La sentencia
(...) La segunda es la esperanza de que todo el país, tanto los que consideran excesivas como quienes juzgan blandas las sentencias, sepan asumir y respetar unas resoluciones surgidas procesalmente de un tribunal legítimo. Cualquier polémica en la opinión pública sobre detalles menores no sería, creemos, sino una forma de poner en peligro la relación entre la sociedad civil y el estamento militar, relación crispada por quince meses de incertidumbre y de estúpidas provocaciones. (...)Es hora de que todos arrinconemos prejuicios, partidismos y resentimientos en aras del bien común y del respeto a la justicia. El golpe de Estado del 23 de febrero fue un indigno atentado contra la soberanía nacional, un atentado que vimos todos y cuya culpabilidad se sanciona hoy. Y hay que celebrar que sea la ley quien cierre definitivamente esta triste, inquietante página de nuestra historia colectiva. (...)
4 de junio
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