país tras el intento de golpe de Estado.
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