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La represión y el amor

La cuestión está en la lucha entre la castidad y el amor como toda la vida. La diosa Diana es una represora e incluso, en lenguaje de hoy, una feminista radical, además de dueña de los bosques y de sus animales. Sus ninfas eran indudablemente castigadas si tenían alguna indulgencia en ese sentido; y, con ellas, sus amantes. Una figura bastante actual. La historieta que escribió Da Ponte -el libretista de Mozart: el de Don Juan, el de Cossi fan tutte...-, para el entonces famoso y hoy olvidado Martín y Soler relataba, naturalmente, la derrota de Diana, vencida por Amor; en sí misma y en sus ardientes y desesperadas ninfas.Los escritores recurrían a la mitología para presentar unas costumbres que con personajes de su tiempo y lugar no les hubieran sido toleradas: hasta Calderón lo hizo así, y en sus obras mitológicas se observa una mayor soltura que en las que podríamos llamar costumbristas o religiosas. Todo esto se resumía en algo que decían nuestros abuelos: "En italiano y con, música / gana mucho la moral", dístico con el que se expresaba que lo prohibido o censurable se veía sin problemas en la ópera. En este Arbol de Diana se institucionaliza, incluso, un ménage à quatre -tres ninfas y un pastor- entre los sonidos gloriosos de -un himno al amor.

Más información
'El árbol de Diana' o el triunfo de un soldado

José Luis Alonso es un maestro en dirigir comedias. Esta ópera giocosa es una comedia, y José Luis Alonso la domina, dentro de lo que permiten las condiciones de la ópera: escasez de ensayos, una acción siempre en tiempo lento -por servidumbre a la partitura- y unos cantantes que ponen siempre más empeño, como es lógico, en su voz que en su actuación, aunque algunos demuestren que es compatible: como Carlos Chausson, en el gracioso, o como Dominique Lebrun en Amor.

En comparación con lo usual, en esta dirección de escena hay mucho más movimiento y mucho más teatro.

Carlos Cytrinowski ha hecho una escenografía alegre, divertida, que responde a la claridad y al juego; ha considerado la obra -y puede hacerlo- como una magia, con sus efectos especiales propios. Todo ello hace un conjunto grato de ver.

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