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Primera de la feria de San Isidro

Los tullidos: capítulo I

El capítulo primero de los veinticuatro en que se va a dividir esta feria tiene título: los inválidos. El temor es que ese título sirva a toda la novela, pues tal como viene el espectáculo de otras ferias y tal como se plantea en Madrid, es difícil abrigar mejores esperanzas. Puede ser una novela neorrealista, siniestra, llena de cojos, mancos, tullidos, pobres de pedir. El jorobado de Notre Dame también puede-aparecer por aquí. Una novela que requerirá paciente lectura y ánimo fuerte. Veremos qué ocurre, pues ánimo fuerte hay, pero paciencia, no. El público está harto. El público no soporta más toros inválidos.

Una enfermedad no descubierta

Plaza de Las Ventas

14 de mayo. Primer festejo de la feria de San Isidro.5 novillos de Hermanos Sampedro, muy bravos y nobles, pero terciados e inválidos. El sexto, de Francisco Rubio, devuelto por cojo; también el sobrero, de Martinez Elizondo, por el mismo motivo; el segundo sobrero, de Santos Galache, con trapío, muy bien armado y manejable. Juan Mora: Bajonazo que asoma, rueda de peones y descabello (palmas y saludos). Dos pinchazos, bajonazo, descabello y aviso (división y saludos). Manolo González. Pinchazo y estocada contraria (algunos pitos). Pinchazo, rueda de peones y cuatro descabellos (silencio). Pedro Castillo: Estocada caída y descabello (silencio). Estocada (oreja)

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El taurinismo insiste en que los toros se caen solos, en que nadie los debilita, en que una enfermedad misteriosa, ha infectado las ganaderías. ilueno, pues sí es así, llegó la hora de cerrar las plazas hasta que el problema esté resuelto. Cualquier cosa menos ánunciarle al público toros íntegros y cobrarle la entrada como si lo fueran, para ofrecerle deliberadamente el miserable espectáculo de los cojos, mancos, tullidos y pobres de pedir.Luego está el tópico propalado por el taurinísino de que el peso de las reses es causa de sus caídas. Pero resulta que no ocurre asi siempre, ni siquiera en la mayor parte de las ocasiones. No hay una relación directa demostrada entre caídas y peso, lo mismo que no la hay entre caídas y bravura, que es otra ocurrencia de taurinos para justificar lo injustificable.Precisamente el único novillo .que ayer soportó la lidia hasta el final resultó ser el más grande. El segundo sobrero, aunque era cojo como los siete ejemplares que le antecedieron, y aunque les doblaba en corpuleticia, embistió sin caerse y aportó la emoción necesaria para que la faena de Pedro Castillo tuviera importancia.

La ascendente labor del torero

La tuvo, en efecto, pues la acometida era enteriza y el torero aguantaba con valor la proximidad de los desarrollados y asitifinos pitones. El trasteo fue de menos a más. Castillo lo inició embarullado y terminó templando, hasta conseguir un par de series al natural de impecable horidura. Cuando el novillo estaba, dominado, lo tumbó patas arriba de un estoconazo instrumentado a ley y obtuvo el justo premio de la oreja.En el tercero, anémica criatura, había estado pesadísimo y ni siquiera tuvo habilidad para aprovechar la nobleza del animal. Este fue defecto común en-los tres espadas. La novillada de los hermanos Sampedro, si bien tullidita la pobre, salió encastada y brava. El primer ejemplar, bravísimo en todos los tercios, con una embestida su ave y larga en la que humillaba hasta arar el ruedo con el hocico, pudo haber sido de bandera.

Sólo le faltó fuerza. Le faltó también un torero que supiera subrayar esa bravura, y se complaciera en ello. Cuando, de tarde en tarde, aparece un toro así, el espectáculo es preciso que alcance su plenitud y debe dárselo un lidiador con vocación. No quiso serlo Juan Mora. Pendiente de su lucimiento personal, lanceó con gusto a la verónica y la faena de muleta, decorosa en líneas generalelas, tuvo acusados defectos de afectación y abuso del pico. Toreo puro, y arte, pedía aquél excepcional novillo, en lugar de eso. Al cuarto, también noble, Mora le aplicó un trasteo ase ' ado pero reiterativo e interminable.

Manolo González se coloca muy bien, cita ofreciendo el medio pecho y carga la suerte, como manda la tauromaquia, pero no puede con los novillos. No pudo ayer ni en su anterior actuación en Las Ventas. Quizá ha venido demasiado pronto a Madrid. Parte del público le expulsaba de la cátedra-,- lo cual quizá sea -excesivo. Se le suspende, pero debe tener otra oportunidad en septiembre.

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