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Primer aniversario del síndrome tóxico

Toda una legión de espontáneos taumaturgos

La epidemia del síndrome tóxico registrada en España hace un año, rodeada aún hoy por una nebulosa de dudas, ha revestido caracteres de auténtica peste, con sus connotaciones esotéricas, de temor a ese algo desconocido que mata a las personas. Desde tres meses después de producirse la primera víctima, cuando ya se adivinaba que el camino a recorrer hasta encontrar la solución sería largo y lleno de contradicciones, comenzaron a llover sobre la redacción de EL PAIS innumerables espontáneos ofreciendo su remedio.

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Llevados en ocasiones por una profunda convicción de la fiabilidad de sus conocimientos, por un desmedido amor al prójimo que sufre, por una desbocada megalomanía que necesitaba letra impresa para empapar alucinaciones o por una mezcla de todo ello; desde las respetables técnicas de homeópatas y acupunturistas hasta las muy de moda tesis de naturistas y macrobióticos, pasando por brujos, curanderos e inventores, este periódico, como muchos otros medios de comunicación, ha registra do el movimiento de la gente ante un fenómeno que parece haber superado todas sus cotas de interés, escepticismo, indignación o ternura.El criterio que ha conducido a no publicar estas teorías, fórmulas y súplicas se ha fundamentado en la necesidad de no sembrar más duda entre una amplia población afectada y otra, todavía mayor, en riesgo. Ofrecemos aquí tres colaboraciones enviadas a EL PAIS: desde una fórmula tradicional alemana contra el mal de hígado hasta el extracto de un importante trabajo de dos inmunólogos holandeses.

Receta contra el mal de hígado

Guenter Stoertz, vecino de Amweiler, en la RFA, escribió el 18 de enero de 1982 a EL PAIS para ofrecer una antigua receta alemana contra los males de hígado, por si ello pudiera ayudar a los afectados por el síndrome tóxico. La receta es la siguiente: geranium, 50 gramos; clavo, 50 gramos; coriandria, 50 gramos; orégano, 50 gramos; salvia, 100 gramos; enebro, 100 gramos, e hisopo, 100 gramos. Todo esto se mezcla, una vez machacado, con un litro de alcohol de 70 grados y se deja macerar durante catorce días. Hay que tomar cinco gotas de este brebaje puro o ligeramente mezclado con un poco de agua diez veces al día, con intervalos de una hora. El tiempo recomendado de tratamiento es de cuatro semanas, salvo que el enfermo esté realmente grave.

Acupuntura desde Australia

Teresia Haselbauer es una alemana afincada en Melbourne (Australia), que el dia 19 de noviembre de 1981 escribió a EL PAIS para ofrecer sus servicios, como acupunturista. La señora Haselbauer ,hizo todo tipo de esfuerzos por ponerse en contacto con la prensa española a través de un argentino residente en Melbourne que trabaja en una emisora de radio. Finalmente, tras conseguir la dirección de este diario, escribía a las "víctimas afectadas por el consumo de aceite comestible adulterado". Al dirigirse a esta "querida gente", Teresa Haelbauer expone que desde que comenzó a leer información sobre la tragedia trató de ponerse en contacto con las autoridades sanitarias españolas. "Soy acupunturista y me he especializado en el campo de la inmunopatología e intoxicaciones, fundamentalmente desde que sufrí un fallo renal hace diez años". La acupunturista pide, en definitiva, que alguien pague su billete de venida a España y el alojamiento durante un tiempo que no especifica, "ya que no puedo decir desde aquí durante cuánto tiempo serán necesarios mis servicios". La señora Ha

Toda una legión de expontaneos taumaturgos

selbauer ofrece tratamiento gratuito a los pacientes de la colza, no sólo para salvar sus vidas, sino para devolverles la salud perdida, en lo cual confía plenamente. El tratamiento, en principio, tendría al menos una duración de tres meses. Teresia Haselbauer finaliza su carta "rogando a Dios para que nos encontremos pronto".Experiencias inmanológicas

Los doctores holandeses Evert H. Van Elven y Johanna G. Van Heertus pueden ser ejemplo del interés suscitado por el síndrome en el mundo científico internacional. Esta enfermedad es la primera vez que se registra entre seres humanos y ello es un aliciente para muchos de los que trabajan en la cúspide de la investigación. Los dos inmunólogos enviaron una amplia memoria a las autoridades sanitarias españolas, de la que EL PAIS recibió un resumen en noviembre.

"Respecto de la pregunta de cómo puede haberse disparado una respuesta autoinmunológica en los pacientes afectados por el síndrome tóxico, se han sugerido tres interesantes posibilidades alternativas. La posibilidad de que los propios antígenos del cuerpo hayan sido modificados de tal forma que no sean tolerados por el sistema de inmunidad es, en nuestra opinión, muy interesante.".

"En los últimos años hemos trabajado sobre la reacción graft versus host (injerto contra huésped) (GVHR) en animales de laboratorio. Las lesiones patológicas resultantes de la aplicación de la GVHR ofrecen una fascinante variedad, que incluye esplenomegalia, raquitismo, diarrea, linfoadenopatías inmunoblásticas, dermatitis, angiogénesis, formación de auto anticuerpos, periartritis, supresión de la inmunidad y de la eritropoyesis (formación de glóbulos rojos). La complicación generalmente mas conocida de la GVHR (graft versus host reaction) es la enfermedad en la que los receptores presentan los siguientes síntomas: diarrea, anemia, supresión de la inmunidad e hipogammaglobulinemia. Todas las enfermedades mencionadas se encontraron inducidas en las células T (células del timo) del donante contra el complejo mayor de histocompatibilidad (MHC), en los antígenos del receptor".

"A través de la ayuda de algunas personas hemos recibido información más detallada sobre los síntomas de los enfermos del sínrome tóxico en la segunda fase de la enfermedad. Entre estos síntomas se encuentran la pérdida de peso, anemia, caída del cabello, inflamación de los ojos, diarrea, fiebre, dolores musculares y algunas veces formación de autoanticuerpos. Por lo que hemos podido observar, estos síntomas son muy parecidos a los de los ratones enfermos de raquitismo por haberse lo inducido mediante la GVHR, aunque no hemos apreciado caída de pelo entre los ratones".

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