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El coronel Cassinello discrepa de la política antiterrorista desarrollada en España durante los últimos años

El coronel de Infantería de Estado Mayor, Andrés Cassinello, actual subdirector del Mando Unico para la Lucha Contraterrorista (MULC), piensa, -según se refleja en una ponencia por él redactada, cuyo texto fue entregado ayer a los medios de comunicación-, que la coordinación de los servicios policiales españoles contra este fenómeno constituye una utopía en la práctica y un objetivo técnico deseable, y asegura que la política desarrollada en España en los últimos años en este campo se ha caracterizado por "un ensayo continuo de nuevos planes y procedimientos, que se cambian apenas iniciados, y por el relevo incesante de hombres al frente de los puestos de más capacidad de decisión", postura de la que personalmente discrepa.

Este es uno de los argumentos que incluye Andrés Cassinello en la ponencia de trabajo, que mañana sábado será objeto de debate en el curso de un seminario sobre terrorismo internacional, que organiza estos días en Madrid el Instituto de Cuestiones Internacionales, entidad que se autodenomina como "privada e independiente, que se consagra al estudio de los problemas de paz" guerra, desarme, cambio social y económico en el sistema internacional".Dice Cassinello, en la ponencia que ha preparado para este seminario, que en la lucha contra ETA ha habido tres intentos de establecer una coordinación policial y añade que "han sido basados más en la necesidad de dar respuesta a un clima de ansiedad pública, producida por una esca lada terrorista, que como intento serio de recomponer la conducción de la lucha desde bases más racionales".

El primer intento, según este militar, se produjo en octubre de 1975, cuando se designó al general de división de la Guardia Civil Francisco García Laclaustra, hoy retirado, como delegado del ministro de la Gobernación para la dirección unitaria de los servi cios de orden publico en las tres provincias vascas y Navarra. "En enero siguiente", dice, "cesó dicho general en su cargo y desa pareció la función. De aquel mando único se ha ido heredan do el plan de barreamiento y control de carreteras, sin tener en cuenta la diferencia de efectivos disponibles".

El segundo intento se hizo, siempre a juicio de este militar, en la primavera de 1978, cuando fue nombrado delegado del Gobierno el subdirector general de Seguridad José Sainz, "superponiéndole la tercera función de jefe superior de Policía de Bilbao".

"La tercera fue la designación del general José Sáenz de Santa María como delegado especial del Gobierno para la seguridad", indica, "cuyas atribuciones, conferidas por decreto, eran las del mando, coordinación y apoyo logístico de los cuerpos y fuerzas de la Seguridad del Estado, y como misión especial, la dirección y planeamiento de la lucha antiterrorista."

Cassinello dice sobre este tercer intento que Ia verdad es que el general Sáenz de Santa María, pese a tantas atribuciones por decreto, mandó a la Policía Nacional, de la que era inspector; coordinó algo a la Guardia Civil, cuando sus criterios coincidían con los de su Dirección General, y fue orillado por todo el Cuerpo Superior de Policía. Más se consiguió a través de su trato humano que con su inexistente coordinación".

La creación del MULC, dirigido por el comisario general de Información Manuel Ballesteros, no la comenta este militar, aunque hace una breve referencia que resume diciendo que se trata de la "última experiencia, de cuyo funcionamiento no debo extenderme". Sin embargo, su opinión sobre la política desarrollada en los últimos años es mucho más concisa: "Si la lucha contra ETA se caracteriza por algo es por el ensayo continuo de nuevos planes y procedimientos, que se cambian apenas iniciados y por el relevo incesante de hombres alfrente de los puestos de más capacidad de decisión".

"En tres años ha habido", dice en la ponencia el coronel Cassinello, "cuatro directores generales de la Guardia Civil, tres ministros, tres directores de Seguridad, cuatro generales jefes de la V Zona de la Guardia Civil (País Vasco), cuatro jefes superiores de Policía de Bilbao y tres jefes de las comandancias de la Guardia Civil de San Sebastián y Bilbao. Una guerra larga ha de caracterizarse por la continuidad en la dirección y en el planeamiento, y la verdad es que en esta lucha la necesidad de los éxitos próximos nos ha llevado a prisas y a un continuo tejer y destejer".

Intervenciones de Monzón y Jáudenes

Este seminario se inició ayer y se clausurará mañana. Precisamente en la jornada inaugural intervinieron otros dos militares de Estado Mayor que, junto con Cassinello, participan como ponentes. El teniente coronel Manuel Fernández Monzón, ex jefe de la desaparecida Oficina de Información, Difusión y Relaciones Públicas del Ministerio de la Defensa, dijo que "los pecados que se achacan a los medios de comunicación en la acción psicológica antiterrorista corresponden en muchos casos a aquellas instituciones que, desde el ejercicio del poder, debieran haber formado y prevenido al ciudadano contra fenómenos como éste". Para Fernández Monzón, los terroristas buscan, en primer lugar, unos objetivos psicológicos como estrategia para alcanzar otros netamente políticos. "El terrorismo se organiza como un Estado que tiene como primera misión infundir miedo entre los ciudadanos para luego vender su seguridad", afirmó, "por lo que necesita,de los medios de comunicación para hacer patente su eficacia y existencia".Por su parte, el teniente coronel Juan Jáudenes, destinado en la Subsecretaría de Defensa, señaló que el recurso de utilizar a las Fuerzas Armadas contra el terrorismo no es deseable y sólo estaría justificado "en caso de estricta necesidad, con una gran dosis de oportunidad y en posesión de toda la información previa posible del problema".

Afirmó que las experiencias conocidas demuestran que en algunos casos, como el de Irlanda del Norte, la intervención militar había próducido un "equilibrio inestable, pero no una solución definitiva".

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