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Crítica:TEATRO / 'MACUNAIMA'
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Gracia visual

Macunaíma es una novela famosa del modernista brasileño Mario de Andrade. Como novela, como película después, ha dado la vuelta al mundo. La versión teatral que ahora se representa en Madrid lleva más de cuatro años, ha aparecido en los grandes festivales, y el grupo que la interpreta lleva el mismo nombre de la obra.Es como una Odisea burlesca: su héroe -Macunaíma, al que vemos nacer y morir- hace su largo viaje por selvas y ciudades, encuentra monstruos, encantadoras, gigantes, amazonas, aliados y adversarios: pasa por todo sin perder una inocencia, una ingenuidad y una vitalidad sencilla que se demuestra, sobre todo, en un erotismo sin límites, por el cual puede perder riqueza, honores, trono, dinero y hasta la inmortalidad y la eterna juventud.

Macunaíma

Sobre la novela de Mario de Andrade. Adaptación teatral de Jacques Thierot y grupo Pau Brasil.Grupo de teatro Macunaíma, de Brasil. Director: Antunes Filho. Estreno, Centro Cultural de la Villa de Madrid, 14-4-82 (11 Festival Internacional de Teatro de Madrid).

La versión teatral es una obra de director. La aventura, el lenguaje, se traducen sobre todo en imágenes teatrales, en sensaciones plásticas. Obras característica para festivales y giras, donde el idioma pone unas barreras muy difíciles de superar -incluso para españoles, a pesar de la aparente proximidad del lenguaje- y se confía el éxito al espectáculo.

Además de un gran actor, como el que interpreta al héroe, hay un conjunto de finos y ágiles cuerpos -afortunadamente muy visibles-; la acción es casi siem pre suave -a pesar de la violen cia teórica de algunas situacio nes- y la plástica está siempre lograda. Se utilizan materiales senciIlos -el papel de periódico es un elemento primordial- y se produce la magia visual.

El director Antunes Filho ha ganado premios en el mundo por esta obra: se los merece. A pesar de que la representación dura unas tres horas y media -son cuatro actos- y la barrera del lenguaje es considerable, el público sigue con interés visual lo que sucede en el escenario.

En el estreno hubo ovaciones muy sinceras, gritos de entusiasmo y público puesto en pie. Si alguien no tiene la paciencia suficiente como para resistir todo el espectáculo, los actos segundo y tercero son los más recomendables. Pero es mejor ver la obra entera. Los profesionales del teatro encontrarán en ella una lección que no se deben perder.

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