Las tropas de Tel Aviv siguen ganando posiciones en la periferia sureste de la capital libanesa
Las treguas son cada vez más cortas en Beirut Dieciséis horas después, de la proclamación del noveno y último alto el fuego, la artillería israelí reanudó su bombardeo esporádico de algunas posiciones palestinas, al tiempo que su infantería avanzaba unos centenares de metros, según informaron varias emisoras de radio libanesas. Yasir Arafat, líder de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), envió un mensaje al secretario general de la ONU, Javier Pérez de Cuéllar, en el que acepta la resolución 516 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y se declara "dispuesto a cooperar con los observadores de la ONU que van a ser enviados a Beirut" para intentar consolidar el alto el fuego.
La infantería israelí progresó en dirección a la localidad de Hay el Soullom, en la periferia sureste de Beirut, defendida esencialmente por milicianos de la organización armada chiita Amal y algunos fedayin, en un aparente intento de cercar en los próximos días el gran campamento de refugiados palestinos de Bourj el Bourajneh, ahora sólo habitado por combatientes de la OLP, pero que llegó a contener, hace tan sólo dos meses, hasta 80.000 personas.Paralelamente, el Tsahal, ejército israelí, reforzó también sus posiciones a lo largo de la línea de demarcación que separa los sectores musulmán y cristiano de la ciudad, donde tomaron posiciones unos treinta carros de combate y numerosos vehículos blindados de transporte de tropas.
Otros medios
El pequeño avance israelí fue acompañado por un llamamiento del comandante en jefe israelí del frente de Beirut, que pidió a la población de la capital "que abandone la ciudad antes de que sea demasiado tarde". "Hemos empleado nuestra potencia de fuego", dijo a través de los micrófonos de la Radio israelí en árabe, "para obligar a los palestinos a salir de Beirut; pero, si esto es insuficiente, tenemos otros medios a nuestra disposición".
El orgullo de haber resistido el diluvio de fuego del invasor se entremezclaba ayer, en las declaraciones de los dirigentes palestinos, con una cierta aprensión a propósito de las posibilidades de éxito de la negociación entre la OLP, el Gobierno libanés y el representante norteamericano para Oriente Próximo, Philip Habib, tendente a encontrar una solución política al cerco en Beirut de 12.000 combatientes palestinos y libaneses de izquierdas por el Ejército israelí.
Las estimaciones provisionales, hasta que se consiga rescatar a todos los cadáveres de los escombros, del balance de víctimas del domingo negro, como lo califica el diario libanés An Nahar, sitúan el número de muertos en unos doscientos, y el de heridos, en más de cuatrocientos. El rotativo As Safir calculaba, por su parte, que cerca de 185.000 bombas de un peso total de 26.000 toneladas, disparadas por la marina, la aviación y la artillería, cayeron durante catorce horas sobre una superficie de dieciséis kilómetros cuadrados, produciéndose en algunos momentos hasta tres explosiones por segundo. Unos sesenta aviones con Ia estrella de David participaron en unas 180 incursiones aéreas.
"Nuestras fuerzas libraron 'una batalla heroica contra los israelíes y nosotros somos los primeros sorprendidos", declaraba satisfecho ayer por la mañana Mahmoud Labadi, portavoz de la OLP.
Los pronósticos políticos de los dirigentes palestinos o libaneses se caracterizaban por su pesimismo, sobre todo después de la postergación, hasta el próximo fin de semana, por el Gobierno de Tel Aviv de su eventual aceptación del envió a Beirut de observadores de la ONU para vigilar el respeto del alto el fuego. Abu Jihad, comandante en jefe adjunto de las fuerzas palestinas, afirmó tras el. ataque que "los israelíes rechazan el plan elaborado en Yedda" para la evacuación de los fedayin. de Beirut oeste, y vaticinó que "los próximos días serán cruciales". El ex primer ministro libanés, Saeb Salam, hombre moderado muy vinculado a Arabia Saudí, declaró,, refiriéndose al objetivo de Israel.: "No quiere expulsar de aquí a los palestinos, quiere matarlos". A mediodía de ayer, algunos edificios aislados seguían ardiendo por falta de agua para apagar los incendios.
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