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Tribuna:Veinte años de independencia argelina / y 2
Tribuna
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No alineamiento y emancipación económica, grandes ejes de la política de Argel

Si en el ámbito interior la Argelia de Chadli Benyedid difiere de -la de Huari Bumedian por la voluntad de restaurar los principios económicos elementales, descentralizar la empresa y favorecer la iniciativa privada' en política exterior las grandes ambiciones mesiánicas del fallecido, abanderado de la revolución permanente, han dejado paso a unas coordenadas que tienen en cuenta la realidad y el drama del Tercer Mundo.

La Argelia de Chadli Benyedid ha hecho del no alineamiento el centro de gravedad de su política exterior, y si existe reactivación de relaciones con Occidente hay que situarla en un contexto de independencia económica.La Unión Soviética, que a través del Partido Comunista argelino, semiclandestino, había optado en enero de 1979 por el, coronel Salali Yahiaui como sucesor de Bumedian, descubrió con sorpresa, semanas más tarde, que el Ejército argelino postulaba al coronel Chadli Benyedid, un desconocido en política.

Los soviéticos, a pesar de sus relaciones excelentes Con una parte de la oficialidad argelina formada en Leningrado, volvían a tropezar con el espectro del anticomunismo, vigente en Argelia como en el resto del mundo árabe, con rarísimas excepciones.

La primera visita de Chadli Benyedid a Moscú, en junio de 1981, rompía el equívoco de las relaciones especiales argelino-soviéticas, en las que creían muchos argelinos, durante el mandato de Huari Bumedian. Chadli Benyedid mantenía sus reservas hacia la intervención soviética en Afganistán, y, en contrapartida, los soviéticos advertían a la delegación argelina que, en caso de conflicto armado entre Argelia y Marruecos, Moscú suspendería sus envíos de piezas de repuesto al Ejército argelio para preservar la paz en la región norteafricana.

El tema del Sahara occidental no suscitaba tampoco ninguna toma de posición concreta, en favor del Polisario, por parte de los soviéticos.

Cooperació militar con la URSS

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Pese, a ello, en el campo de la cooperación militar, las relaciones entre Moscú y Argel han venido incrementándose. Para Argel, una razón en favor de ello es tener el convencimiento de que, tras el acceso de Ronald Reagan a la presidencia de Estados Unidos, la política de neutralidad que mantenía Jimmy Carter en el Magreb se ha visto sustancialmente modificada. Las presiones económicas de Estados Unidos sobre Argelia (en concreto, el rechazo a suscribir los acuerdos sobre el gas natural) han contribuido a crear un nuevo vacío entre Argel y Washington.

No ha sido fácil para el presidente Chadli defender su concepción del no alineamiento en el interior de un movimiento dividido entre quienes desean hacer de éste un aliado privilegiado de la Unión Soviética, como Vietnam y Cuba, y quienes estiman que las alianzas coyunturales con Estados Unidos (caso del Egipto de Mubarak) no alteran la sustancia ni la doctrina de esa tercera fuerza.

En ese sentido, Argelia cuenta con el respaldo de India y Yugoslavia, dos países cofundadores del movimiento, y el apoyo político de China, que no forma parte del mismo. El viaje de Chadli Benyedid a esos tres países, a finales de abril pasado, situaba las grandes líneas de la estrategia política argelina.

A la división del mundo en bloques antagonistas y a las repercusiones de la crisis económica mundial, los países del Tercer Mundo deben abordar su actual crisis de crecimiento y constituir una fuerza capaz de influir en la edificación de un nuevo orden económico internaciónal.

Para impulsar esa política, Chadli dispuso, en la figura del extinto ministro de Exteriores, Seddick Benyahia, de un hombre convencido de la necesidad de reactivar relaciones con Occidente y no comprometerse excesivamente con el bloque comunista.

ArtífÍce de la liberación de los 52 rehenes norteamericanos de Teherán, autor de una reconciliación espectacular entre Argelia y el Reino Unido de la que poco se habla, partidario de no profundizar el cáncer del Sahara occidental y deseoso de mejorar las relaciones con todos los países del Mediterráneo, Benyahia murió dramáticamente en mayo, cuando trataba de obtener un cese de las hostilidades entre Irak e Irán.

Su sustituto, Ahmed Taleb Ibrahimi, tiene con el predecesor la voluntad común de hacer de la diplomacia argelina un instrumento al servicio del desarrollo. La credibilidad de Argelia ante el resto del Tercer Mundo está supeditada a su propia aptitud de controlar su crecimiento económico y preservar la paz en la región magrebí.

De ahí que los dos grandes dilemas de hoy de la diplomacia de Argel sean poner fin al conflicto del Sahara, sin sacrificar de ninguna forma al Polisario, lo que significaría sacrificar los propios principios de la revolución argelina, y asentar sus relaciones con el mundo capaz de ayudar financiera y tecnológicamente a los países pobres.

El vacío creado en las relaciones con Estados Unidos, con todo, menos profundo de lo que aparece públicamente, se ha visto compensado por el aumento de la cooperación económica y política con la Francia socialista de François Mitterrand.

Washington y París

Cierto es que el presidente francés no coincide con los argelinos en una serie de temas, entre los que hay que citar a Israel y el pueblo palestino, pero en lo. que se refiere a las relaciones bilaterales y a la liquidación de los últimos problemas de orden colonial en Africa, París y Argel han consolidado sus puntos de vista.

La voluntad política a que hacen referencia Chadli y Mitterrand es presentada como un modelo de relaciones entre un país altamente industrializado de Occidente y una nación del Tercer Mundo en vías de desarrollo.

Argelia tiene necesidad de apoyos políticos en Occidente para concluir el viejo fantasma de su comunismo virulento, y al "sino tiempo necesita la tecnología del campo occidental para no depender excesivamente de la URSS.

Todo parece indicar que Francia va a jugar a fondo la carta de Argelia en el mundo árabe y el continente africano, a través de una coalición de intereses que difiere considerablemente de las fórmulas empleadas por Washington con su aliado marroquí o Moscú con su aliado sirio.

La ambición de llevar al terreno económico la independencia política alcanzada en 1962 es obsesiva. Chadli ha emplazado a sus interlocutores para que se cite un solo país del Tercer Mundo, con un sistema diferente al argelino, que haya conseguido un nivel de desarrollo económico y social superior al de Argelia.

En cuanto al expansionismo ideológico de la época Bumedian, Argel considera hoy que ni las revoluciones ni los conceptos nacidos de las experiencias nacionales, pueden ser exportables.

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