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Ferrer Salat, nostálgico del AMI, afirmó que el ANE no está reduciendo los costes laborales

Joaquín Estefanía

Un discurso, de clara discontinuidad con el de la última asamblea de la cúpula patronal en el pasado mes de septiembre, fue pronunciado ayer por Carlos Ferrer Salat en la asamblea general ordinaria de la CEOE. Su base argumental fue la necesidad de impedir el crecimiento del desempleo, olvidándose de las matizaciones políticas tan al uso de los dirigentes empresariales en los últimos tiempos. El presidente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales se mostró nostálgico con el fenecido Acuerdo Marco Interconfederal (AMI), firmado con UGT y USO en enero de 1980, criticando sin embargo algunos de los aspectos del vigente Acuerdo Nacional sobre Empleo (ANE) que compromete a patronal, centrales sindicales (CC OO y UGT) y Administración. Por último, el discurso de Ferrer resultó contradictorio por cuanto al lado de críticas a las normas intervencionistas del Gobierno, se pidieron ayudas al Estado para el impulso de algunos sectores.

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Ferrer Salat calificó de "acontecimiento de trascendencia histórica en la España de hoy" al AMI, del que dijo que "la aplicación del AMI durante estos dos años ofrece un balance totalmente positivo, y justifica el título de acontecimiento histórico: se abrió una fase de mayor estabilidad social reduciéndose la conflictividad laboral en más de un 66% durante 1980, y en un 32% durante 1981".Por contrapartida, el ANE ha moderado la presión de los costes laborales sobre las empresas, pero "ese objetivo de reducir costes laborales no se está cumpliendo en absoluto. El aumento de 1,2 puntos en la cotización por desempleo, que equivale aproximadamente a una carga adicional de unos 60.000 millones de pesetas, contrarresta en exceso la reducción en un punto de las cotizaciones a la Seguridad Social"

Criticó Ferrer, siempre dentro del gran apartado de su discurso dedicado al empleo, el desarrollo restrictivo que está teniendo el Estatuto de los Trabajadores, y que para el presidente de la patronal queda demostrado en aspectos tales como que el número de contratos extinguidos por expedientes de regulación de empleo viene decreciendo en los dos últimos años, a pesar de la evidente situación de crisis económica; que o hay acuerdo previo entre las partes o se produce la, incertidumbre más absoluta sobre el cuándo y en qué términos ha de resolverse el expediente de regulación de empleo; que se han publicado normas en las que las indemnizaciones establecidas en el Estatuto se han visto incrementadas bien de modo directo o indirecto, por remisión a lo que se pacte, etcétera. Para Ferrer, "esta falta de flexibilidad está provocando más pérdidas de puestos de trabajo que las que hubiesen sido necesarias en un marco de mayor agilidad y en condiciones menos gravosas".

A pesar de todo ello, según el presidente de la patronal, "los empresarios españoles han creado durante 1981 casi dos millones de empleos, 1.966.608 para ser exactos. A veces somos excesivamente modestos y olvidamos con facilidad los éxitos".

No al liberalismo puro

Otro de los aspectos del discurso de Ferrer Salat estuvo dedicado a la crítica de "los abusos de normas intervencionistas". Sin embargo, en este punto se puede decir del discurso del dirigente empresarial lo mismo que esta capa social acusa a los socialistas: mantener un doble lenguaje. Ya que, si bien se hace crítica expresa del intervencionismo estatal y del déficit público, por otro lado se pide expresamente al Estado su intervención en determinados sectores: "Es obligación ineludible de los poderes público", dijo Ferrer, "el llevar a cabo las mejoras de equiparamiento social y de infraestructura que producen bienestar para la población y amplían las posibilidades de crecimiento futuro por las economías externas que generan". Al hablar de lo investigación, afirmó que "existe la maquinaria, pero es preciso que el Estado ponga en marcha los mecanismos que la permitan trabajar a pleno rendimiento". Al mencionar la tecnología expresó que "corresponde al Estado el papel de motor y animador". Y al referirse al Impuesto sobre el Valor Añadido, remató señalando que "la libre circulación de mercancías conduciría a situaciones delicadísimas, ya que de ninguna forma podríamos competir con los comunitarios".

Unidad y militancia

Ferrer Salat dedicó la última parte de su intervención a galvanizar a los empresarios, en una, asamblea que no se caracterizó precisamente por el entusiasmo. "La unidad empresarial es hoy más importante que nunca", dijo. "La unidad en el seno de la empresa, cuya necesidad es evidente, se completa con la unidad entre las empresas, condición indispensable para abordar con fuerza el cambio restaurador en el que estamos comprometidos... Cada empresario debería dedicar una parte de su tiempo de trabajo a nuestras organizaciones o a la actividad pública". Con estas palabras, Ferrer introducía una petición de militancia patronal de la que tan necesitadas están las organizaciones empresariales, como el resto de las instituciones sociales o políticas españolas. El presidente de CEOE culminó diciendo que "la crítica situación económica tiene salida. Tenemos un desafío que exige inversión, productividad y creación de puestos de trabajo. Lo que no hagamos nosotros, quedará sin hacer.

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