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El proceso po la rebelión militar del 23 de febrero

Torres Rojas atribuye a Juste responsabilidad en los hechos que ocurrieron el 23 de febrero en la Acorazada

El general de división Luis Torres Rojas, gobernador militar de La Coruña el 23 de febrero, para quien el fiscal pide una pena de veinte años, se sometió ayer al interrogatorio del fiscal y de los abogados en la vista del juicio que se ha instruido contra los 33 procesados por su implicación en el intento de golpe. El general, antes de ocupar la mesa destinada a los acusados se cuadró y saludó militarmente al tribunal que le va a juzgar. En sus declaraciones, Torres Rojas vuelve una y otra vez sobre el papel desempeñado la tarde del 23 de febrero en la División Acorazada Brunete 1 por el general Juste, de quien llega a afirmar que "aceptó, con total responsabilidad, las instrucciones que Pardo Zancada traía de Valencia". En otro momento de su interrogatorio, el general procesado confiesa que vino a Madrid ese día "para participar en las operaciones", aunque declara que no tenía una misión definida.

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Inició su declaración Torres Rojas 1 afirmando que los mandos que había en la División Acoraza el 23-17 eran, en líneas generales, los mismos que él tuvo cuando mandó la unidad, con la importante excepción del general Juste. Afirmó que conocía al coronel San Martín y al comandante Pardo Zancada, de los que hizo grandes elogios, y al general Armada, con el que, sin embargo, no coincidió en ningún destino. Dijo que no conocía a Ibañez Inglés ni a Mas Oliver. Recordó que conoció a Tejero cuando éste e Inestrillas cumplían un arresto en la Brigada Paracaidista de Alealá de Henares, que él mandaba, por su participación en la Operación Galaxia. Volvió a ver al teniente coronel procesado el 18 de enero de 198 1, en la reunión de la calle del general Cabrera de Madrid, en la que, según las conclusiones del fiscal, se preparó el asalto al Congreso.A preguntas del fiscal, Torres Rojas aseguró que no sabía que Tejero pertenecía a un grupo violento y que no oyó hablar ni del "grupo de los coroneles" ni del "grupo de los tenientes coroneles". Dijo que tuvo conocimiento de la "solución Armada" porque se la expuso Milans y que ni conocía personalmente a Carrés, ni sabía que pertenecía al grupo de Tejero.

En torno a la reunión de la calle del general Cabrera, Torres Rojas reconoció su asistencia a la misma. Indicó en este sentido, que fue llamado el 15 de enero a La Coruña por alguien que ignora, para convocarle a la reunión, ya que, según se le dijo, Milans tenía una serie de consideraciones que comentarle.

-Fiscal: Pero ¿tendría alguna garantía de que le llamaban para algún tema serio?

-Torres Rojas: El que me llamó fue alguien allegado a Milans.

-Fiscal: ¿Fue el teniente coronel Mas Oliver?

-Torres Rojas: Como no conozco el timbre de voz del teniente coronel Mas, no lo puedo asegurar. Después de la primera llamada recibí otra en la que se me dijo que la reunión era en la calle del general Cabrera, ya que en la primera comunicación no me habían concretado donde se iba a celebrar aquella. No creí que iba a haber más gente en aquella reunión; pensé que íbamos a estar solos Milans y yo. Luego vi que estaban también Mas y Tejero.

-Fiscal: ¿Y García Carrés?

-Torres Rojas: Yo no le llegué a ver.

Torres Rojas; se niega a identificar a otros implicados

-Fiscal: ¿Había más personas? -Torres Rojas: Señor fiscal, le ruego que no me haga preguntas de este tipo, porque como hombre de honor no puedo decir los nombres de mis compañeros.

-Fiscal: Pero, ¿había alguna persona más?

-Torres Rojas: Sí.

-Fiscal: ¿Eran dos más?

-Torres Rojas: No recuerdo el número exacto.

-Fiscal: ¿Dijo usted en la reunión que San Martín se adhería a la operación y que le prepararía la División Acorazada?

-Torres Rojas: En absoluto. Eso no lo he dicho yo jamas.

-Fiscal: Y ¿quién mandaba la operación?

-Torres Rojas: Milans.-Fiscal: ¿Le eligieron allí, en la reunión de la calle del general Cabrera?

-Torres Rojas: Más bien se eligió él, ya que él tomó la decisión.

Comentó luego el procesado que creía que le llamaron a la reunión por su ascendiente y prestigio, pero preciso que no creía que en la misma le iban a dar el mando de una división de una forma tan subrepticia. "Yo dije", declaró, "que estaría si me daban la orden de estar en la División Acorazada. Y conociendo a San Martín y Juste, con su acendrado patriotismo, sabiendo que eran órdenes de su majestad el Rey, a través de Milans, yo creo que habría accedido a darme el mando".

En cuanto al contenido de la reunión de la calle del general Cabrera, declaró Torres Rojas que Tejero expuso un plan de toma incruenta del Congreso, pero negó que en aquélla se hablara de cambiar el Gobierno o de crear una Junta Militar. Insistió en que tampoco se habló de operaciones concretas, como la toma de Televisión Española, ni se tomaron decisiones generales. De todas formas, sí indicó que Milans dijo en la reunión que todos los detalles de la operación quedaban pendientes de su cambio de impresiones con Armada.

-Fiscal: Dentro de ese acuerdo, ¿estaba la toma del Congreso?

-Torres Rojas: No llegó a fijarse ni la fecha ni la ejecución. Se habló de hipótesis. Cualquier militar español, con la mano...

En ese momento fue interrumpido por el fiscal. "Eso", dijo, "es un juicio de valor, mi general".

El fiscal preguntó al general procesado cuándo recibió la orden de trasladarse a la División Acorazada, a lo que el declarante respondió que le llamó Pardo y le dijo que la reunión era "en el lugar de su nombre". "Entendí rápidamente", dijo Torres Rojas, "que se trataba de El Pardo. Le dije que en coche tardaría ocho horas desde La Coruña y Pardo me dijo que había aviones. Entonces pensé que se trataba de una cosa grave y creí que era una continuación de la reunión de la calle del general Cabrera".

-Fiscal: Lo de que iba al notario a Madrid y a la despedida del coronel Baguena... Está claro que al notario no intentó ir.

-Torres Rojas: Fue un pretexto, y era para no descubrir que me habían citado en la División Acorazada.

"Juste aceptó las instrucciones que traía Pardo de Valencia"

Le preguntó entonces el fiscal si vestía de uniforme cuando llegó a Madrid. "Yo voy siempre de uniforme a todos los sitios", contestó. "He llevado el banderín de mando siempre, aún con el peligro que suponía, porque consideraba un deshonor no llevarlo". Sus palabras fueron acogidas con un aplauso en la sala. El fiscal pidió al presidente del tribunal que cortara toda manifestación de agrado o desagrado. -Torres Rojas: Cuando llegué a Madrid, Pardo me puso al corriente de que se iba a producir un hecho grave que contaba con el respaldo de su majestad el Rey, y que la División Acorazada tendría que cumplir alguna misión.

-Fiscal: Usted dijo en sus declaraciones que estuvo como mero observador. ¿Es así?

-Torres Rojas: Es así. Cuando Juste aceptó las instrucciones que Pardo traía de Valencia, las aceptó con total responsabilidad, y dio instrucciones a sus unidades. Entonces, yo me puse a las órdenes de Juste.

-Fiscal: ¿Creyó que podía tener alguna actividad en la División Acorazada?

-Torres Rojas: No, en absoluto. Mi ética militar no me permite arrebatar el mando de una división a un general, en tiempo de paz.

Declaró Torres Rojas que desconocía si el capitán Tamarit le comunicó a San Martín su presencia en la División Acorazada con la frase la bandeja está grabada- "De lo de la bandeja", precisó, "me enteré a las cinco menos cuarto, en la División Acorazada".

-Fiscal: ¿Causó extrañeza a Juste verle en la División Acorazada?

-Torres Rojas: No lo sé. Juste es de temperamento frío. No le disgustó verme, pues me invitó a tomar café en su despacho.

-Fiscal: ¿Estaba preocupado Juste?

-Torres Rojas: No. Juste no es rápido en su forma de actuar.

-Fiscal: ¿Cree que los mandos de la División podían pensar que como Juste era lento en tomar decisiones...

Le interrumpió en ese momento el interrogado, que dijo: "Yo no quiero juzgar a un compañero al que aprecio".

A preguntas del fiscal, indicó Torres Rojas que en la reunión celebrada en la División Acorazada, Pardo dijo que había estado en Valencia y Milans le había dado instrucciones para la unidad, ya que sucedería un hecho trascendente, y la División tenía que garantizar el orden y la seguridad.

-Fiscal: Esta intervención de la División Acorazada, ¿era en apoyo de la ocupación por Tejero del Congreso de los Diputados?

-Torres Rojas: Lo desconozco, pero supongo que tenía que ser así.

Nadie contrastó la legalidad de la operación

Reconoció Torres Rojas que en la exposición que hizo Pardo en la mencionada reunión, él corroboró algunos datos. Concretamente dijo que como había estado en la reunión de la calle del general Cabrera, manifestó que la operación se hacía con el respaldo del Rey. Añadió que en la reunión dijo que, según le había manifestado Milans, no se trataba de un alzamiento, ya que se hacía con el respaldo del Rey y por mandato constitucional.

-Fiscal: ¿Donde está ese mandato constitucional?

-Torres Rojas: Pues, en el artículo ocho.

Precisó luego el general procesado que en la División Acorazada, las órdenes se dieron antes del acontecimiento de la toma del Congreso, y se dieron "cuando Juste se avino a cumplir las instrucciones que Pardo Zancada traía de Valencia.

-Fiscal: ¿Cree que las misiones que se organizaron para la División Acorazada eran improvisadas?

-Torres Rojas: Sí, improvisadas, porque de lo contrario, las unidades habrían salido.

-Fiscal: Siempre que Juste hubiera dicho que sí...

-Torres Rojas: Pero es que ya lo había dicho.

Declaró también Torres Rojas que nadie contrastó la legalidad de la operación, ni puso ninguna objeción a la misma cuando se supo que tenía el respaldo de su majestad.

-Fiscal: Pero ¿qué garantía tenían de que era cierto eso del respaldo de su majestad?

-Torres Rojas: Lo que me había dicho Milans y, además, el respaldo de Armada.

A una serie de preguntas del fiscal, Torres Rojas reconoció que no se intento hablar con el Rey para confirmar si realmente respaldaba la operación. Dijo también que él esperaba instrucciones por conducto del capitán general o de la Casa Real.

-Fiscal: ¿Cree usted que Milans estaba en la línea de mando de la División Acorazada?

-Torres Rojas: No.

-Fiscal: ¿Cree que usted estaba?

-Torres Rojas: No.

-Fiscal: ¿Estaba Juste Fernández?

-Torres Rojas: Exacto.

-Fiscal: ¿Cree que Juste tenia conocimiento previo de lo que iba a suceder?

- Torres Rojas: Lo ignoro, aunque creo que no.

-Fiscal: Advirtió usted síntomas de sorpresa en el comportamiento de Juste?

-Torres Rojas: Aparentemente estaba natural y nunca dejó su mando.

El general Torres Rojas afirmó después, a nuevas preguntas del fiscal, que, después de informar Pardo Zancada, Juste superó su "no rapidez" ya que dio órdenes a su estado mayor y "tomó la iniciativa con dicisión y todos aceptaron y acataron sus órdenes".

Participar en las operaciones

El procesado afirmó más adelante que conoció, después de que se produjera, la conversación telefónica entre Juste y la Zarzuela, en la que el general Fernández Campo, jefe de la Casa Real, le dijo a aquél que el general Armada no estaba ni se le esperaba, y que el jefe de la División Acorazada intentó tomar contacto con el capitán general de Madrid, Quintana Lacaci . "A partir de aquel momento, Juste dio la contraorden y mandó que las unidades que habían salido fueran acuarteladas".

Preguntado por el fiscal sobre si su estancia en Madrid era para participar en las operaciones, el general Torres Rojas contestó que "indudablemente, porque además estaba orgulloso de que se contara conmigo para participar en una solución pacífica para España, sin derramamiento de sangre, y que además estaba respaldada por su majestad el Rey".

Dijo después el interrogado que no sabía qué puesto ocupaba Armada en la operación, pero añadió, ante la insistencia del fiscal, que no podía concebir que hubiera dos cabezas en un acontecimiento militar.

-Fiscal: ¿Dio cuenta a su capitán general (el de La Coruña) de la reunión mantenida en la calle del general Cabrera?

-Torres Rojas: No, Milans había dicho que la operación entera quedaba congelada y si, como decía Milans, era orden del Rey, yo me hubiera convertido en un delator. En ese caso, preferiría no haber existido nunca.

-Fiscal: Pero entonces eso no le hace ningún favor a su capitán general.

-Torres Rojas: Claro que no, pero de haberlo hecho sería haber delatado al jefe supremo de las Fuerzas Armadas.

Preguntado por el fiscal si la retirada de la Acorazada no suponía un abandono a Tejero y sus hombres, el procesado respondió que él no tenía ninguna misión ni mandaba ninguna fuerza. Preguntó entonces el fiscal qué era lo hacía entonces en la División Acorazada, a lo que Torres Rojas respondió que "esperar órdenes".

Señaló a continuación el procesado, siempre a preguntas del fiscal, que recibió orden de su capitanía general de regresar a La Coruña y que salió de Madrid hacia las once menos cuarto de la noche, que era cuando había avión. Añadió Torres Rojas que, cuando abandonó Madrid, consideró fracasada la operación porque "en la reunión de la calle del general Cabrera se había dicho que en dos horas estaría resuelta la operación, contando con el apoyo de su majestad el Rey.

Concluyó en este punto el interrogatorio del fiscal y pasó entonces a preguntar el abogado del procesado, Gerardo Quintana.

-Quintana: ¿Qué órdenes deben obedecerse antes, las de su capitán general o las del Rey?

-Torres Rojas: Las del Rey, que es el jefe supremo de las Fuerzas Armadas, de quien yo creí que emanaban las órdenes de la operación.

-Quintana: Si hubiera querido asumir el mando de la División Acorazada, ¿hubiera dado órdenes para que regresara Juste de Zaragoza?

-Torres Rojas: No. Además, ya he dicho que mi ética militar no me permitía el mando de una unidad que no era la mía.

Siguió diciendo el general procesado que el coronel San Martín cumplió con su obligación conduciendo a su general a Madrid y que no creía que Juste supiera algo de lo que iba a ocurrir esa tarde del 23 de febrero.

"Es imposible una rebelión incruenta"

-Quintana: ¿Cabe la posibilidad de que se produzca una rebelión incruenta?

-Torres Rojas: No. Es imposible preparar una rebelión incruenta. Requiere muchas cosas. Si es necesario, se rompen las estructuras del mando y se alinea uno con sus ideales, vivo o muerto.

Tras la habitual interrupción del mediodía, tomó la palabra el defensor del teniente general Milans del Bosch, coronel Escandell, quien preguntó a Torres Rojas si en la reunión del 18 de enero Milans aparecía como jefe del supuesto alzamiento o si, más bien, la presidía por su graduación. El procesado respondió que no era un alzamiento sino un plan del general Armada. Como otros abogados, Escandell insistió después en el supuesto origen real de las órdenes.

-Escandell: ¿Recuerda el apartado h del artículo 62 de la Constitución, en el que se dice que al Rey corresponde el mando supremo de las Fuerzas Armadas?

-Torres Rojas: Sí, exacto.

-Escandell: ¿Cualquier desobediencia a esas órdenes, por supuestas que fueran, sería constitucional o anticonstitucional?

-Torres Rojas: Anticonstitucional, aunque fueran supuestas.

A preguntas del abogado del general Armada, Ramón Hermosilla, que intervino a continuación, Torres Rojas afirmó que no intentó conectar con aquél para hablar del plan expuesto por Milans porque consideraba que el secreto abarcaba incluso a Armada.

Dijo después el general procesado que desconocía si se había producido una entrevista entre Milans y Armada después del 18 de enero y que tampoco sabía si Armada se había visto con Tejero en el piso de la calle del pintor Juan Gris. Añadió que tuvo conocimiento, no directamente, sino a través de comentrios, de la llamada de Juste a Armada la tarde del 23 de febrero.

-Hermosilla: ¿Oyó que Armada desautorizase que se invocara su nombre?.-Torres Rojas: Sí, se comentó allí.

-Hermosilla: ¿En presencia de cuantas personas se dijo eso?

-Torres Rojas: Había varios pero no puedo precisar ni cuantos ni quienes.

Sin misión definida

Intervino después el abogado Adolfo de Miguel, defensor de Camilo Menéndez, Pardo Zancada y García Carrés, quien comenzó preguntando a Torres Rojas si Pardo le había informado de que Milans y Armada mantuvieron una conversación telefónica el 22 de febrero, a lo que el interrogado respondió que sí.

Dijo después Torres Rojas que no se contaba con García Carrés para la operación y que entendía que, al ir a recogerle al aeropuerto la mañana del 23, Pardo Zancada cumplía una misión encomendada en Valencia por Milans.

-De Miguel: ¿Pardo le dijo algo sobre Armada?

-Torres Rojas: Sí, que iba a estar en la Zarzuela y por eso interpreté que en Madrid era Armada quien dirigía la operación. (Anteriormente, a preguntas del fiscal, Torres Rojas había afirmado que no sabía si Armada era el jefe de la operación en Madrid).

Añadió más tarde el general procesado que su presencia en la Acorazada no era incompatible con que estuviera Juste porque "yo no tenía una misión definida todavía y esperaba que se me asignara una misión concreta una vez que se hubieran producido los acontecimientos.

Torres Rojas contestó a preguntas del mismo abogado señalando que el tono de Pardo al dirigirse a los reunidos en la Acorazada no fue de arenga ni soflama y que se volvió a La Coruña porque no se habían cumplido las instrucciones, Armada no estaba en la Zarzuela y él no tenía misión definida.

Preguntó entonces el abogado Labernia, defensor del coronel San Martín, de quien Torres Rojas afirmó que es un hombre "meticuloso y siempre se asegura antes de realizar cualquier informe". Dijo Torres Rojas que no había hablado con San Martín en absoluto sobre los hechos que iban a acontecer y que el 23 de febrero el antiguo jefe de estado mayor de la Acorazada no dio orden o tomó decisión alguna por su cuenta.

El siguiente defensor, López Silva, abogado del coronel Manchado, centró sus preguntas sobre la invocación del nombre del Rey. A este respecto, Torres Rojas aseguró que cuando Juste mandó que una de sus unidades fuera a Televisión Española pensaba que lo ordenaba el Rey y lo mismo cuando Manchado concedió los autobuses y los guardias para ir al Congreso.

A continuación, a preguntas del letrado López Montero, defensor de Tejero, Torres Rojas aseguró que los asistentes a la reunión de la calle del general Cabrera no iban en representación de ningún grupo violento y que no oyó a Tejero que tuviese un grupo, sino que "podía realizar la ocupación del Congreso, una ocupación del Congreso incruenta". Preguntó después el mismo abogado sobre el

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papel de Juste en la Acorazada y Torres Rojas insistió en que fue aquél quien dio las órdenes,

-López Montero: ¿No es más cierto que Juste no llamó a Sabino Fernández Campo a la Zarzuela, sino que fue Fernández Campo el que llamó a la división para pedir que la unidades de la Acorazada que habían salido regresaran?

-Torres Rojas: Juste trató de llamar a la Zarzuela y no consiguió comunicar, aunque después hablaron Sabino Fernández Campo y él. Probablemente esa conversación se debió a que alguien avisó a Fernández Campo de que Juste intentaba localizarle.

Otra reunión en la DAC

El presidente del tribunal interrumpió al procesado cuando éste, a preguntas de López Montero, se extendió en detalles sobre una reunión celebrada en la División Acorazada, en julio de 1979, con motivo de los rumores extendidos en esa fecha sobre un posible atentado de ETA contra dos generales. Torres Rojas reunió a los mandos de la división y, ante una cruz y una espada, dijo a los presentes que si algo le pasaba a un coronel que tenía a su derecha le vengarían "por duelo y no por asesinato, como hacen ellos". Aquel coronel dijo entonces que le ofrecía más confianza esa postura que la protección del Gobierno. Torres Rojas comentó también cómo Gutiérrez Mellado le manifestó su desacuerdo cuando le comunicó esa decisión.

Interrumpió en ese momento el presidente para decir que el relato no venía al caso, ante lo que López Montero protestó afirmando que el terrorismo formaba parte de los antecedentes de los hechos que motivaron el juicio.

A preguntas del abogado García Villalonga, defensor del comandante Cortina, Torres Rojas dijo que no conocía a éste antes del 23 de febrero, que nadie le citó en la División Acorazada ese día y que allí no se habló nada del CESID (Centro Superior de Información de la Defensa), en el que trabajaba Cortina.

Afirmó luego el general procesado, esta vez a preguntas del defensor del capitán Cid, que en el ambiente de la división estaba esa tarde el que no se podía dejar sola a la Guardia Civil, sino que había que ir a ayudarles.

Insistieron otros defensores en preguntas sobre temas ya citados por otros abogados. Llegado el turno al letrado Esquivel, defensor del capitán Gómez Iglesias, preguntó a Torres Rojas si las otras dos personas -hasta ahora no identifcadas- que asistieron a la reunión de la calle del general Cabrera era guardias civiles, a lo que el procesado respondió una vez más que no respondía a esa pregunta.

Declaración de Camilo Menéndez

Concluido el interrogatorio del general Torres Rojas, el fiscal inició el del capitán de navío Camilo Menéndez Vives, quien al enterarse de que Tejero había tomado el Congreso, acudió al mismo y, en solidaridad con aquél, permaneció hasta el final de los hechos. El procesado aseguró que desconocía el plan de Tejero, del que se enteró en una cafetería cuando iba a visitar al general De Santiago. Tras entrevistarse con él, dijo, decidió acudir al Congreso por su amistad con Tejero y su cariño hacia la Guardia Civil. Declaró que antes de dirigirse a la cámara baja, comunicó su decisión a su superior inmediato, el contralmirante Martín de la Oliva.

Indicó que no le pusieron pegas para entrar en el Congreso donde abrazó a Tejero, quien le dijo que estaba un poco alterado porque acababa de marcharse Armada, que le había propuesto la formación de un gobierno en el que estuvieran Felipe y Múgica.

A preguntas del fiscal, el capitán de navío procesado declaró que, no dio órdenes ni empuñó el arma reglamentaria en ningún momento.

El abogado Adolfo de Miguel, defensor de Camilo Menéndez, preguntó a este si, cuando llegó al Congreso, estaba todo perdido. El procesado respondió que sí.

-Adolfo de Miguel: Si la operación hubiera prosperado ¿habría ido usted al Congreso?

-Camilo Menéndez: No, porque nunca acostumbro a subirme al carro del vencedor, y además no hubiera considerado necesaria mi presencia.

-Adolfo de Miguel: ¿Consideró usted como rehenes a los diputados y temió en algún momento por su vida.

-Camilo Menéndez: No consideré como rehenes a los diputados. Aquello era un acto de fuerza para conseguir unas metas superiores que no pudieron conseguirse.

-Adolfo de Miguel: Pero ¿temió usted por la vida de los diputados?

-Camilo Menéndez: Tejero se distingue de un terrorista, con todos los respetos para el señor Areilza, en que no es capaz de derramar una sola gota de sangre.

Dijo también que pensaba que Tejero era una pieza de una operación mucho más alta con participación de Milans y Armada.

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