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Los dirigentes iraníes, dispuestos a diezmar la conspiración

Casi toda la oposición a la actual dirección iraní, y por primera vez una destacada figura de la jerarquía religiosa chiíta, está involucrada en una conspiración para hacerse con el poder tras asesinar al ayatollah Jomeini, máxima autoridad religiosa del país. Esta conspiración es la más grave a la que ha tenido que enfrentarse la joven República islámica.La difusión por la televisión iraní, el lunes por la noche, a una hora de gran audiencia, de la confesión por el ex ministro de Asuntos Exteriores Sadegh Ghotbzadeh de un participación en un compló contra el régimen islámico, ha sido generalmente interpretada como el deseo de las autoridades de Teherán de llegar hasta las últimas consecuencias.

Esta retransmisión televisiva pone también de relieve la voluntad de las autoridades, reiterada estos últimos días por el presidente de la República, hoyatoleslam Alí Jameini, de garantizar la sucesión sin problemas del guía de la revolución, Jomeini.

Por primera vez desde la instauración, en febrero de 1979, de la República Islámica de Iráan, un dignatario religioso, el ayatollah Charlat Madari, número dos de la jerarquía chiita está implicado en una conspiración que preveía cometer el crimen supremo, consistente en asesinar a Jomeini.

Ghotbzadeh afirmó que, según sus intermediarios, el dirigente religíoso estaba al corriente del compló. Las oficinas de Chariat Madari en la ciudad santa de Qom, situadas a 160 kilómetros al sur de Teherán, fueron ocupadas el pasado viernes por el pueblo, y sus guardaespaldas, desarmados. Su cuñado ha sido también detenido.

El ayatollah Chariat Madari, generalmente considerado como un reformista moderado, permanece desde algún tiempo apartado de la vida pública en Qom, ciudad en la que se retiró a vivir en 1979, cuando se hicieron páblicas sus divergencias con Jorrieini sobre la primacia del jefe espiritual en la vida política.

Por aquellas fechas se produjeron sangrientos enfrentamientos en Tabriz entre los militantes del Partido del Pueblo Musulmán, que apoyaban a Chariat Madari, y los Guardianes de la Revolución, que dependen dlel poder central. Tabriz es la capital de la provincia de Azerbaiyán Oriental, de habla turca, y de la que Chariat Madari es el jefe espiritual.La investigación, hecha pública por las autoridades el 10 de abril pasado con el anuncio de la detención de Ghotbzadeh, compañero de exilio del ayatollah Jomeini, pone de relieve la implicación en el compló de redes de origen muy diverso, según el presidente de los tribunales revolucionarios del Ejército, hoyatolesham Mohammadi Reychahri.El "Grupo para la salvación de la Revolución iraní", al cual pertenecería Ghotbzadeh, aunque no sea su principal dirigente, mantendría relaciones con "monárquicos, poseedores de bombas y falsos religiosos". Una red de nacionalistas moderados también está implicada, según Reychahri, y sostiene contactos con la CIA, Israel y "socialistas franceses".

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