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11.000 personas visitaron ayer en el Pradola exposición 'El Greco de Toledo'.

Más de 10.000 personas -ayer fueron 11.000- acuden, diariamente, a visitar la gran exposición El Greco de Toledo, inaugurada el pasado día 2 de abril en las salas del Museo del Prado de Madrid. El éxito de esta muestra, tenida como la segunda gran recuperación en lo que va de siglo del pintor cretense asentado en Toledo, es tan clamoroso que, en opinión del director de la primera pinacoteca nacional, "la están visitando más que al Guernica de Picasso". "El museo, estos días, no está visitado, está invadido", explica Federico Sopeña. En la muestra se advierten lamentables ejemplos de abandono en la conservación de alguno de los cuadros, hecho dramático en el caso del San Sebastian procedente de la catedral de Palencia.

Ayer, a la una de la tarde, cuando todavía quedaban cinco horas de jornada, los contadores automáticos del museo habían contabilizado 6.000 visitantes y el domingo pasado, en las mismas horas, la cifra llegó a los 7.000, "con gran estupor de todos", por utilizar la expresión de uno de los vigilantes.Al mismo tiempo, el exterior de la pinacoteca nacional es un reguero de personas que guardan cola o pasean por los jardines, frente a las estatuas de Goya y de Velázquez, o contemplan cómo los equipos de televisión extranjeros, ayer unojaponés y otro italiano, en días pasados de otros muchos países, filman exteriores.

Aunque se ha doblado la vigilancia en las dos salas que ocupan los 66 cuadros de la exposición, 34 de los cuales son propiedad del Museo del Prado, es difícil ver unas pinturas de las carácterísticas de las del Greco, en general de gran tamaño, en esas circunstancias. Se ha doblado la vigilancia y se han instalado barraguardas para evitar que el visitante se acerque al cuadro. "Pero la gente tiene un comportamiento exquisito", asegura Federico Sopeña, para quien "las grandes colas son, de por sí, un hecho de cultura y tánto más lo será cuanto niás silenciosa sea la contemplación".

Se han agotado ya los catálogos de la exposición, magníficos de presentación y contenido, impresos en la República Federal de Alemania y vendidos a 1.000 pesetas la unidad. Sólo entre el viernes y el sábado pasados fueron despachados 2.000, además de innumerables carteles. El propio director del museo ha tenido que entrega el suyo al Nuncio del Vaticano monseñor Inocenti, en tanto llegan los nuevos ejemplares. Para el 10 de junio, cuando se dé por cerrada la exposición en Madrid para trasladarla a tres ciudades norteamericanas (Washington, Toledo de Ohio y Dallas), se habrán vendido unos 40.000 catálogos.

Todos estos datos, sin embargo, no acallan la preocupación por el deterioro de alguno de los 66 cuadros presentes en la muestra, la mitad procedentes de colecciones extranjeras. La dirección de Museo señala que entre los mejo restaurados se encuentran los de su propiedad. Pero hay uno que hace clamar por su deficiente esta do de conservación: el San Sebastián, que procede de la sacristía de la catedral de Palencia. Además de muy afectado en su colorido, el lienzo tiene raspaduras y hasta cortes en la tela. Del resto, sólo en algunos procedentes del extranjero puede hablarse de deterioro en la pureza del color original. Este hecho y la aparatosidad de lo traslados de una pintura de esta categoría son las preocupaciones que hay que apuntar al margen de la satisfacción que se desprende del éxito de la exposición.

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