La primera ministra británica considera llegada la hora de las armas si Argentina no da marcha atrás
"Si las tropas argentinas no se retiran, no nos queda otra alternativa que la de acogernos a nuestro derecho de defensa propia" es decir, a usar la fuerza, declaró ayer la primera ministra británica Margaret Thatcher ante una Cámara de los Comunes nerviosa por la entrada en vigor, hoy al mediodía, del bloque total británico de las islas Malvinas. "La clave de la paz está en manos argentinas y la responsabilidad es suya" manifestó Thatcher aclarando que es Buenos Aires quien debía contestar primero a la propuesta del secretario de Estado norteamericano, Alexander Haig.
La ocupación argentina de las islas Malvinas entra hoy en su cuarta semana. El Gobierno británico sigue insistiendo en la búsqueda de una solución diplomática, pero el titular del Foreigri Office, Francis Pym, señaló al cerrar el cuarto debate sobre esta crisis en la Cámara de los Comunes que Londres no puede transigir sobre la soberanía de las islas. "Las posibilidades de un acuerdo no son alentadoras," concluyó Pym.Los grandes rasgos de lo discutido con Haig, según Pym contemplan una inmediata retirada argentina de las islas, a las que podría llegar paralelamente tropas británicas. Se crearía una administración provisional británica, aunque Londres está dispuesto, si se mantiene este principio, a ser flexible en este punto. Finalmente, el estatuto de las islas en cualquier negociación futura tendría que ser aprobado por los habitantes.
"Las propuestas de Haíg son complejas y difíciles" dijo Margaret Thatcher, Ilevan los elementos de un compromiso. Pero es Argentina la que comenzó esta agresión y debería ser ella la primera en contestar". Oficialmente, señaló ayer el Foreing Office, "nadie nos ha pedido una respuesta a estas propuestas formales, que están siendo estudiadas".
"Las propuestas", sin embargo, "tienen unos aspectos inaceptables para nosotros", declaró ayer una fuente oficiosa muy próxima a Margaret Thatcher en una conversación con periodistas extranjeros. "Somos pesimistas", señaló. ¿Y si los argentinos aceptaran este plan, cuyos detalles, según Thatcher, serán pronto dados a conocer por Haig?. "No hablemos de hipótesis" contestó. Según esta misma fuente, Haig habría planteado un ultimátum a Buenos Aires sobre este plan. El plazo concluiría esta madrugada.
Thatcher, enardecida por el éxito logrado el pasado domingo con la recuperación de las Georgias del Sur, parece haber parado, muy momentáneamente, para mandar y templar al toro. "Nuestra respuesta militar ha sido medida y controlada", señaló, explicando los diversos casos que se habían dado. El último es la imposición de una zona de exclusión total, que entrará en vigor hoy a las 13.00 (hora en Madrid, madrugada en las Malvinas) con la que Ias fuerzas de ocupación argentinas quedarán totalmente aisladas".
Hay ambiente de guerra. En Liverpool ha aumentado espectacularmente el número de solicitudes para entrar en los infantes de marina. Los británicos se muestran seguros de sí mismos.
Según las encuestas de opinión, la estatura política de Margaret Thatcher está creciendo.
Una encuesta realizada por el prestigioso instituto Mori, publicada ayer por The Times, y realizada tras la recuperación de Georgia del Sur, muestra que un 44% de los encuestados están satisfechos con Margaret Thatcher, es decir, nueve puntos más que antes. Los conservadores se han puesto a la cabeza (40%) de la opinión pública, seguido de los laboristas (31%) y de la alianza liberal- socialdemócrata (27%).
El comandante del destacamento británico, almirante John Woodward, también ha cambiado de opinión. Si días atrás señalaba que la. recuperación de las islas sería "un paseo", el miércoles por la noche decía ya que esta campaña "será larga y sangrienta" apelando a una solución negociada.
Según la fuente antes citada, el almirante está capacitado para tomar por sí solo la decisión de hundir un buque argentino. Para el almirante el mayor peligro reside en que Argentina logre reagrupar sus fuerzas individuales en una unidad combinada.
Sobre estas declaraciones del almirante se apoyó ayer el líder laborista Michael Foot. Volvió a pedir la intervención del secretario general de la ONU "es imperativo evitar una escalada del conflicto". Pym no se negó a ir a Nueva York si de algo sirviera este viaje. Pero para Thatcher, "ya tenemos el mediador más poderoso, Mr. Haig... La ONU no tiene el poder de hacer cumplir sus propias resoluciones".
En Londres, por otra parte, no ha sido bien acogida la abstención española en el Consejo de Europa destacada por la BBC.
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