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Riccardo Campa: 'La cultura española siempre ha sido un filtro para Occidente'

Prepara un simposio internacional sobre el tema

Riccardo Campa, de 48 años, antiguo alumno del premio Nobel Erwin Schrodinger, es actualmente catedrático de Historia del Pensamiento Político en la Universidad de Nápoles. Autor de numerosos ensayos, colaboró con asiduidad en Revista de Occidente. Traductor de Sepúlveda, Vives, Suárez y Bartolomé de las Casas, su interés fundamental estriba en el estudio del papel de la cultura española en el marco de la cultura occidental. De ella afirma categóricamente que "ha hecho de filtro de todas las culturas del Mediterráneo, desde la griega a la islámica". Presidente del Comité Internacional de Estudios sobre la Sociedad Contemporánea, ha suscrito un convenio con la Universidad Menéndez y Pelayo para realizar, a finales de este año, un seminario en Italia donde se estudie ese papel preponderante de la cultura española, que abarca desde las escuelas de Toledo hasta hoy."A partir de la reforma luterana España quedó al margen del proceso racionalista que imperó en las culturas europeas. Y esta falta de influencia de la Reforma se convierte en un contragolpe en razón de un potencial cultural, que se traduce en una dramática sublevación de los recursos imaginativos y conceptuales del homo úniversalis superviviente de la Edad Media. Al considerar a España como un país oscurantista, se da el fenómeno del descubrimiento de la imaginación del hombre ibérico, de ese hombre universal que, preparado por el misticismo para las hazañas" del intelecto, tiende hacia los espacios hasta entonces desconocidos para añadirlos a su conciencia".

En esta disonancia, "el idioma español se presta más a una elaboración mental que se desvincula de los condicionamientos de los mass media tradicionales. Porque son los modernistas españoles los que dejan escapar la única ocasión -después del descubrimiento del Nuevo Mundo- para insertarse en la cultura occidental".

Largo destierro

Y al hablar de los intelectuales españoles es inevitable citar la etapa franquista, "que obliga a un largo destierro a muchos intelectuales, que tuvieron que adaptarse al modelo de los países donde se exiliaron. Es cuando la cultura española se inserta en la europea, en dejación de sus propias tendencias. Y está el caso de un Ortega, que afirma que hay que alemanizarse. Y yo me preguntó: ¿y por qué no al revés?".Para el profesor Campa las razones son sencillas: "Ha habido un proceso, no quisiera decir de inferioridad, pero sí de buscar zonas de influencia, que tiene sus causas en la supervaloración del papel del racionalismo europeo, del proceso de transformación industral que tiene su explicación en la filosofía pragmática que considera al hombre capaz de transformar la naturaleza en artificio. España no participó en este proceso que inventó una lengua idiomática que se alejaba de la cultura castellana".

Riccardo Campa piensa que la etapa franquista favoreció la posición de los intelectuales que estaban en contra de la cultura oficial, "que al sofocarles hasta la exasperación les obligó a romper esquemas y que llegó a una individualización que supuso el máximo de libertad". Piensa que ahora "existe una deformación cultural media, pero también existe en los universitarios un deseo de estar al día, hambrientos de conocer con profundidad suficiente la evolución de los procesos culturales y políticos a pesar de su escasa participación y de su lucha contra la cultura oficial".

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