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Tribuna:TRIBUNA LIBRE
Tribuna
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Gibraltar y la adhesión de España a la CEE

El autor del artículo se interroga sobre las posibilidades reales de que España recupere, en el contexto de las negociaciones últimas con Gran Bretaña, la soberanía de Gibraltar. Dado que en su opinión, los temas abordados por Calvo Sotelo en su viaje a Londres del 8 de enero pasado, representan en buena medida aspectos secundarios del problema, o al menos de fácil solución cuando nuestro país se integre en la CEE

De todos es sabido que el contencioso de Gibraltar es, junto con el ingreso en la OTAN y la adhesión a las Comunidades Europeas, uno de los frentes importantes de la política exterior española.Diversas declaraciones de las autoridades españolas sobre el asunto de Gibraltar, divulgadas ampliamente por los medios de comunicación, hacen pensar que se está intentando verdaderamente la consecución de la soberanía perdida. Sin embargo, conviene hacer ciertas reflexiones para mostrar que el aspecto principal queda relegado y se insiste en temas de fácil solución, que serán resueltos el día en que España sea miembro de la Comunidad Europea.

El presidente del Ejecutivo español (EL PAIS, 9 de enero de 1982) señaló en Londres que el Gobierno de Madrid "había recibido seguridades formales" por parte de las autoridades del Reino Unido en tres puntos importantes: la puesta en vigor de los acuerdos de Lisboa, el comienzo de negociaciones encaminadas a resolver las diferencias sobre Gibraltar el mismo día que se abra la verja y "la desaparición de la discriminación contra españoles en lo que hace referencia al derecho de pernoctar, así como el empleo, seguridad social, salarios y derecho de sindicación".

Como puede verse, en ninguno de los puntos se aborda claramente el aspecto verdaderamente importante de la soberanía española sobre La Roca y sí se señalan otros de fácil solución, si no en fecha inmediata, sí en un futuro no muy lejano.

El lenguaje diplomático de la declaración de Lisboa de 10 de abril de 1980, muestra la buena voluntad de ambos Gobiernos para resolver el problema, si bien se aprecia una voluntad firme por ambas partes cuando se trata de la cuestión de la soberanía. Las negociaciones que se iniciarán en Lisboa en abril deberían centrarse exclusivamente en la discusión sobre la soberanía de Gibraltar, ya que los otros dos puntos -apertura de la verja y no discriminación- serán tratados en el contexto de la adhesión de España a las Comunidades Europeas.

En efecto, los dos puntos importantes señalados por el jefe del Ejecutivo español nos traen a la mente lo establecido en los tratados que instituyen las Comunidades Europeas, sobre todo lo establecido en el Tratado de Roma por lo que se refiere al tema que nos ocupa.

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La apertura de la verja es evidentemente un hecho importante y necesario, pero hay que señalar que en realidad supone un simple adelanto de las obligaciones que deberá asumir España cuando sea miembro de la CEE, la cual, como se sabe, se funda (entre otros) en el principio de la libre circulación de trabajadores, el cual, junto con las disposiciones relativas a la materia, es aplicado a Gibraltar.

Otro de los puntos importantes cual es la discriminación de los trabajadores españoles quedará sin efecto el día de la adhesión de España a la CEE, por ser el principio de no discriminación uno de los pilares más importantes del tratado CEE, que se refleja tanto en su preámbulo como a través de su articulado.

Por lo que se refiere al derecho de los trabajadores a pernoctar, tener acceso a un empleo, seguridad social y afiliación sindical, los mismos se hayan protegidos por los artículos 48 y siguientes del Tratado de Roma, por el reglamento 1.612/68, de 15 de octubre, sobre libre circulación de trabajadores, y por la directiva de la misma fecha, lo cual es cumplido por el Reino Unido y deberá ser asumido por España a partir del día de la adhesión. No es el objeto de estas líneas el entrar en el examen detallado del articulado de las normas citadas, pero sí insistir en el hecho de que la coincidencia entre los puntos señalados por el presidente y la normativa comunitaria es bastante significativa.

Si bien es cierto que los temores infundados de las autoridades comunitarias en materia de libre circulación requerirán un período transitorio de mayor o menor duración, cabe pensar que la buena voluntad de las partes y las características peculiares de la zona facilitarán la aplicación del principio desde el día en que España sea miembro de la Comunidad Europea.

Conviene asimismo no olvidar que el presidente es un gran conocedor de la cuestión comunitaria, por lo que cabe preguntarse si las negociaciones de Lisboa irán encaminadas hacia la consecución de la soberanía de la colonia británica o, por el contrario, se está lanzando humo en busca de repercusiones puramente electorales.

Los hechos están ahí y merecen ser tratados en base a la defensa de los intereses nacionales españoles con el restablecimiento de nuestra soberanía sobre esta colonia del Reino Unido.

Carlos Pita Wonenburger es abogado.

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