El partido socialista obtiene la presidencia del Gobierno asturiano con el apoyo de los comunistas
Rafael Fernández, candidato del PSOE, fue elegido ayer por la Junta General del Principado como presidente del Consejo de Gobierno de Asturias, con los 31 votos de su partido y de los comunistas. Votaron en contra UCD, AP y el único miembro del grupo mixto, que en total sumaron veintiséis votos por la ausencia de un diputado regional centrista. La coalición acordada por los dos partidos de izquierda en la mañana de ayer rompió el acuerdo del bloque UCD-AP.
La dirección del PCA sólo se decidió a dar su aceptación a la única cartera ofrecida por el PSOE -la de transportes-' cuando llegó al convencimiento, en la madrugada de ayer, de que los socialistas estaban decididos a pasar a la oposición antes que a formular una nueva propuesta a los comunistas.La nota más destacada de la sesión de la Junta General del Principado o Parlamento, celebrada en la tarde de ayer en Oviedo, fue la intervención del candidato centrista a la presidencia, Emilio García-Pumarino, procedente del sector socialdémocrata de Francisco Fernández Ordóñez, quien enfatizó la formación de un gobierno social-comunista en Asturias que pone de manifiesto, en su opinión, que el PSOE y el PCE se ponen siempre de acuerdo en las cuestiones clave. Recordó que Rafael Fernández había firmado que no presidiría un gobierno de izquierda con los comunistas "ni de lejos", y agregó que UCD colaborará con el gobierno en la política de puesta en marcha de la autonomía y en la defensa de los intereses de Asturias, aunque, dijo, estará siempre enfrente de ella porque, en el fondo, conduce a la inestabilidad. Jesús Sanjurjo, portavoz socialista, comparó la intervención de García-Pumarino con un artículo publicado ayer sobre esta misma cuestión por El Alcázar diario que hubo de ser secuestrado, añadió, en la noche del 23 de febrero de 1981.
Por su parte, Gerardo Iglesias, del PCA, señaló que hubiera preferido un programa socialista de Gobierno más comprometido con los intereses de Asturias, y agregó que los comunístas votaban al PSOE por Asturias, para conseguir un gobierno de izquierda y un gobierno con un respaldo parlamentario suficiente.
Revés para la dirección federal
El cambio de actitud del Partído Comunista de Asturias (PCA) al aceptar la oferta del PSOE de entrar en el Gobierno autonómico de izquierda de Asturias con una sola cartera, después del rotundo rechazo dado a la misma en la tarde del miércoles, supone un serio revés par las ejecutivas federal y regional de¡ partido socialista, que hasta el último rnomento se opusieron a la formación de un ejecutivo de ízquierda con los comunistas en Asturias, invocando el elevado coste electoral que esta coalición tendrá para su partido en el conjunto de España.
En esta línea, la ejecutiva se apresuró a insertar en la Prensa asturiana de ayer un comunicado en el que calificaba de chantaje inaceptable la respuesta del PCA, al exigir, en su última contrapropuesta, dos carteras.
La negativa dada el míércoles por los comunistas a la oferta socialista parecía lógica dentro de su estrategia dirigida a obtener mayores contrapartidas, de la misma manera que también es comprensible su aceptación, al final, porque la simple entrada del PCA en el Gobierno satisface la pretensión de Santíago Carrillo de salir de la alcantarilla, según la versión de Peridis.
Al aceptar un Gobierno con participación comunista, el PSOE reconoce de hecho -en la línea buscada por Carrillo- la legitimidad democrática del PCE, justamente en un momento en que la dirección estatal socialista pretendía acentuar la frontera de separación de ambos partidos con la finalidad de atraer un importante contingente de votos situados en posiciones moderadas.
El resultado de este complejo proceso de elección del Gobierno del Principado de Asturias impide, por una parte, el triunfo del bloque UCD-AP, que estaría en minoría en la junta general o Parlamento, pero supone también una severa desobediencia del comité regional del PSOE, órgano máximo de dirección del partido en Asturias entre congresos a la ejecutiva federal, cuya desidia ante la gravedad de la situación creada en Asturias ha recibido fuertes críticas incluso entre los sectores las oficialistas.
De hecho, la gran derrotada con la oferta socialista y la acepción del PCA ha sido la comisión ejecutiva federal del partido socialista, que envió a Oviedo, el mismo día en que iba a reunirse el comité regional, a María Izquierdo y a José María Maravall, en un intento inútil, "porque ya estaba convencida" de explicar a la ejecutiva regional la política de Estado de¡ PSOE, que aconsejaba evitar la formación de un Gobierno de izquierda con los comunistas en Asturias;.
Después de escuchar los argumentos de Izquierdo y Maravall, la ejecutiva asturiana acudió a la reunión del comité regional, organismo en el que tiene una participación reducida un sector crítico que propugna desde hace tiempo la formación de un Gobierno de izquierda con los comunistas. Sin embargo, la abrumadora derrota sufrida por la propuesta de la ejecutiva asturiana, que está de acuerdo con las tesis de la federal, no partió, obviamente, de los ciíticos, sino del sindicato de obreros mineros (SOMA-UGT), cuya influencia ha sído decisiva en los últimos congresos del PSOE por su considerable influencia en la militancia socialista de las cuencas mineras.
El SOMA, cuyo secretario general, José Angel Fernández Villa, es miembro de las ejecutivas regional y federal del PSOE, defendió ante sus compañeros de Madrid la ofbrta de una cartera a los comunistas, corno mal menor, en una operación dirigida a arrebatar desde dentro del sector oficial, la bandera del Gobierno de la izquierda a los críticos, con la finalidad de devolver la iniciativa a la dirección socialista asturiana, que se sentía acosada por una operación tenaza protagonizada por UCD, partido que básíucamente pretendía conseguir el abrazo de socialistas y comunistas en el Gobierno con fines electorales, y por el PCA, que trataba de lograr las mayores contrapartidas posibles a sus votos.
Incluso destacados líderes del SOMA deseaban el rechazo de la oferta socialista para denunciar ante la opinión pública el supuesto interés del PCA en deteriorar al PSOE, aunque con ello resultara un Gobierno UCD. Sin embargo, la respuesta final del PCA favorece la estrategia de UCD, dirigida a salpicar la imagen pública de Rafael Fernández, cuya creciente aceptación entre los poderes fácticos de la región como presidente del consejo regional, del que formaron parte los cuatro partidos durante la preautonomía, quedara frenada a partir de ahora, al pasar a presidir un Gobierno de izquierda.
La rivalidad existente entre el SOMA y la mayoría de la dirección ugetista asturiana ha jugado también un papel, nada despreciable, en este proceso. Tanto el PCA como CC OO han tratado siempre de llevar la iniciativa de la izquierda en Asturias, pese a ser el PSOE el partido más votado en cuantas elecciones se celebraron en esta región.
El SOMA decidió apoyar la eiitrada de un comunista en el Gobierno autonómico, según uno de sus dirigentes, para impedir que la decepción que inevitablemente produciría la pérdida del citado Gobíerno, condujera a un impoirtante sector de la militancia hacia posiciones próximas a la izquierda socialista, con la consiguiente desestabilización interna del partido.
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