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Getafe, totalmente paralizado ayer por la huelga general

La huelga general convocada ayer en Getafe en solidaridad con los trabajadores de Kelvinator y en contra del paro fue seguida prácticamente por la totalidad de la industria, el comercio y el resto de los servicios. La jornada se desarrolló en un clima de normalidad, salvo algunos incidentes provocados por la intervención de fuerzas de la Policía Nacional. Los secretarios generales de Madrid de UGT y CC OO anunciaron para los primeros días de junio un plan de movilizaciones, a nivel provincial, contra el paro y la crisis económica. A las siete de la tarde, 12.000 personas se concentraron en el centro de la ciudad. Fuenlabrada, Parla, Villaverde, Leganés y Móstoles, se solidarizaron con los trabajadores de Getafe.

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El miedo al paro

Ayer nadie pudo comprar el pan en Getafe, ni tabaco, ni realizar gestiones bancarias, ni acudir al médico, salvo caso de urgencia. Las empresas grandes y medianas -con la única excepción de Radiadores de Navarra, cuyos trabajadores, tras dos asambleas, se sumaron en grupos y progresivamente a la huelga- y la práctica totalidad de las pequeñas industrias secundaron con unanimidad casi absoluta el llamamiento de huelga general de las centrales CC OO, UGT y USO en solidaridad con los trabajadores de KeIvinator y en protesta por la grave situación de desempleo que sufre la ciudad.Las galerías de alimentación, el resto del comercio, la hostelería, las sucursales bancarias, el transporte, los funcionarios municipales y los colegios se sumaron a la convocatoria. Getafe era ayer una ciudad paralizada, pero no muerta.

En el ambulatorio de la Seguridad Social únicamente se atendieron las urgencias; en los colegios no hubo clase, pero se acogió a los alumnos que acudieron a las aulas; y en el Ayuntamiento, un pequeño retén de servicios mínimos y la Policía Municipal prestaron sus servicios. Los funcionarios de Correos y los empleados de la Telefónica, aunque expresaron su solidaridad con los parados, no se unieron al paro y, en ambos casos, argumentaron haber recibido presiones de sus direcciones respectivas.

Algunos incidentes.

A primeras horas de la mañana, los trabajadores de la mayoría de las industrias situadas en el término municipal de Getefe iniciaron el desalojo de las fábricas y se concentraron, en pequeños grupos, en las calles del centro de la ciudad. Los efectivos de la Policía Nacional, muy numerosos especialmente en la Plaza de la Constitución y en la plaza Palacios, intervinieron en diversas ocasiones, empleando botes de humo y pelotas de goma, contra los grupos de trabajadores que permanecían en actitud pacífica. En estos incidentes, tres personas resultaron contusionadas y otras cuatro fueron detenidas, aunque puestas en libertad antes de ser llevadas a Comisaría.

Algunos mandos de la Policía Nacional manifestaron que su misión era "que el personal circule" y "que la ciudad tenga su pulso normal". A las 10.30 horas, miembros de la policía irrumpieron en el local del PSOE-UGT y procedieron a su desalojo.

Ante las intervenciones policiales, calificadas de la "única nota negra de la jornada" por algunos líderes sindicales, se intentó gestionar la autorización de una concentración en el Polideportivo San Isidro, a las afueras de la ciudad, para celebrar una asamblea y evitar los enfrentamientos. Varias furgonetas de la policía que acudieron al lugar fueron recibidas con piedras por parte de un número reducido de personas. Los cristales de algunos coches estacionados a la entrada del polideportivo sufrieron los efectos de la intervención policial y de las pedradas contra ellos dirigidas. Los policías procedieron a disolver la concentración e impedir la asamblea.

Los allí reunidos, unas 6.000 personas -9.000 según la Policía Municipal- se dirigieron en manifestación hacia el centro de la ciudad. El alcalde de la ciudad, Jesús Prieto, gestionó con el gobernador civil de Madrid la retirada de las fuerzas policiales. Esta se produjo sobre las 12.15 horas: veinticuatro furgonetas policiales abandonaron el casco urbano en el que permanecieron los coches zeta, aunque sin hacer notoria su presencia.

A las 12.35 horas, cuando la manifestación transcurría por la avenida Juan de la Cierva, se produjo un conato de incidente ante la presencia de un autobús, de los que Getafe es un punto intermedio en su ruta, con ocho pasajeros a bordo. Los gritos de "esquirol" dirigidos al conductor y el intento de deshinchar sus ruedas fueron interrumpidos ante el gesto de una madre con dos niños, asustados y llorando, que permanecían en su interior.

Poco después, ante la oficina de empleo, unos manifestantes, al grito de "no sirven para nada" intentaron romper las cristaleras de su fachada, acción que fue recriminada e impedida por el grueso de los manifestantes. La manifestación -"Así se va a la huelga general", "Más trabajo, fuera policía"- discurrió por las calles céntricas de la ciudad.

Un autodenominado comando 23-F reivindicó ayer la colocación de tres bombas en los salones Diana, en la casa de la Juventud y en el local de CC OO. En los tres casos, se trató de falsas amenazas.

A las siete de la tarde, unas 12.000 personas se concentraron junto a la plaza Palacios, la popularmente denominada plaza roja. Asociaciones ciudadanas, organizaciones sindicales, agrupaciones de mujeres y de jóvenes, de pensionistas, trabajadores de otras empresas de la zona, y la asociación de afectados por el síndrome tóxico enviaron su solidaridad y su apoyo. Representantes de partidos y sindicatos -Nicolás Sartorius (PCE), Joaquín Leguina (PSOE), Marcelino Camacho (CC OO), entre otros estuvieron presentes junto con los alcaldes de la zona.

El ensayo general

Prácticamente todas las intervenciones (Fidel Alonso, de CC OO; Benjamín Castro, de UGT; Juan Ramón Rivero, de USO; Jesús Prieto, alcalde de Getafe) coincidieron en señalar que el problema, de Kelvinator era sólo el exponente de un problema generalizado, que Getafe era sólo el principio de una acción masiva a nivel provincial que preparan los sindicatos para los primeros días de junio.

"Los parados", dijo el representante de los trabajadores de KeIvinator al cerrar el acto, "continuarán mañana parados y los despidos nos esperan en la fábrica. Esto no soluciona el paro, pero hace que nuestro grito llegue a donde tiene que llegar".

Las centrales convocantes coincidieron en precisar que el protagonismo y la ejecución de la jornada de huelga general corresponde a los trabajadores representados en sus sindicatos. Calificaron de "intencionada" y "preconcebida" la actuación del gobernador civil" que "para desviar la atención, ha intentado presentar al alcalde como el eje y el responsable de: una acción que corresponde a los trabajadores".

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