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"La salida cultural del hombre de hoy es mística", según Salvador Pániker

Publica su obra 'Aproximación al origen'

"Mi posición es retroprogresiva, aunque sea difícil de entender", dice Salvador Pániker. "Pero creo que de poco va a servir el progreso técnico, en el que por otra parte nadie cree ya, si la sociedad posindustrial no recupera las ventajas de la vida cotidiana en las sociedades agrarias". Salvador Pániker acaba de publicar Aproximación al origen, una reflexión sobre este momento de la historia y la vida del hombre, particularmente el occidental, en que, a su modo de ver, del desencanto posterior a la desvelación del misterio final del hombre por la crítica, debe surgir una mística especial, lúcida y lúdica. El libro fue presentado ayer por José Luis Aranguren y Carlos Gurméndez en la galería Juana Mordó.

Salvador Pániker es de sobras conocido como pensador y como editor apasionado. El introdujo en la España del último franquismo lo que llama "la fiesta de los sesenta", es decir, el pensamiento contracultural y orientalista de los jóvenes americanos de entonces. También publicó a algunos contraculturales españoles, y él mismo señala el Manifiesto Subnormal de Manolo Vázquez Montalbán, o los primeros libros de Luis Carandell. Y su libro de ahora, Aproximación al origen, tiene un cierto sabor a las preguntas de ese momento, e incluso a las respuestas, si todo eso se pasa por veinte años muy particulares, un poco deprimentes, completamente desencantadores en el sentido más estricto de la palabra."Después de la crítica marxista, sicoanalítica, positivista y sobre todo estructuralista", dice Salvador Pániker, "cada uno de nosotros ha quedado explicado: es como una especie de títere que sabe cuáles son sus hilos: infraestructura y superestructura, motivaciones, inconsciente estructurado como lenguaje... Cabe preguntarse qué queda después de quitar todo eso. Rubert de Ventós habla del yo residual. Yo digo que no queda nada. Y ese es el gran secreto: esa nada final, que yo prefiero llamar margen. En esa nada está la posibilidad de expresividad, de que cada uno encuentre su propio secreto, el secreto que le explica en su individualidad".

Naturalmente, la nada como lo que constituye el yo es bastante dura para la gente acostumbrada a sentir sujetos trascendentes. "Yo creo que ahora nadie cree en nada, y esto da un resultado doble: por una parte, esta es la era de la depresión, el mal de nuestro tiempo, fruto de la imposible creencia y del sistema que no funciona y cuyas contradicciones andan sueltas. Por otra, la lucidez del hombre que puede creer en nada. Yo pienso que de esa lucidez puede surgir una nueva mística, la del que vive su propio secreto sin intermediarios, la del que escapa del caos simbólico contemporáneo para ver fluir imparable el presente".

"Nuevo animal humano"

Para Salvador Pániker el objetivo sería "vivir la realidad no disociada", pero sólo es posible para un "nuevo tipo de animal humano", "que cambie la conciencia moral por lo que yo llamo conciencia ecológica", una conciencia que sustituya el fundamento en la culpa por otro, basado en el cosmos como sistema de relaciones, de funcionamiento "casi cibernético". Este tema es tan complejo como los otros, y la discusión surge, "La conciencia de la cociencia", dice Pániker, "desemboca siempre en razonamientos paradojales. De hecho todas las ciencias desembocan en la paradoja, del tipo yo soy un mentiroso -que, como a la vista está, su sola formulación se niega a sí misma. Es decir, dan a un callejón sin salida. La salida sería", dice, "la recuperación de una inocencia posracional, poslúdica, postedípica". Y para que no quepan dudas, insiste: "No me pongo de espaldas, sino a favor del logos, que, para mí es mucho más apasionante que el mito, sobre todo dado que el mito ya está desmitificado, explicado. Se trata del Tao, y concretamente el wuwei, la vida no disociada, sin vender nada".

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