Música y humor en la nueva faceta de Atrium Musicae

Dentro de la programación extraordinaria Junio 82, el teatro Español ha presentado al conjunto Atrium Musicae de Madrid. Desde que, a mediados de los sesenta, Gregorio Paniagua comenzara las actividades de su grupo, especializado en música. antigua, ha conquistado muchos éxitos, tanto en actuaciones directas por muy diversos países como en el campo de la discografía internacional.La experiencia de ahora, conectada con las habituales dedicaciones del Atrium, es diferente: se trata de buscar una imagen humorística, desenfadada, viva, de los estilos tantas veces cultivados en serio. Experiencia, como es bien sabido, que no constituye novedad y que, en nuestros días, ha alcanzado niveles de perfección creativa en entidades como Les Luthiers.

El propósito de Panlagua, en una serie de páginas por él firmadas, se descubre ya en los títulos: Sinfonía para fósiles, op. 372, que comienza con un Finale y termina con una Obertura de capo y la Missa para una catedral inexistente, formaban la primera parte del programa. Por su torpe y elemental humor, verdaderamente fosilizado, por la pobreza de imaginación y la falta de exigencia, me parece que no constituye este repertorio materia de especial interés e incluso puede confundir a un público que se manifestó más aplaudidor al final de las actuaciones que celebrador de un ingenio escasamente atractivo.

Sinceramente pienso que no está dotado para el género y que podremos seguir aplaudiendo su labor en serio y la de sus colaboradores, entre los que figuran instrumentistas de verdadero mérito. Hace unos días me decía Goffredo Petrassi: "Los jóvenes tienen derecho a hacer todas sus experiencias y a expresarse del modo que se les antoje. Los demás también tenemos derecho a exigir calidad y aportaciones dignas de atención". Aunque Paniagua no sea ya extremadamente joven, me parece que pueden aplicársele las palabras del maestro italiano.