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El proceso por al rebelión militar del 23 de febrero

El abogado de Armada pidió una detallada lectura de testimonios favorables a su defendido

Con la lectura de dos informaciones de las agencias Efe y Europa Press en torno al cese del general Armada, se inició ayer en el Servicio Geográfico del Ejercito la sexta sesión del juicio contra los 33 procesados por el intento de golpe de estado del 23 de febrero. En los asientos destinados a los informadores no se encontraba ningún representante de Diario 16, medio al que el martes pasado se retiró la acreditación por decisión del presidente del tribunal. En la sesión de la mañana el defensor de Armada, Ramón Hermosilla, pidió que se leyeran las declaraciones de las personas, militares y civiles -entre ellas las de dos empleadas de hogar de la familia, las hijas del procesado y amigos de éstas-con las que la defensa intenta corroborar el testimonio del propio Armada, quien ante el juez instructor, según consta en sumario, negó que asistiera a ninguna reunión preparatoria del golpe en las fechas anteriores al 23 de febrero. Otras declaraciones de comisarios, oriciales de policía y militares permitirían a la defensa poner a resguardo de sospechas al general Armada.

De los dos teletipos de agencias que se leyeron, a petición de Ramón Hermosilla, en el firmado por EFE se decía que Armada no estaba arrestado, pero sí cesado en su cargo y en situación de disponible. En el de Europa Press se afirmaba que Armada había cesado pero no había sido sancionado.A continuación, y a petición del mismo letrado, eI relator dió lectura a una serie de declaraciones de testigos referidas al general Armada. En la primera de ellas, el teniente coronel Angel Torres, del Estado Mayor del Ejército, afirma que el general estuvo en Lérida el 19 de enero de 1981 y permaneció todo el día en su despacho, salvo a la hora de almuerzo. No puede precisar qué hizo Armada a partir de las siete y media de la tarde, aunque apunta que posiblemente habría ido a misa. En casi idénticos términos se expresó el teniente coronel de infantería de estado mayor, Antonio Ruiz Mostany, cuya declaración se leyó luego.

En su testimonio, el coronel de Ingenieros Eloy Rovira Montero, destaca que vió al coronel Ibáñez Inglés, segundo jefe de estado mayor de la capitanía de Valencia, en el antedespacho del general Armada un día que cree era el 16 de febrero. Este dato fue confirmado también por las declaraciones del coronel de Ingenieros Jesús Tella Díaz y el general Enrique Zamora y de la Figuera, aunque con menos precisión por parte de este último.

Posteriormente se leyeron los testimonios del comandante de artillería Pío Castillo Baqueres y de Jaime Díaz Rodríguez, mecánico-conductor del ministerio de Defensa. El primero afirma, que pasadas las siete y media de la tarde del día 20 de febrero, despidió al general Armada, que vestía uniforme, a la puerta de su despacho. El segundo señala que, a continuación, llevó al procesado a su domicilio. A petición del abogado Hermosilla, el relator leyó luego las declaraciones de Juan Bodis Salve, Luis Rodríguez del Castillo y María del Loreto Ruiz del Castillo, quienes aseguran que el día 20 de febrero vieron al general, Armada y a sus hijas Paz e Isabel, a la salida de la misa de nueve celebrada en la Iglesia de los Dolores de Madrid.

Completa el relato de lo que hizo durante el 20 de febrero el general Armada, el testimonio del general Juan Vigón, quien declaró que cenó ese día en casa de aquél, que llegó a su domicilio hacia las 9,30 y se excusó por el retraso alegando que volvía de misa.

Ramón Hermosilla pidió luego se leyeran otra serie de declaraciones de testigos que sirven para completar el relato de lo que hizo Armada a lo largo del 21 de febrero.

Dos empleadas de hogar de la familia Armada, Herminia Nogueiras Feijóo y Sara Crespo Pereiro, indicaron en sus declaraciones que el día 21 de febrero el general regresó a casa para almorzar. Salió de su domicilio hacia las seis y media de la tarde y se dirigió a casa de su hija victoria con el fin de visitar a una nieta enferma. Regresó a casa para cenar a las diez de la noche. Al día siguiente, 22 de febrero, fue a misa, visitó nuevamente a su nieta enferma, almorzó en el piso de su hija María Victoria y luego pasó el resto del día en su domicilio, donde cenó. Este relato bastante pormenorizado fue también confirmado en todos sus es tremos por las declaraciones de las testigos María Victoria y María Armada y Díez de la Rivera, hijas del general procesado.

Dopico y Ballesteros en el Congreso

También a petición del abogado del general Armada, Ramón Hermosilla, se leyó luego la declaración del secretario general de la Policía, José Luis Fernández Dopico, quien afirma que, una vez que escuchó por radio la noticia del asalto al Congreso, se dirigió al despacho del director general de la Seguridad del Estado, Francisco Laína, quien le dijo que telefoneara al comisario general de Información, Manuel Ballesteros, y que juntos se fueran al Palacio de las Cortes. Ambos, en compañía también del comisario Martorell, entraron sin impedimentos en el Congreso donde se encontraron con Tejero, quien se abrazó a Ballesteros y le dijo: "Eres un tío cojonudo". Siempre según el testimonio de Fernández Dopico, Tejero afirmó que se encontraba allí a las órdenes del Rey y de Milans. En ningún momento hizo ninguna refeencia a Armada.

En su relato, Fernández Dopico afirma que minutos después de su encuentro con Tejero, se les acercó una persona vestida de paisano y en tono amenazante dijo "civiles fuera", por lo que decidieron abandonar el Congreso y dirigirse al ministerio del Interior para informar a Laína. El testimonio del comisario Ballesteros, leído a continuación, coincide con el de Fernández Dopico. Ballesteros indica que conoció a Tejero en San Sebastián cuando ambos estaban destinados allí como comisario jefe y jefe de la comandancia de la Guardia Civil, respectivamente. De su encuentro con Tejero en el Congreso, afirma que éste debió pensar que los tres comisarios iban a unirse a la acción y que cuando le preguntó qué sucedía allí, Tejero le dijo que se trataba de un golpe de Estado ordenado por el Rey y Milans.

En la declaración del coronel Alcalá Galiano, que era entonces jefe de la primera circunscripción de la Policía Nacional (Madrid), éste refiere que, tras escuchar por la radio el asalto al Congreso, se dirigió al mismo y pasó al interior sin necesidad de contraseñas y sin problema ninguno. Preguntó por el oficial que mandaba a los asaltantes. Tejero le dió las novedades y luego le dijo que él no recibía más órdenes que las que le transmitieran el Rey y Milans del Bosch. Recuerda Alcalá Galiano que desde el despacho del jefe de destacamento de la Policía Nacional del Congreso, trató, sin éxito, de conectar telefónicamente con su despacho. En ese momento, precisa, entraron en la estancia los tenientes coroneles Aguilar y Monzón, quienes le comunicaron que habían sido enviados por Gabeiras para informar directamente al jefe del Estado Mayor del Ejército de lo que ocurría en el Congreso.

Alcalá Galiano precisa que llamó por teléfono a Gabeiras, quien le dijo que el Rey no respaldaba la acción y le ordenó que detuviera a Tejero. Habló con el teniente coronel, quien le comentó que "le estaban ganando" y le pidió que le acompañara hasta un teléfono en el que marcó un número. Alcalá Galiano escuchó la siguiente conversación:

-Soy el teniente coronel Mas. Qué pasa? .

-(Tejero) Ha venido aqui un coronel de la Policía Nacional.

-(Mas) Mándalo a hacer puñetas. Te paso con el coronel Ibáñez

-(Coronel Ibáñez) ¿ Qué pasa?

-(Tejero) Que ha venido aquí un coronel de la Policía Nacional que me dice que no es cierto que el Rey respalde la tcción.

-(Ibañez) ¡Desármalo!, eso no es verdad.

Al oir estas palabras, Alcalá Galiano le dijo al coronel Ibáñez, al que conocía, que tenía una argumentación muy poco propia de un amigo. Tejero salió entonces velozmente de la sala, reclamado desde otro lugar del Congreso.

Asegura también Alcalá Galiano que vió cómo Tejero apuntaba con su pistola al general Aramburu Topete en el patio del Congreso. Dice que retuvo por el brazo al teniente coronel hasta que un guardia civil, en actitud amenazante, le apuntó con su arma y le obligó a soltarle. Recuerda luego que, una vez fuera del Congreso, se instaló en el hotel Palace a donde llegó poco después Armada, quien le dijo: "Vengo como Alfonso Armada. No tiene nada que ver con esto el Rey".

La perplejidad de Sáenz de Santamaría

Fue leída luego por el relator la declaración hecha por el teniente coronel Manuel Fernández Monzón, hasta hace muy poco jefe de la oficina de información, difusión y relaciones públicas del ministerio de la Defensa. El mismo manifestó que conocía al general Armada, del que tenía un excelente concepto, y su impresión de que su compartamiento durante las horas del 23 y 24 de febrero, en las que permaneció a su lado, fue absolutamente normal y correcto.

Se leyó luego una declaración certificada del teniente general Sáenz de Santamaría, entonces inspector de la Policía Nacional y actualmente capitán general de Valladolid. Después de recordar que conoce al general Armada desde 1944 y que era un hombre muy religioso y de ideas conservadoras, el general Sáenz de Santamaría afirma que la actuación de aquél durante los días 23 y 24 de febrero le produjo una gran perplejidad.

Subraya Sáenz de Santamaría que, cuando llegó el día 23 al hotel Palace, Armada le comunicó que iba a hablar con Tejero por encargo del general Gabeiras y le añadió: "Aquí tiene que haber un sacrificado y ese va a ser el general Armada". Este afirmó también que se dirigiría a los diputados para proponerles un gobierno de coalición en el que él sería el presidente. Declara igualmente el general Sáenz de Santamaría que, en su conversación en el Palace, el general hoy procesado le dijo que no sólo se había levantado la Tercera Región, sino que había también problemas en la segunda (Sevilla), quinta (Zaragoza) y séptima (Valladolid). Cuando Sáenz de Santamaría comprobó que eso no era cierto, Armada se encontraba ya dentro del Congreso. A su salida, le informó que había fracasado con Tejero.

Operación 'Alerta 2'

Pidió a continuación el defensor de Armada la lectura de la declaración del general Gustavo Urrutia, jefe de estado mayor de la capitanía general de la Segunda Región (Sevilla), quien afirma que intentó entrar en contacto con el Estado Mayor del Ejército cuando recibió la orden de poner en marcha la operación Alerta 2, porque tenía dudas sobre su aplicación. En un primer momento se le dijo desde el despacho del general Armada que fuera puesta en marcha en toda su amplitud, pero en una segunda llamada, el propio Armada le comunicó que la formi de aplicación quedaba al criterie, del teniente general Merry Gordon, entonces capitán general de la región.

El general Urrutia añade que, al preguntar a Armada qué había de cierto sobre su designación como jefe de Gobierno, éste le contestó que había que esperar, pues hacía falta la aprobación de los diputados, por lo que en todo momento le pareció "que Armada trataba de salvar una situación difícil.

El coronel Juan Bautista Sánchez Bilbao, cuya declaración fue leída posteriormente, afirma que mantuvo ese día una conversación con el general Armada sobre la aplicación de la Alerta 2; que el día 24, estando en el despacho del propio Armada, comunicaron a éste que un periódico de Madrid informaba de su detención; y que el día 25 el general Armada, después de haber cesado en su puesto, le dijo en la sede del Cuartel General del Ejército que aceptaría gustoso el nombramiento de jefe del arma de Artillería.

Fue leía a continuación la declaración del general José María Sáenz de Tejada, jefe de estado mayor de la Primera Región Militar (Madrid), quien afirma que, en la noche del 23 al 24 de febrero, habló telefónicamente con el general Armada, quien le ordenó que mantuviera a las unidades de la División Acorazada en sus acuartelamientos.

"Lo acepto por el bien de España"

Siempre a petición de Ramón Hermosilla, abogado de Armada, se leyó la declaración del general

Lectura de los testimonios solicitados por la defensa del general Armada en la sexta jornada del juicio del 23-F

Viene de la página anteriorJaime Luch Corominas, jefe del Mando Superior de Personal del Ejército, quien afirma que estuvo varias horas con Armada durante los días 23 y 24 de febrero y que el comportamiento de éste le pareció en todo momento "normal, correcto y disciplinado y acató las órdenes que recibió de la superioridad".

Por su parte, el teniente general Francico Mendívil, jefe del Mando de Apoyo Logístico del Ejército, cuya declaración fue leída luego, asegura que, al regresar Armada del Congreso de Diputados, manifestó al teniente general Gabeiras que había fracasado en su misión y que en ningún momento hizo referencia a que hubiera propuesto como salida un gobierno presidido por él. Fue leía también otra declaración del mismo general quien afirma que Armada es "un buen profesional y una persona reflexiva".

El relator pasó a leer a continuación lo declarado por el general José Pérez Iñigo, del Estado Mayor del Ejército, quien afirma que estuvo con Armada desde las ocho y media de la tarde del día 23 de febrero, aunque salió de su despacho en varias ocasiones. Una de las veces que entró, oyó que Armada hablaba por teléfono con alguien y le decía: "Eso es un disparate". Para añadir más adelante: "Lo acepto, no obstante, si es por el bien de España".

El general Pérez Iñigo asegura que, inmediatamente, Armada llamó al palacio de la Zarzuela para hablar con el general Sabino Fernández Campo y que oyó decir al primero: "Estoy de acuerdo contigo en que es un disparate, pero es una solución que me han propuesto y quiero consultar al Rey. Llamó después Armada a la JUJEM (Junta de Jefes de Estado Mayor), reunida en su sede.

En el Cuartel General del Ejército

El general Pérez Iñigo afirma que no oyó decir al general Armada que la situación era grave en cuatro capitanías y que, por lo que entendió, la idea de un Gobierno de coalición no había sido idea de aquél, sino de alguien que se lo había propuesto.

A las doce menos cinco se levantó la sesión, que se reanudó veinte minutos más tarde. En esta segunda parte de la jornada de mañana, el defensor del general Armada siguió pidiendo que se leyeran los testimonios de otros generales destinados en al Estado Mayor del Ejército el 23 de febrero de 1981.

El general Esquivias afirma en la declaración prestada ante el juez que a las diez y cuarto de la noche del día 23 entró en el despacho del general Gabeiras y encontró allí a Armada, quien pidió telefonear a la Zarzuela, momento en que abandonaron el despacho todos los generales presentes, nienos Gabeiras. Luego se enteró de que Armada fue al Congreso y afirma que, a su juicio, el general siempre colaboró para tratar de solventar el problema creado y no hizo llamada alguna de la que pudiera desprenderse un apoyo a los rebeldes. Agrega el general Esquivias que en un momento determinado, Armada pidió un ejemplar de la Constitución para consultar un artículo que pudiera permitir una solución constitucional.

El general Fernando Rodríguez Ventosa declara, por su parte, que, mientras el general Gabeiras estuvo en la sede de la JUJEM aquella noche, él permaneció en el despacho de aquél junto con Armada y que durante ese tiempo, éste último trabajó en el restablecimiento de la situación y firmó las órdenes en las que se comunicaba la puesta en marcha de la Alerta 2. Añade el general Rodríguez Ventosa que Armada no hizo ninguna llamada que pudiera interpretarse como de apoyo a los rebeldes mientras él estuvo presente y que, tras la conversación telefónica durante la cual Armada dijo que la solución que le proponían "era un disparate", éste dijo a los generales que se encontraban con él que había estado hablando con Milans y les expuso la idea que le había propuesto de formar un Gobierno de concentración bajo su presidencia. Subraya más tarde Rodríguez Ventosa que cuando regresó el general Gabeiras y, tras sendas llamadas de Armada a la Zarzuela y a la JUJEM, le dijo al jefe del Estado Mayor del Ejércllto que si llevaba a cabo la propuesta que le había hecho Milans quería que fuese sin vulnerar en ningún momento la Constitución.

El general Luis Sáenz Larrupe insiste en su declaración, leída posteriormente, en la misma versión de los hechos de los generales cuyo testimonio fue relatado con anterioridad. Afirma Sáenz Larrupe que Armada no dijo que el Ejército estuviera dividido sino que había que hacer todo los posible para que no se dividiera. Indica que, en el ánimo de todos los generales que se encontraban esa noche en el despacho del general Gabeiras, estaba el que no se hiciera ningún daño a los diputados retenidos en el Congreso, el que no se produjera un enfrentamiento militar y el que la solución que se diera no vulnerara la Constitución. Asegura Sáenz Larrupe que Armada declaró que le parecía una barbaridad que él presidera un gobierno, que no quería y que no estaba preparado para ello, pero que, si no había más remedio, estaba dispuesto incluso a renunciar a su carrera militar con tal de que el asalto al Congreso se resolviera satisfactoriamente.

Fue leía más tarde una segunda delaración del general Rodríguez Ventosa en la que éste afirma, en sustancia, que nunca oyó decir al general Armada que las regiones segunda, cuarta y séptima apoyaban a Milans.

Apagón en la sala

A la una y media de la tarde la luz eléctrica se apagó durante cinco minutos y, aunque la sala no quedó a oscuras debido a la luz que entraba por las ventanas, la vista de interrumpió durante ese corto tiempo. Se reanudó la sesión y el relator continuó leyendo, siempre a petición del defensor de Armada, las declaraciones de personas que estuvieron junto a éste durante aquella jornada.

El general José Bonald afirma, entre otras cosas, que cuando Gabeiras regresó la noche del 23 de febrero de la reunión que mantuvo en la JUJEM, Armada le reiteró la propuesta de ir al Congreso de los Diputados y ofrecer una solución basada en un gobierno de concentración. Gabeiras dijo que había que buscar otra solución y, tras unos momentos de relfexión, dijo que iba a ir él mismo y pidió a Armada que le acompañara para tratar de disuadir a los asaltantes.

A las dos menos cinco de la tarde se levantó la sesión hasta las cuatro.

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