Réplica al señor Ortiz-Arce
En relación con la nota enviada a EL PAIS del día 5, página 10, Puntualización sobre la Universidad Pontificia, por Antonio Ortiz-Arce, catedrático de Derecho Internacional de la Universidad de Salamanca, me permito hacer las siguientes observaciones, con agradecido ruego de publicación:1. La Universidad Pontificia no amenaza -término asombroso usado por un profesor de Derecho, no por nosotros- con la creación de un Instituto de Estudios Europeos y Derechos Humanos. Lo tiene ya jurídicamente determinado por las instancias de su junta de gobierno y comisión de universidades de la Conferencia Episcopal Española que, como persona jurídica, de acuerdo con la Constitución Española, tiene derecho a crear cualquier centro de enseñanza. Un profesor de Derecho no puede olvidar esto impunemente.
2. La Universidad Pontificia de Salamanca tiene varias facultades erigidas y funcionando, con reconocido prestigio, de acuerdo con un convenio entre la Santa Sede y el Estado español que el señor Ortiz-Arce califica de obsoleto. Nos maravilla que un profesor de Derecho Internacional otorgue tal designación a un convenio internacional que no sólo no há sido derogado, sino que permanece vigente con toda la fuerza de la ley.
3. Es intolerante que se niegue a la Universidad Pontificia patrocinar seriamente estudio alguno sobre tales organizaciones. La infraestructura para algo la decide, si puede tenerla, nuestra universidad, no el señor Ortiz-Arce, mal que le pese "el confesionalismo". Sepa él, de una vez para siempre, que el monopolio de la exclusividad para cualquier ciencia está definitivamente enterrado por la Constitución.
4. En ningún momento ha dado la Universidad Pontificia, sin rubor, "con evidente interés por la confusión y el engaño", la noticia del instituto, atribuyéndose la denominación indiscriminada de "Universidad de Salamanca" (véase EL PAIS de 21 de abril, página 27). Si el señor Ortiz-Arce mantiene esa afirmación injuriosa -contra ius- se procederá a un requerimiento ante tribunales. En el instituto, por lo dernás,colaborarán las personas que se estimen oportunas.
5. La existencia de tales centros en una universidad privada -Lovaina, universidad privada y confesional, tiene uno de los más prestigiosos- podrá preocupar, según el señor Ortiz-Arce, a las universidades públicas. Pero que sean éstas los únicos marcos adecuados en condiciones de rigor científico, de libertad y de tolerancia... es de nuevo una ofensa pública y monstruosa, impropia de un universitario. / Vicerrector de la Universidad Pontificia de Salamanca
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