Profesor y alumna

Una breve variante del mito de Pigmalión, del nudo y conflicto entre creador y criatura: amable y con un final no excesivamente doloroso.Es la historia de un profesor de universidad -una universidad de tercera, muy abierta y muy tolerante- y de una alumna que le llega desde la incultura y la clase social inferior pero con el estímulo de querer "saberlo todo".

El juego de los personajes

El profesor es un fracasado en su empeño literario -quiso ser poeta- y en su vida privada; tiende al alcohol y al escepticismo.La alumna es vital, agresiva -en el buen sentido de la palabra-, libre y decidida.

Se adivina todo lo demás: va adquiriendo cultura, profundidad en sus estudios, una manera nueva de ver la vida. Y el profesor va adquiriendo el característico amor por ella.

Situación única. Y diálogo entre sólo dos personajes.

Enrique Llovet ha hecho muy bien, como es habitual en él, su labor de adaptador, nada fácil puesto que se trataba de adecuar al castellano modismos, frases de ingenio y referencias del idioma inglés y para ingleses, pero sin perder el ambiente británico.

María José Goyanes y Jesús Puente mantienen bien la situación: trabajan con vivacidad y con eficacia, encabalgan sus frases, interpretan sus personajes con buenos recursos profesionales.

No consiguen evitar, sin embargo, una cierta monotonía de la situación única y final consabido.

Sin duda, la honestidad del autor no ha querido que la gradación del cambio de personalidad de Rita sea demasiado rápido, y la primera parte, por lo menos, se hace demasiado larga.

Cansa también la escenografía y el decorado: es feo. La dirección de Manolo Collado tiene la virtud de ser invisible.