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Los procesados en el 'caso Moro' vuelven a la sala del juicio

Juan Arias

Los implicados en el llamado proceso Moro, han vuelto a ptesentarse en la sala de audiencias, que había quedado vacía incluso de periodistas cuando el miércoles habían decidido, como protesta, no entrar en ella. La Prensa llegó a escribir, "si (los impIicados) continúan con su actitud de no presentarse, el proceso Moro se ha acabado". Mientras tanto, en Milán, fue detenido ayer otro de los dirigentes de las Brigadas Rojas, Francesco Lo Bianco.La respuesta de los terroristas fue inmediata. Los encausados volvieron a presentarse para decir, iñcluso gritando, como hizo Mario Moretti, el implicado número uno, que "la guerrilla no ha sido derrotada" "Nosotros estaremos aquí presentes porque la guerrilla tiene aún que decir muchas cosas y porque nosotros representa mos a la guerrilla".

Sus frases fueron coreada por Luca Nicolotti: "Queréis hacer el proceso sin nosotros Tenéis miedo de las Brigada Rojas. Tenéis miedo de escuchar nuestra verdad sobre e caso Moro. Pero no lograréis impedir que hablemos. No podréis amordazar la voz de la verdad". Y lo cierto es que el presldente del tribunal les dejó hablar a todos con sus voces exaltadas, sin rechistar, con inmensa paciencia.

Más bochornosa fue la escena, propia de un zoológico, del asedio de fotógrafos y periodistas a los presuntos asesinos del líder democristiano durante la media hora de prolegómenos, mientras se iban colocando en sus respectivas jaulas. Era una sinfonía increíble de voces, preguntas, gritos, amenazas, declaraciones, insultos y gestos de todo tipo. Y todo sin que el imponente sistema de orden público pudiera impedirlo.

Está claro que los acusados no quieran dejar pasar la ocasíón de este proceso para poder fabricar públicamente su tribuna política e intentar convertir el juicio en una caja de resonancia para su agresiva, y a veces histérica, publicidad. Pero la vista no durará menos de seis meses, y en la tercera audiencia se advierten los síntomas de cansancio y aburrimiento. Se acabaron las colas de espectadores y cada vez hay más asientos vacíos en la gran sala.

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