Francia congela parcialmente los precios y los salarios dentro de un plan global de mayor austeridad
Bloqueo parcial de precios y de salarios, y un triple esfuerzo solicitado a la nación son las medidas capitales del Gobierno francés, decididas ayer, con el fin de apoyar la devaluación del franco del5,74% (10% respecto al marco alemán), para conseguir a medio plazo rebajar la tasa de inflación sin aflojar la lucha contra el paro. La oposición política, como consecuencia de esta segunda depreciación en un año, pregona el fracaso de la política del poder socialista.
El presidente de la República, François Mitterrand, en compañía del primer, ministro, Pierre Mauroy, y de los ministros socioeconómicos, estableció ayer la política económica y social que debe caracterizar lo que en estos medios oficiales se denomina segunda fase de la acción gubernamental. En ningún momento en las esferas del poder se habla de austeridad o de cambio de la política de relanzamiento económico por la monetarista que practican los demás países industrializados. Unicamente se admite que se ha operado "un cambio de velocidad" y esto, según el primer ministro, Mauroy, ha sido forzado por dos razones decisivas: porque los demás países occidentales no han relanzado su economía y porque el poder giscardiano "nos legó una fuerte tasa de inflación".
Política de austeridad
El plan instrumentado ayer por las autoridades para luchar contra la inflación se funda en cuatro puntos: bloqueo de precios y de salarios (sólo los medios y los altos) durante cuatro meses; recorte del presupuesto de la nación en unos 25.000 millones de francos; reajuste de las cotizaciones para la Seguridad Social y el paro; rebaja de la creación monetaria, que pasará del 14% al 12%. Con la aplicación inmediata de estas medidas el Gobierno espera reducir la inflación a un 10% o menos para finales del año en curso.
El primer ministro, Mauroy, en un llamamiento solemne al país solicitó un triple esfuerzo para que se realicen los objetivos de su política: establecer los grandes equilibrios (inflación, déficit presupuestario, comercio exterior, etcétera), dinamizar la industria, y solidaridad y justicia. Mauroy, como el presidente la semana pasada y como el ministro de Economía, insiste en que no han cambiado de política y que su estrategia social y económica es la única que afronta a la vez a los dos males del mundo actual: inflación y paro.
La oposición conservadora liberal no lo entiende así. El ex presidente Valéry Giscard d'Estaing y los portavoces del chiraquismo valoran la nueva devaluación como una prueba de "la incapacidad flagrante del Gobierno para administrar a Francia".
Este viraje, o "cambio de velocidad" de la estrategia económica conlleva una dimensión específicamente política: los comunistas participantes en el Gobierno y la central sindical Confederación General de Trabajadores (la más potente del país), de tendencia comunista, de igual manera que una fracción del Partido Socialista (PS) ya han anticipado que se opondrían a cualquier medida de austeridad. El lema "que paguen los ricos" es el credo, según ellos, que debe guiar la acción gubernamental.
Tal como lo apuntan aquí todos los expertos, en el plano económico como en el político el Gobierno de Mitterrand, con esta segunda devaluación del franco, pone en juego una parte sustancial del crédito del "socialismo a la francesa".
El precio del éxito será una movilización total de las energías del país (patronal, sindicatos, sector nacionalizado) y que, por otra parte, la solidaridad solicitada por el Gobierno, hasta ahora deficiente, juegue a fondo. Cuando se palpen los resultados de esta segunda y decisiva etapa de la Administración socialista a finales del año en curso, Francia se encontrará en vísperas de las elecciones municipales, cita muy importante para el afianzamiento del poder.
Reacciones en Alemania e Italia
Por su parte, la República Federal de Alemania continúa confiando en su industria exportadora, a pesar de la revaluación del 4,25% del marco alemán decidida el sábado en la cumbre de ministros de Finanzas. Según el ministro alemán, Manfred Lahnstein, "la revaluación del marco no tendrá repercusiones negativas sobre el comercio exterior de la RFA. Además, concederá una margen de maniobra para abaratar los tipos de ¡Interés, todavía demasiado elevados".
En cuanto a Italia, que vio devaluar la lira un 2,75% dentro del Sistema Monetario Europeo (SME), se plantea, al igual que en Francia, la puesta en marcha de un programa de austeridad, anunciado en días pasados por el Gobierno. Dicho programa estará destinado primordialmente a contener el gasto público mediante el aumento de los impuestos indirectos y severas disposiciones contra los, evasores fiscales, informa Efe.
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