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La reactivación económica y el empleo, hipotecados a los altos tipos de interés a corto plazo

La atonía económica y el desempleo continuarán aumentando mientras los tipos de interés a corto plazo continúen altos en España. Esta situación favorece el desplazamiento de importantes volúmenes de dinero del mercado de capitales a los mercados monetarios, lo que supone la detracción de importantes recursos a la inversión. No obstante "tanto el Banco de España como la banca privada, por razones diferentes, están contribuyendo a que los tipos de interés a corto plazo continúen altos", según ha declarado Iñigo Tornos, experto en temas monetarios y financieros , asesor de la Administración y Premio Nacional de Economía.

El diferencial entre los tipos de interés de la peseta y el dólar a tres meses, en los mercados de Nueva York y del eurodólar de Londres (Véase el cuadro adjunto), pone de manifiesto esta situación. A ella contribuye el Banco de España, según Tornos, que precisa elevar los tipos de interés para hacer frente a las acuciantes necesidades de financiación del déficit público y para mejorar la financiación de la economía vía balanza de capitales. También contribuye la banca privada, según el citado experto, que busca en los altos tipos a corto una defensa ante el encarecimiento de los pasivos y frente a operaciones fallidas. Por ello, la banca está intentando mantener los tipos, aún a costa de reducir el mercado, frente a una demanda del crédito muy debilitada.La elevación de los tipos de interés es un problema generalizado en el mundo, pero en nuestro país aparece con características propias. El incremento de los tipos en Estados Unidos, dado el peso de este país en el concierto de la economía internacional, repercute en todo el mundo.

El caso español

El caso español se agrava por el fuerte endeudamiento externo de nuestras empresas en 1978 y 1979, consecuencia de las restricciones créditicias para reducir la inflación; y por el que se produce en años posteriores como consecuencia de un diferencial de tipos de interés que propicia el recurso al crédito exterior, que es mucho más barato que el interno. Esto repercute en una mayor dependencia de nuestro sistema de las oscilaciones de los tipos de interés en los mercados internacionales.Esto no quiere decir que el sistema financiero español esté tan incrustado como el francés o el alemán en el sistema financiero internacional, pero el fuerte endeudamiento de nuestro país viene a equipararnos a aquellas naciones en cuanto a influencia de las variaciones en los tipos de interés norteamericanos. Y ello se produce pese a la menor transparencia de nuestro sistema financiero.

Esta situación ha llevado al Banco de España a reducir el diferencial peseta-dólar y a compaginar esta política con la de estabilización de los tipos monetarios. En otras palabras, la peseta ha seguido al dólar en las subidas, pero no en las bajas.

La política Reagan

Las presiones de la Administración Reagan para que la Reserva Federal, que es independiente del ejecutivo, baje algo los tipos de interés y aumente la liquidez no están surtiendo efecto. El problema se plantea al no poder combinar a largo plazo la reducción de impuestos con el fuerte aumento de gastos militares, sin un incremento considerable del déficit. Déficit que no se puede financiar de forma aceptable si los tipos a largo y corto plazo permanecen altos. Sí la Reserva Federal accediese a las presiones de la Administración Reagan aumentaría la liquidez y se dispararía la inflación.Al márgen de que la reducción de la inflación fué para Ronald Reagan, durante la campaña electoral previa a su acceso a la presidencia, objetivo prioritario de su política económica, el problema se ha planteado -a juicio de los expertos- porque se creyó erróneamente que la disminución de impuestos se traduciría automáticamente en una reactivación de la actividad económica y en consecuencia en una mayor recaudación fiscal.

De ahí que no parece factible, siempre según Iñigo Tornos, el que los tipos de interés en Estados Unidos bajen a corto o medio plazo.

Los tipos de interés en España, en consecuencia, tienden al alza tanto por motivos externos como por motivos internos (política del Banco del España para contener el crecimiento de las magnitudes monetarias). No obstante, en los últimos meses, la Iarga y profunda caída en la demanda de crédito ha provocado una ligera tendencia a suavizar los tipos de interés en los mercados crediticios, junto con una mayor moderación del Banco de España a seguir al alza el incremento de tipos de interés en Estados Unidos.

Los tipos de interés altos suponen claramente dos efectos negativos para la financiación e inversión de las empresas: 1º) debilitan la demanda de créditos; y 2 º) provocan un escaso crecimiento de activos bursátiles, lo que obliga a las empresas a aumentar la rentabilidad de las nuevas emisiones de renta fija y variable. Todo ello dificulta la financiación a largo plazo para las empresas.

La reducción de los tipos de interés es la única forma de recuperar la demanda de crédito y en consecuencia la inversión, según el citado experto.

Reducir los tipos

Los tipos de interés a corto plazo, según lñigo Tornos, pueden y deben bajar pese a la situación internacional. Para ello el Banco de España debería renunciar a utilizar la reducción de los diferenciales de interés para compensar la caída del tipo de cambio. Esto produciría una disminución de las reservas, que desde el punto de vista de control monetario contrarrestaría el aumento del déficit público.El Banco de España, no obstante, perdería cotas de seguridad al perder divisas y reduciría por ello sus beneficios. Las reservas del banco central no se mantienen ociosas -apunta Tornos- ya que se reinvierten en el mercado de eurodólares dónde se obtienen jugosas primas por colocación y altos tipos de interés.

También bajarían los tipos de interés a corto, siempre según el citado experto, si el sector público en vez de recurrir a la financiación mediante bonos del Tesoro en mercados monetarios (que son estrechos y con altos tipos de interés), se decide a captar financiación en los mercados bursátiles. Y no sólo con las emisiones de deuda a largo plazo, sino también con las de deuda a corto. Siempre que estas emisiones estén distribuídas uniformemente a lo largo del año y sus títulos sean lo más bajos posibles (ésto favorece el mercado secundario).

Naturalmente, este proceso de desintermediación del mercado monetario, según Tornos, reduciría los beneficios de la banca y las cajas de ahorro; "pero pueden permitirselo a la vista de los resultados que han obtenido en los últimos años".

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