Hoy comienzan en Ginebra las conversaciones para encontrar una salida a la crisis afgana

Treinta meses después de la entrada de las tropas soviéticas en Afganistán, las primeras negociaciones en busca de un arreglo político de la crisis afgana van a iníciarse hoy en Ginebra.

Bajo la mediación de Diego Cordovés, representante del secretario general de las Naciones Unidas, el ministro de Asuntos Exteriores de Pakistán, Shahabzada Yakob Jan, dialogará indirectamente con su colega afgano, Shah Mohamad Dhost.Irán, por su parte, que en un principio se había mostrado reticente a participar en estas conversaciones, encargó a su representante en Ginebra, Mohamad Jaffar Mahallati, que asista a estos contactos.

El éxito diplomático que constituye la celebración de estas negociaciones no va a implicar la certeza de que se alcancen acuerdos, según estiman los observadores en Islamabad. Ni las posiciones aparentemente irreconciliables de las partes ni la situación militar en la zona han evolucionado, según subrayan.

Los regímenes de Islamabad y de Teherán no reconocen al Gobierno de Kabul, cuya toma del poder, en diciembre de 1979, coincidió con la entrada en Afganistán de unos 100.000 soldados soviéticos. Las autoridades de Kabuljustifican esta llamada a un ejército extranjero "en el marco de un tratado en vigor" afgano-soviético y para afrontar una "guerra no declarada", con una dura condena a la ayuda que reciben los "rebeldes" musulmanes desde Irán y Pakistán.

La ausencia de la URSS y, sobre todo, de la guerrilla islámica de los contactos de Ginebra no permite prever un arreglo rápido y duradero del conflicto en esta fase de la negociación.

Algunas fuentes diplomáticas occidentales indican también que el Gobierno afgano y su aliado soviético han aceptado comprometerse en este nuevo proceso con miras únicamente al "reconocimiento internacional de hecho del régimen de Kabul", resultado que se conseguirá cualquiera que sea el desenlace de las conversaciones.

La intervención soviética en Afganistán no cesará, según asegura un diplomático de la URSS destacado en Islamabad, "mientras los objetivos de la revoIución de abril no hayan sido consolidados definitivamente", es decir, cuando el régimen marxista de Kabul pueda mantenerse en el poder por sus propios medios.

Los observadores que han visitado las zonas de Afganistán, en su mayor parte bajo el control de la guerrilla, consideran que el régimen de Kabul está todavía lejos de poder enfrentarse en solitario a la oposición guerrillera.

Por su parte, las organizaciones de la resistencia aféana han hecho saber que todo tipo de acuerdo concluido sin su participación "carecerá de todo valor", según han subrayado algunos de sus portavoces.