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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Groenlandia y el Mercado Común

GROENLANDIA ES una inmensa isla helada y vacía que desde mayo de 1979 tiene una autonomía muy amplia con respecto a Dinamarca, su antigua soberana. Como provincia danesa estaba incluida en la Comunidad Económica Europea y en la OTAN. Acaba de manifestar sus deseos de abandonar el Mercado Común, y Copenhague no tiene nada que oponer ni puede hacerlo. Los esquimales tienen un viejo nacionalismo y han sufrido una larga explotación. A pesar de su inclusión como provincia en el reino de Dinamarca, con una representación mínima de dos diputados, no ha dejado de considerarse a sí misma como un país explotado y deliberadamente atrasado. Les parece que el Mercado Común, y especialmente la flota alemana, continúa esa explotación, que no vacilan en llamar pillaje, de su riqueza pesquera. La propuesta de abandono de la Comunidad representa, al mismo tiempo, una afirmación política de su independencia -la primera decisión importante que toma sin la voluntad de Dinamarca- y la esperanza de una relativa prosperidad, de una mejora en la venta de su pescado. Los medios comunitarios, no sin cierto despecho, creen que el problema va a ser para la propia Groenlandia, frente a la cual pueden ir cerrándose los mercados de la Comunidad. Y si as así -piensan-, terminará por pedir el reingreso.Pero hay en Bruselas otra preocupación mayor: la de que Groenlandia continúe esa política independiente y, termine por abandonar la OTAN y producir un grave: daño en la estrategia allancista. Europea por Dinarnarca, norteamericana por su situación y próxima a la. Unión Soviética, Groenlandia constituye un territorio importante como base de operaciones navales y aéreas. Las dificultades económicas que pueda sufrir al cambiar su pertenencia a la Comunidad podría compensarlas con el mercado soviético, y de ahí derivarse una influencia. soviética mayor que la inclinaría hacia una especie de neutralismo o, según los más suspicaces de la guerra fría, hacia un cambio de alianzas. No parece que nada de este, esté sucediendo. Su Parlamento es atlantista, y si hay un partido con tendencias prosoviéticas es más que nada. como alternativa a su actual dependencia. Es evidente que no ya la pesca, sino la supuesta riqueza de¡ subsuelo groenlandés, mal explotado hasta ahora, su petróleo y su zinc, su probable uranio, interesan a todos. Groenlandia parece intentar, básicamente, que se le pague bien y obtener productos sustanciales a cambio de sus ganancias. La manera real que tiene Occidente de participar de los bienes groenlandeses es, sin duda, remunerarlos adecuadamente. De otra forma, los esquimales tendrán alguna razón para buscar sus justos precios en otras áreas.

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