Un gran cubo de hormigón blanco simbolizará, en la Castellana, la Ley Fundamental española

El arquitecto Miguel Angel Ruiz Larrea, de Madrid, ha obtenido el primer premio en el concurso convocado por la Diputación Provincial para la construcción de un monumento a la Constitución española. El jurado, que durante tres días ha estudiado los 114 proyectos presentados, ha estado integrado por los escultores Eduardo Chillida y Pablo Serrano; el pintor Lucio Muñoz, el arquitecto Francisco Javier Sáenz de Oiza y el crítico de arte Julián Gallego. El primer premio está dotado con un millón, y el segundo, con medio millón de pesetas. Este segundo ha correspondido al matrimonio madrileño formado por los arquitectos María Luisa López Sardá y José Carlos Velasco López.

El escultor Pablo Serrano señaló, en el acto de apertura de las plicas celebrado en la Diputación, que se trataba de seleccionar un elemento plástico adecuado al sentido que tiene la Constitución, un elemento que debería ser abierto, una figura geométrica pura.Eduardo Chillida dijo a su vez que es posible un replanteamiento de la zona a efectos de tráfico rodado. El monumento se elevará en el parque de Bellas Artes, al lado del monumento a Isabel la Católica, no lejos de la estatua ecuestre del anterior jefe del Estado erigida ante el Ministerio de Transportes.

Ruiz Larrea, que ayer se ocultó celosamente y no pudo ser localizado, ha explicado en unas líneas al margen de sus bocetos, en un lenguaje imaginativo, que se trata de "un cubo -piedra fundamental- de hormigón blanco de 7,75 metros de lado cuyo núcleo está constituído por otro cubo vacío a la medida del hombre. Este cubo vacío se expande -faro, crucero- en todas las direcciones a través del primero, y en él se cruzan las escalinatas que elevan al cielo los caminos horizontales."

El escultor ha buscado ofrecer a los madrileños una representación tangible y palpable de la Constitución: Pretende que se instale en un cruce de caminos peatonales para que cualquiera pueda pasar a su través, recorrerlo. Este enorme cubo se asimila a la imagen de una gran cavidad maternal, de la Constitución, que otorga a sus hijos un nuevo espíritu de convivencia. En suma, parece pretenderse que quien se introduzca en este gran cubo comprenda el simbolismo de su movimiento.

Pablo Serrano manifestó una vez concluído el acto de selección del ganador del concurso que se habían llevado a cabo estudios incluso a cargo de químicos con el fin de medir el efecto posible de la contaminación sobre los materiales a emplear en la construcción del monumento. Uno de los atractivos de este certamen es que, según la cláusula R de las bases, el autor de la obra premiada tendrá derecho a dirigir los trabajos de construcción, además de estampar su nombre en un lugar destacado del monumento. Ruiz Larrea dice que, "por su naturaleza, el monumento no puede ser colocado en medio de un río de vehículos en movimiento, desde los cuales solamente sería contemplado cuando los semáforos estuvieran rojos".

El concurso se ha celebrado en condiciones de absoluta seriedad, y así lo ha visto también el equipo que se ha alzado con el segundo premio. Para María Luisa López Sardá, no cabía imaginar un jurado más selecto para un concurso de estas características. La mayoría de los 114 artistas que han seguido la convocatoria de la Diputación, correspondiente a una decisión adoptada por la Corporación el 15 de septiembre pasado, lo han hecho según parece más por lo que representa este monumento que por el interés crematístico del premio, muy reducido. Las bases del concurso se redactaron de acuerdo con las normas aprobadas por la Unesco para este tipo de certámenes artísticos, y la impermeabilidad de los miembros del jurado a todo tipo de sugerencias favoritistas ha sido notoria. Maquetas y planos han estado expuestos al público desde el pasado día 21. La Diputación correrá con los gastos, pero se abrirá también una suscripción popular.