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El Festival de Teatro de Palma presenta, obras de Shakespeare y de Ramón Otero Pedrayo

Lindsay Kemp pone mañana en escena 'El sueño de una noche de verano'

Dentro del II Festival Internacional de Teatro, que se viene desarrollando en Palma de Mallorca desde el día 13, la pasada semana han presentado obras la compañía Luis Seoane, el Teatro de la Ribera y el grupo mallorquín Cucorba, tres corrientes dramáticas bien diferenciadas, como son el teatro de máscaras y sombras, la reivindicación feminista y la fábula mallorquina, respectivamente. Mañana presentará el británico Lindsay Kemp su montaje de El sueño de una noche de verano, de William Shakespeare, que será representado durante seis días en la Sala Magna del Auditorium de Palma. La misma compañías de Lindsay Kemp estrenó la pasada semana en el teatro Principal de Valencia El duende, basado en la obra de Federico García Lorca.

A casa das tres luas (La casa de las tres lunas), presentada en el festival por la compañía coruñesa de Luis Seoane, es un guión basado en textos del teatro de máscaras de Ramón Otero Pedrayo. Tres lunas, de la muerte, de la profanación y de la salvación, que coinciden con los tres actos del teatro antiguo, entre sombras, claroscuros y ancestros, que pasa inadvertido en sus diálogos a causa de la dificultad idiomática.No queda oculto el fondo dramático pero no esperpéntico de la densa narración, yuxtapuesta casi con la novela, a través del trágico triángulo amoroso; en la "lua da morte", que enfrenta a Rosalinda, enamorada del poeta, al hidalgo-doutor, padre guardián de honras juveniles, y a la madre, ancestral y aprensiva. La muerte de los cuatro sentencia el acto. La "lua da profanación" acelera el ritmo de la obra, con pretensiones de comedia y reivindicaciones carlistas: el clero, umbilicalmente unido, profana la tumba de Rosalinda, que resucita por culpa del guión. La "lua da salvación" recupera a los fallecidos, que danzan juntos en el Paraíso.

Manuel Lourenzo, ensamblador de las máscaras de Otero Pedrayo, consigue sorprender a un espectador duro para el teatro, como es el mallorquín.

La compañía estable de Aragón, Teatro de la Ribera, ha traído a Palma Desencuentros, montaje con más de quinientas representaciones que revalidan su categoría, de la mano de Pilar Laveaga, directora, actriz, guionista y adaptadora de los más de once textos que completan la obra.

Nos volvimos a subir al escenario los espectadores para, separados a cada lado por razón del sexo, contemplar en la calle de en medio las tiranías del macho y las servidumbres de la hembra, subyugada por aquél desde que el mundo da vueltas. Las veintidós secuencias escenificadas, sobre textos de García Lorca, Ibsen, Molière, Fassbinder, Tolstoy, etcétera, vienen a relatar constantes desamores y alejamientos de la pareja.

La privilegiada situación del espectador le permite observar el drama y, a la vez, las reacciones del sexo "contrario", ubicado en la grada de enfrente. Ello llena los tiempos muertos, entre cada "historia", hilvanadas todas a buen ritmo.

La aportación mallorquina al certamen, la pasada semana, corrió a cargo del grupo Cucorba, con La princesa embruixada, fábula del también mollorquín Janer Manila, veterano dramaturgo.

Cucorba, con cinco años de experiencia, hace un trabajo para el público infantil, que se inicia de esta mairiera en el género, consiguiendo una comunicación recíproca y fructífera.

Anoche inició su actuación el grupo mallorquín Jutipiris, con Els passadissos, y mañana estrena Lindsay Kemp el Sueño de una noche de verano, complementado con tres días de teatro en la calle, a cargo de Voltes Triptrup.

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