Olvido del compositor

Al ser hecha pública la lista de las ilustrísimas personalidades representantes de las diversas ramas del arte a las que en el pasado Consejo de Ministros del día 26 de febrero les fue concedida, a propuesta del Ministerio de Cultura, la medalla de oro al Mérito de las Bellas Artes, me he visto tristemente sorprendido al no ver entre ellas el nombre de algún compositor.Con el debido respeto, pero también con la exigencia que las leyes me otorgan de preguntar y de ser contestado, elevo el ruego a la excelentísima ministra de Cultura para que públicamente aclare dos cuestiones que considero fundamentales:

1. ¿Qué criterios sigue la Administración para seleccionar los méritos para conceder estas medallas?

2. ¿Qué criterios han prevalecido para no considerar a compositor español alguno con méritos suficientes para serle concedida una medalla?

El hecho de haber tenido el altísimo honor de recibir de manos de su majestad el Rey una medalla de oro al Mérito de las Bellas Artes en el pasado mes de junio me imprime la fuerza moral suficiente para hacer estas preguntas en público, ya que me considero totalmente fuera de cualquier opción a una de ellas. Si la señora ministra lo tiene a bien, puedo presentar una lista de más de una docena de compositores españoles, de todas las edades, estéticas y procedencias, que no sólo son dignos de habérseles concedido tan alto galardón en este año, sino que es lamentable que no lo tengan desde hace mucho tiempo. Fernando Remacha, Ernesto Halffter, Xavier Montsalvatge, como representantes de la generación madura;cualquiera de los compositores que se integran en la generación a la. que me honro en pertenecer, y aun varios de los más jóvenes -entre otros, y sólo a título de ejemplo-, son creadores todos ellos con méritos más que suficientes para tenerles presentes en ocasiones como ésta.

Debido a que no existe un numerus clausus en la cantidad de medallas que anualmente se otorgan, y al no conllevar éstas una dotación económica, no llego a explicarme esta ausencia, pues quiero rechazar la idea de la desinformación u olvido.

Confio que las respuestas a. mis preguntas aclaren una posible descortesía ofrecida a una actividad cultural de tan altos valores hoy en España -la de compositor- que, además de no recibir de la Administración la atención que su calidad y sacrificios merecen, no sería bueno, debido, y saludable, que encima se la pudiera tratar con desprecio. / .