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De la Madrid, proclamado presidente electo de México antes de conocerse los resultados

Miguel de la Madrid, de 47 años, candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI), fue proclamado presidente electo de México hacia la una de la madrugada de ayer, antes de que el país conociera un solo resultado, siquiera al de las elecciones celebradas el domingo. El secretario de Gobernación, Enrique Olivares, que en razón de su cargo ocupa la presidencia de la Comisión Federal Electoral, anunció que la información procedente de las juntas locales concedía tal ventaja al candidato priísta que podía proclamar su victoria "por amplio margen".

Instantes después, Miguel de la Madrid se dirigía en tono presidencial al país desde la sede del partido gubernamental. "La mayoría de los electores", dijo, "ha manifestado su decisión de fortalecer la democracia, ampliar y sostener la libertad y renovar su compromiso con la justicia social".Como en muchos actos de su campaña electoral, acompañaban al presidente electo su esposa, Paloma, y sus cinco hijos. "Acepto con emoción y responsabilidad", añadió en su primer mensaje televisado, "los compromisos que significa este caro mandato del pueblo: defender en todo momento la independencia nacional, enarbolar con vigor el nacionalismo revolucionario, impulsar la democratización integral y la participación popular en todos los aspectos de la vida nacional, en paz, en libertad y con sujeción al derecho. Marchar firmemente a una sociedad más igualitaria, conducir e inducir la renovación moral".

Unos miles de seguidores prústas se congregaron con matracas ante las puertas del PRI para vitorear al nuevo presidente, igual que el pasado mes de septiembre lo hicieran en el Zócalo para aclamar al candidato. El objetivo es siempre el mismo: que lo vean a uno por si cae alguna chamba (un puesto). Ante esta multitud, Miguel de la Madrid volvió a insistir: "El mandato es claro. Lo hemos asumido. Lo cumpliremos".

A esa hora (1.30 horas), la Comisión Federal Electoral había levantado la sesión sin hacer público un solo cómputo oficial. Enrique Olivares explicaba, ante el estupor de algunos periodistas extranjeros, que en la madrugada de ayer no se iba a facilitar ningún resultado "hasta tener una seguridad en todo el país".

Esto no le impidió afirmar que la respuesta del pueblo a la convocatoria había sido "vigorosa" y que la participación en las urnas fue decidida y abrumadora".

Periodistas extranjeros que han seguido de cerca múltiples procesos electorales en toda Latinoamérica señalaron lo insólito de proclamar un triunfo electoral sin que la ciudadanía conozca un solo dato. Incluso los reporteros mexicanos mostraban su extrañeza ante una situación sin precedentes en la historia reciente.

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La marcha del escrutinio, desconocida

Pasadas dieciséis horas desde el cierre de las urnas (once de la mañana de ayer), México seguirá sin conocer la marcha del escrutinio oficial, al margen de que algunos partidos pudieran manejar datos muy parciales. Los diarios de la mañana tuvieron que salir a la calle con las solas palabras de Enrique Olivares y el candidato que ya se pre sentaba al país como presidente electo, algo que por lo demás podía también haberse anunciado igualmente el día anterior.

El periódico más influyente de la capital, Excelsior, abría su primera plana a ocho columnas con este titular: "De la Madrid, en ventaja por amplio margen", según la Comisión Federal Electoral. Nada menos que cuatro editoriales dedicaba al desarrollo de las elecciones, deteniéndose a analizar hechos tales como la derrota del abstencionismo, la necesidad de respetar el sufragio y el imperativo de perfeccionar la democracia.

Ninguno de sus editoriales aludía, siquiera indirectamente, a la irregularidad notoria de presentar al país un presidente sin que nadie sepa cuántos votos le apoyan ni cuántos ha obtenido la oposición. Tampoco se sabe, por supuesto, cómo se han resuelto las elecciones al Senado y a la Cámara de Diputados. Tan sólo un dato aproximativo: el PRI ganó la mayoría.

Un gigante y seis pigmeos

La única crítica cabe verla en un dibujo que presenta un podio con un gigante en el centro, que dice a los otros seis pigmeos: "En seguida les decímos en qué lugar quedaron exactamente".

Todo ello no ha impedido que hombres del PRI y hasta de los partidos de oposición hablen a boca llena de que la reforma política ha demostrado su eficacia, de que se ha vencido al absten cionismo (ni siquiera hay datos de la participación electoral) y de que todo ha discurrido en medio de una regularidad ejemplar que para sí quisieran (así lo dijo el locutor de turno en televisión) otros país que votan en medio de las balas o que lo hacen sin ninguna garantía de que su papeleta vaya a ser respetada por el militar de turno.

Para añadir nuevos datos al superrealismo mexicano, ése que convierte a Kafka en escritor costumbrista, según frase local, ninguno de los partidos de oposición que están representados en la Comisión Federal Electoral alzó su voz para mostrar aunque sólo fuera una cierta extrañeza por el anuncio que hacía el secretario de Gobernación sin el res paldo de las cifras.

Los propios líderes de la oposición se sumaban al coro oficialista a la hora de resaltar una votación histórica y una participación electoral sin precedentes.

A la vista de lo sucedido tras el cierre de los colegios, las múltiples irregularidades ocurridas durante el proceso mismo de la votación pasan a segundo término: urnas llenas de papeletas antes de abrirse los colegios, coacciones de empleados locales a favor del PRI, constitución de colegios a la una de la tarde, miles de errores en el censo y un largo etcétera.

Pareciera que toda la reforma política se hubiera hecho para mostrar apenas una máscara democrática, con el PRI cediendo cien escaños en la Cámara de los Diputados a una oposición que parece satisfecha con estas migajas que nunca le permitirán ejercer una oposición seria.

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