Manuel Pereira presenta en España 'El Ruso', su 'autobiografía de una generación de cubanos'
El Ruso, la segunda novela del joven escritor cubano Manuel Pereira, que ha aparecido bajo el sello de Alfaguara, cuenta la historia de un muchacho fascinado por el ideal revolucionario soviético, que usa enormes sobretodos en el contexto del clima tropical de La Habana y que se dirige en la lengua de Lenin a los sorprendidos camareros de la ciudad vieja. Es lo que Manuel Pereira calificó como "la sarampión" que su generación de niños alfabetizadores entusiasmados con la Cuba de Fidel sintieron en su adolescencia. Es un libro autobiográfico", dijo en el transcurso de la comida en que presentaba su libro; "pero, más que la biografía privada, que también está, su interés mayor está en que cuenta la de toda una generación: la mía".
Con su novela anterior, publicada hace un par de años en España y titulada El capitán Veneno, El Ruso mantiene "relaciones de tipo temático, pero no formal". Las dos, dijo Manuel Pereira, "forman parte de una tetralogía que contaría la historia de un cubano que nace en 1948", como él mismo, "y que se ocupan, en la primera, aún no escrita, de la infancia, incluido el triunfo de la revolución. Luego, la Campaña de Alfabetización, contada en El capitán Veneno: luego, ésta, y por fin, la que se titula El 231, que cuenta el servicio militar, y de la que ya llevo trescientos folios". La de infancia irá la última "porque la infancia debe quedar atrás, para verla mejor"."Curiosamente", dice, "cuando presenté El Ruso en La Habana, y expliqué que se trataba de la historia de un muchacho hijo de un viejo militante comunista en la crisis de 1962-1963, cuando él estudiaba la secundaria, se me acercó un chico y me dijo: 'Le tengo que confesar que el Ruso soy yo'. Bueno, pues yo también era el Ruso". Y ahí, en esa historia que termina porque el clima decide muchas cosas, por decirlo de manera literaria, y en esa generalidad del caso, es decir, de la ilusión y la desilusión posterior, encuentra Manuel Pereira la explicación de su éxito en Cuba.
"Esta es una novela de tesis; pero yo he tratado de que sea también un mentís a los que piensan que las novelas políticas tienen que ser secas y lineales, y que tienen que estar mal escritas. Yo creo que puede escribirse una historia política y tratar de que sea una novela de lenguaje. Eso es lo que yo he intentado, y en este sentido también se separa de la primera". A instancias de la mesa, Manuel Pereira reconoce "la herencia de Lezama Lima -con quien aprendí tanto en su casa, de sillón a sillón- y de Carpentier", y apunta, algo molesto, aunque siempre sonriente, ante las preguntas que hacen de él más un representante del Estado cubano que un escritor, que "nadie puede negar que en Cuba se está dando una apertura política muy importante en el terreno cultural. El síntoma más importante es la creación de un Ministerio de Cultura y la puesta al frente del mismo de Armando Hart, un hombre del Buró Político del partido, pero siempre en el mundo de la cultura. Pero también se están publicando libros que habían sido relegados o prohibidos anteriormente, como la obra de Antón Arrufat, Pablo Armando Fernández y otros".
Babelia
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