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El Gobierno italiano, dividido en torno al gasoducto soviético

Juan Arias

El tema del gasoducto siberiano divide al Gobierno italiano hasta el punto que el presidente, Gioyanni Spadolini, ha empezado consultas con los secretarios generales de los cinco partidos que apoyan su Gabinete para evitar una nueva ocasión de crisis en el momento en que acaba de sacar a su Gobierno de los escollos difíciles del tema económico.El problema de los tubos de gas que deberán llegar a Europa desde Rusia ha creado siempre tensión en los partidos italianos. Por eso se había ido aplazando de un mes a otro mes la decisión final. Pero ahora que los otros países europeos han tomado una decisión clara Italia, que tiene siempre el arte diplomático de decidir sólo a mitad, está de nuevo entre la espada y la pared. Están de acuerdo comunistas y democristianos; con reservas los socialistas, que prefieren el gas de Argelia; contrarios los socialdemócratas y liberales, sobre todo por razones políticas. Los socialdemócratas han llegado a decir que sería como ayudar a los rusos, con el dinero italiano, a crear una dependencia peligrosa con este país. Y añaden que no se puede permitir que un país pobre como Italia, a quien se le van a pedir precisamente en estos días sacrificios muy gordos en el campo de la economía, regale créditos a la Unión Soviética.

El Gobierno italiano ha intentado resolverlo dando razón a unos y a otros. A los europeístas, que no quieren que Italia pierda el tren de las grandes potencias europeas, afirmando que se respetará el pacto ya firmado de ayudar con instrumental italiano a construir el gasoducto ruso; a los anticomunistas, que temen una dependencia de Rusia a través de los tubos de gas siberiano, diciendo que Italia no adquirirá el gas soviético. Pero, evidentemente, la solución ha disgustado a ambas partes, pues parece como lo es, sólo una fórmula para escabullirse del verdadero problema.

La izquierda afirma que es ridículo hablar de dependencia rusa cuando el gas que llegaría desde Siberia. correspondería sólo a un 5% del consumo total del país. Y subrayan que es mucho más importante que Italia no se quede, como ha hecho siempre, al margen de las decisiones importantes tomadas por las naciones europeas que cuentan. Sobre todo en este momento, en que, por primera vez, Italia empieza a ser considerada algo más que una colonia americana y la cenicienta de la Comunidad Europea.

Por otro lado, el ministro alemán de Economía, justificó la decisión europea de colaborar en la construcción del gasoducto soviético y criticó a Reagan por aplicar el principio de extraterritorialidad a las decisiones del Gobierno Norteamericano en un artículo que publicó ayer el Washington Post, informa Efe. En él se indica que esta disputa sólo beneficia a Moscú.

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