Granada sucia
Vergüenza y decepción he sentido al volver a visitar Granada al cabo de diez años: el lamentable espectáculo de sus calles sucias, pero de suciedad vieja o mal recogida; sus caserones antiguos, cuyas ruinas más próximas a la vía pública ni si quiera están aisladas por una valla provisional, sirviendo de eterno basurero; sus monumentos, como el dedicado a Mariana Pineda, todo desteñido y sus jardincillos arrasados; ese Albaicín con montones de bolsas de basura, expuestas en pleno día entre perros y gatos sin amo y, como corolario, la. población sin escrúpulos tirando al suelo cuanto desecho le viene a bien (véase plaza de Bib Rambla, cuajada de papeles grasientos de churrería al final de un día festivo).He residido en ciudades del llamado mundo subdesarrollado donde lo bello coexiste con la miseria y el abandono, pero no recuerdo haberme entristecido tanto como en Granada por esta circunstancia. Si Granada es sinónimo de espiritualidad, así como patrimonio histórico y artístico de la humanidad (de los granadinos, sobre todo), habrá que llamar a la conciencia general para devolverle un marco digno de su renombre universal./
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