La Conferencia Internacional del Trabajo estudia hoy el 'apartheid'

La 68ª Conferencia Internacional del Trabajo dedicará el día de hoy exclusivamente al debate del apartheid, bajo la óptica de la salvaje discriminación que sufren los trabajadores negros en Suráfrica y a partir de un informe especial que sobre este problema ha sometido a la conferencia Francis Blanchard, director general de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

La participación de la delegación gubernamental española en la comisión del apartheid de la conferencia ha resultado la más esclarecedora de todas las de los países occidentales. Prueba de ello es que la comisión ha recogido casi en todos sus términos su espíritu.Por otra parte, una publicación de la Confederación de Organizaciones Sindicales Libres (CIOLS), Inversión en el apartheid, que ha circulado profusamente en la conferencia, demuestra el creciente aumento del comercio de ocho países con el régimen del apartheid, donde aparecen mencionadas tres empresas españolas, trasgrediendo múltiples recomendaciones internacionales.

La intervención española estimó que el informe de la OIT contiene datos interesantes, pero, al igual que otras delegaciones, lamenta "las excesivas fuentes surafricanas del informe y el escaso interés que ofrecen los cosméticos con que intenta disfrazarse el apartheid'.

Más adelante, el delegado español afirmó que casi todo el mundo está de acuerdo en que el apartheid es algo "monstruoso" y que cabe preguntarse "con la mayor ingenuidad" por qué cuatro millones de seres humanos que constituyen la población blanca de Suráfrica "pueden perpetuar durante años y años su abominable y absurdo sistema social". "Esta ingenua pregunta creo que merece una contestación", sostuvo el delegado, y presentó a la comisión una propuesta concreta que encontró una amplia y comentada acogida.

Propuesta española

En lo sustancial, España propone que el director general de la OIT prepare para el próximo año un nuevo informe en colaboración con la ONU y otras organizaciones internacionales y que éste "no se refiera para nada (como el actual) a la legislación surafricana y a los horrores del régimen del apartheid, que son de todos conocidos", sino que tendría que explicar minuciosamente quiénes y por qué medios permiten que se perpetúe el apartheid, que aplasta alrededor de veinte millones de "ciudadanos" negros en Suráfrica.No se trata de examinar -según la propuesta española- las diplomáticas respuestas de los Gobiernos ni los buenos deseos de los códigos de conducta, sino de saber con la mayor exactitud posible quiénes y cómo apoyan a cuatro millones de seres frente a la protesta de toda la humanidad.