García Abril estrena una elegía en homenaje a Celibidache

Termina la Orquesta Nacional su ciclo de abono, aunque no sus actividades en el teatro Real, ya que durante el mes de mayo están programados varios conciertos extraordinarios: cuatro, dirigidos por López Cobos, con la Novena Sinfonía, de Beethoven (6, 7, 8 y 9), y dos dedicados a la música española, que coinciden con las fiestas de San Isidro, dirigidos por José María Cervera (días 14 y 27), para interpretar páginas de Arriaga, Julio Gómez, Joaquín Turina, Manuel de Falla, Llácer Pla, Joaquín Rodrigo y Enrique Granados. Serán solistas el pianista Joaquín Parra, en el Concierto lírico, de Gómez, y el guitarrista Gabriel Estrellas, en el Concierto de Aranjuez, de Rodrigo.Uno de los maestros titulares de la Sinfónica de Radiotelevisión Española, Enrique García Asensio, tuvo a su cargo el programa de la presente semana. Junto a La consagración de la primavera, de Stravinsky, pudimos escuchar al violinista Rony Rogof en el Concierto número 3, de Mozart, y el estreno de Celibidacheana, elegía para orquesta, de Antón García Abril.

El compositor turolense multiplica estas semanas sus actividades: elegido académico de la de San Fernando, triunfador con una excelente partitura cinematográfica para la serie Ramón y Cajal, su cantata infantil Amores acaba de editarse en discos en versión de fa Orquesta y Coro de Radiotelevisión Española, dirigidos por Odón Alonso. Ahora nos sorprende con esta Celibidacheana, escrita por encargo de la ONE y dedicada al gran director Sergiu Celibidache, tan admirado por tirios y troyanos, o, lo que es lo mismo, por vanguardistas, como Bernaola y Prieto, y por tradicionalistas, como Ernesto Halffter y García Abril.

Que la dedicación adopte el carácter de elegía es algo que no entiendo demasiado, por mucho que el concepto se utilice en sentido lato, pues de su origen funeral siempre quedó a lo elegíaco un tono de tristeza que suele ir unido a acentos afectivos marcadamente líricos, como es el caso de la pieza de García Abril.