El ministro español explicara al secretario general de la ONU la oferta de mediación española en la crisis de las Malvinas

El ministro de Asuntos Exteriores, José Pedro Pérez-Llorca, se entrevista hoy con el secretario general de las Naciones Unidas, Javier Pérez de Cuéllar, con el fin de exponer al alto funcionado internacional la grave preocupación de¡ Gobierno español ante la escalada del conflicto de las Malvinas y, posiblemente, para ofrecer la mediación de España en la crisis entre Argentina y el Reino Unido.

Pérez-Llorca adelantó su viaje a Estados Unidos un día, con el fin de celebrar esta reunión con el peruano Pérez de Cuéllar, antes de continuar viaje a Washington y Costa Rica. En la capital norteamericana, el jefe de la diplomacia española mantendrá conversaciones con el secretario de Estado, Alexander Haig, y el jueves continuará viaje a Costa Rica para asistir a la toma de posesión del presidente electo, Luis Alberto Monge.A su llegada a Nueva York, el ministro dijo que "España no está en una actividad de mediación" aunque "sí traemos algunas ideas", pero insistió en que no existe una actividad mediadora por parte de España en el conflicto, informa Ramón Vilaró.

En relación con Gibraltar, el ministro agregó que "a corto plazo no va a ser favorable" porque "España ya ha indicado que las situaciones de fuerza no son válidas, pero tampoco la obstinación". Preguntado por si la pertenencia de España a la Alianza Atlántica (OTAN) habría condicionado el voto a favor de las tesis argentinas en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, el ministro opinó que "la presencia de España en la Alianza Atlántica servirá para que esta tenga una visión más profunda de Latinoamérica".

Fuentes dignas de crédito han informado a EL PAIS que Pérez-Llorca está dispuesto a reiterar ante Pérez de Cuéllar la oferta realizada hace unos diez o doce días por el Gobierno de Madrid de mediar en la crisis. Este ofrecimiento fue realizado en firme ante las autoridades argentinas, al mismo tiempo que se hacía llegar de forma oficiosa a oídos británicos.

Sin embargo, es muy dudoso que Londres considere a España un mediador válido en el conflicto, especialmente a raíz de la nota oficial hecha pública por el Gobierno español el pasado sábado, en la que se calificaba de "grave escalada" del conflicto el bombardeo británico de Puerto Argentino, y se advertía al Reino Unido del "grave error histórico" que podía cometer. La declaración española, recibida con entusiasmo en Buenos Aires, decantaba por primera. vez la posición del Gobierno de Madrid hacia la postura argentina, quizá presionado por la opinión pública y la reacción unánime de Latinoamérica hacia Buenos Aires.

España se encuentra en una encrucijada en el tema de las Malvinas, al verse obligada a escoger entre la solidaridad europea, de un lado, y su tradicional política de amistad con los pueblos de habla hispana. Para complicar todavía más las cosas, el Gobierno español tiene pendiente en este filo de la navaja que tiene que recorrer un tercer tema, la negociación con el Reino Unido sobre el contencioso de Gibraltar, que, como, todo tema de descolonización, tiene connotaciones muy similares al de las Malvinas.

En la Comunidad Económica Europea, en la Alianza Atlántica y en el seno del Consejo de Europa se ha visto claramente en las últimas semanas que la posición española no coincide en 16 más mínimo con la adoptada por el resto de los países europeos en la crisis del Atlántico sur. España no comparte con el resto de los países europeos la aplicación de sanciones económicas a Argentina, y se ha distanciado en Estrasburgo de una resolución unilateralmente condenatoria de la República del Plata, aprobada por la Asamblea del Parlamento Europeo.