Un bravísimo Albaserrada
ENVIADO ESPECIALEl tercer Albaserrada estuvo más de seis minutos encelado en el caballo, recargando contra el peto con una fijeza absoluta, sin que ni capotes, ni coleos, ni las evoluciones del jamelgo pudieran separarle. Era un toro de bravura impresionante; un toro "de vacas", como se dice en la jerga, y si la corrida hubiese sido de concurso, se le habría concedido el indulto.
Los taurinos seguramen.te tendrán otra opinión del toro, y si por ellos fuera habría ido directamente al matadero, pues para lamuléta resultó difícil. La selección ganadera, en algunat casas, se ha hecho según este criterio propio de taurinos, y así salen de descastadas tantas tantas reses. Pero la verdad es que se trataba de un toro incuestionablemente bravo. El picador hubo de levantar la vara, pues si no, no lo habría llegado a matar, y se dejó empujar por el Albaserrada hasta la parte opuesta del diámetro del redondel. Un solo segundo dejó el toro de recargar en el peto, por seguir el revuelo de un capote, y cuando metió de nuevo la cabezada, con fiero impulso, fue para hundir todo el pitón, hasta la mazorca, en el vientre del caballo.
Plaza de Pamplona
8 dej ulio. Tercera corrida de sanfermines.Toros del Marqués de Albaserreda, muy bien presentados, con casta; tercero, bravisimo; salvo los dos primeros, broncos. Manolo Cortés: Pinchazo, otro hondo y dos descabellas (algunos pitos). Dos pinchazos y media (bronca). José Antonio Campuzano: Pinchazo y bajonazo (oreja). Media estocada caída (ovación y salida al tercio). Jorge Gutiérrez: Pinchazo hondo y descabello (silencio). Estocada (silencio).
Al fin se fue detrás de un capote, con enorme codicia, pero colocado de nuevo en suerte, se arrancó pronto y de largo, otra vez recargó durante varios minutos, sin tirar un solo derrote. Quizá este Albaserrada sea el toro más llamativamente bravo de la temporada y de. muchas otras. Llegó a la muleta quebrantadísimo pues su casta indomable le hacía defenderse. Jorge Gutiérrez le buscó las distancias en varios terrenos, se aririmó, dio dos pases de rodillas y, al ligar uno de pecho, sufrió una voltereta. Esta bronquedad final impidió que se premiara con vuelta al ruedo la extraordinaria bravura del toro.
En la dura e interesantísima corrida, muy seria, magníficá de presencia, Cuajada dentro de su corta caja, los dos primeros ejemplares tenían noblieza. Uno de ellos, que además era corto de temperamento y flojeaba de patas, le correspondió a Manolo Cortés, el cual exhibió detalles toreros, pero fue incapaz de quedarse quieto y ligar los pases. Otro a José Antonio Campuzano, que lo toreó muy bien de capa y muleta, y con ésta, mejor al natural que en redondo. Cuando se echó el engaño a la izquierda, lo adelantaba, embarcaba con temple, bajaba mucho la mano; cuando a la derecha, utilizaba innecesariamente el pico. Se adornó al final con un abaniqueo y dejó escapar un triunfo sonado por matar mal.
El cuarto desarrollaba sentido y Cortés lo trapaceó por la cara, sin ánimos ni recursos. El quinto se quedaba corto. y echaba la cara arriba, pese a lo cual Campuzano le consintió, aguantó parones y tarascadas, toreó con cabeza y corazón. Lo mismo cabe decir de Jorge Gutiérrez en el sexto, que era otro ejemplar de gran trapío y dificultoso.
Pero desistió pronto porque en la plaza había un gran barullo y la gente no le hacía ni caso. En fin, ambiente de fiesta, y menos mal, pues la corrida empezó con gran tensión. Hubo al empezar un minuto de silencio en recuerdo de los trágicos sucesos de 1978, que las peñas de sol siguieron de pie, mientras que casi todo el público de sombra permanecía sentado. Aquellos se indignaron, prorrumpieron en insultos y cantaron el "que se vayan", a lo que respondieron los de sombra con vivas a San Fermín. En una gran pancarta se leía: "San Fermín 78, castigo a los culpables"; en otra, "Reapertura del sumario" y "Presoak kalera". Finalmente, varias cuadrillas de mozos abandonaron la plaza en señal de protesta y la corrida transcurrió con normalidad.
Babelia
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