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Las discrepancias en el seno de la coalición gubernamental ponen en peligro al Gobierno portugués

Los problemas internos de la coalición gubernamental portuguesa de centro derecha están comprometiendo cada vez más la estabilidad del Gobierno de Francisco Pinto Baisemão.

Los socialistas portugueses consideran que los incidentes ocurridos el miércoles en el Parlamento a raíz de la presentación de una moción de censura por parte de los comunistas serían suficientes para justificar la dimisión del primer ministro, pero el presidente Antonio Ramalho Eanes no parece dispuesto a ceder a las presiones de la oposición socialista y comunista.Los trabajos de la comisión parlamentaria de revisión constitucional bloqueados durante cerca de dos meses se han reanudado esta semana y existen ahora buenas probabilidades de que la discusión pueda iniciarse en el pleno del Congreso a principios de mayo.

Eanes, que recibió ayer a una delegación del Partido Socialista presidida por Marlo Soares y el presidente democristiano del Parlamento, ha dejado entender que los partidos políticos, y más concretamente los de la mayoría, deben encontrar soluciones para la crisis política ahora abierta. De esto van a tratar los tres líderes de la coalición gubernamental Alianza Democrática después de la reunión de varios centenares de cuadros políticos de los tres partidos celebrada ayer en Lisboa.

Los desacuerdos y rivalidades entre los dos mayores partidos de Alianza Democrática, el socialdemócrata y el democristiano, así como los problemas internos de cada uno de ellos, vienen de lejos y son incluso anteriores a la llegada de Balsemão al poder.

La intención del jefe del Gobierno era rebajar la importancia de la oposición comunista y dar a los socialistas el trato de único interlocutor del Gobierno. Esta estrategia terminó por producir los resultados opuestos. Por primera vez desde hace mucho tiempo, socialistas y comunistas se unieron contra lo que calificaron de insulto al Parlamento.

El grupo democristiano, alegando no haber sido informado de las intenciones del Gobierno, se disoció del primer ministro, dejando a los socialdemócratas enfrentarse solos a la oposición.

Los dos partidos se acusan de querer romper el acuerdo firmado para mantener la coalición hasta 1984, y muchos son los que piensan que podrán presentarse separadamente a las próximas elecciones legislativas. Estas podrían convocarse anticipadamente después de la revisión de la Constitución, como desean los socialistas.

Lo más peligroso para el Gobierno es la tentación que existe dentro de Alianza Democrática de responsabilizar al primer ministro de todos los problemas que han surgido entre la mayoría. Vuelve a hablarse de un cambio de Gobierno y tal vez de primer ministro para los próximos días.

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