El gasto militar

El ministro de Defensa, Alberto Oliart, ha utilizado argumentos económicos para contrarrestar las suspicacias de la opinión pública española sobre el gasto de más de 300.000 millones de pesetas en la compra de 84 aviones de combate para las Fuerzas Aéreas. El señor Oliart ha afirmado que era necesario ultimar la operación porque, de haberse demorado, la empresa vendedora, la McDonnell Douglas norteamericana, no hubiese respetado los precios, razón por la cual el acuerdo del Consejo de Ministros del pasado viernes se ha de considerar un acierto. En resumen: el señor Oliart ha querido convencer al país de que la compra del F-18A es una ganga.Es muy posible que los esfuerzos del señor Oliart para mentalizar a la ciudadanía sobre la necesidad de compra de estos aparatos sean tan vanos como los de la empresa McDonnell Douglas, cuando hace un par de años, al intuir. que en el Gobierno español podía encontrar un buen cliente, ordenó a través de una agencia publicitaria la inserción de anuncios en algunos periódicos sobre el F-18. Al lector de unos medios de comunicación de interés general, las ventajas del aparato, sobre otros de parecidas características, le dejaban bastante indiferente.

Se justifica el programa FACA (Futuro Avión de Combate y Ataque), que incluye la compra de los nuevos aparatos por la retirada dentro de este año y el próximo de los Phantom, y los Mirage III, que han cumplido su ciclo vital, cifrado en veinte años. Los tres tipos de aparatos, considerados los más modernos en su momento, se van a retirar de servicio sin haber entrado nunca en combate y éste es un dato que debemos celebrar. Piensa el ciudadano, al que también le dejan indiferente las sofisticaciones del moderno armamento, que igual va a ocurrir ahora, con aviones tan costosos, pues confía en la sensatez de nuestros gobernantes, en la de nuestros vecinos. Y piensa el ciudadano que para tener que retirar estos aviones en los albores del siglo XXI, si es que la técnica no los arrincona antes que las entregas del programa FACA se hayan llegado a cumplimentar -unos diez años-, un país como el nuestro, en una crítica situación económica, bien podía haber esperado unos años. (...).

25 de julio