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Primer centenario de la Academia General Militar de Zaragoza

Don Juan Carlos: "No nos hemos equivocado cuando decidimos transitar por el mismo camino de las naciones libres de Occidente"

El Rey insistió ayer en Zaragoza, dirigiéndose al Ejército, en la legitimidad y certeza del camino de libertades trazado por el pueblo español, que, a su Juicio, no podrán interceptar "ni la violencia de los impacientes, ni la tristeza de los débiles". Estas palabras fueron pronunciadas en el curso de un acto castrense, conmemorativo del primer centenario de la creación de la Academia General Militar. Don Juan Carlos pidió al Ejército respeto y acatamiento a las leyes, solidaridad en el análisis del presente y credibilidad en la Corona, y afirmó: "No nos hemos equivocado cuando decidimos transitar, con la más plena responsabilidad colectiva, por el mismo camino de las naciones libres de Occidente".

"Puede haber momentos en la vida cotidiana de un Ejército en los que el deber aparezca oscurecido por las nubes que pasan", dijo el Monarca, "pero el valor moral, el sentido de la justicia y la fuerza permanente de la disciplina han de imponerse por encima de todo".Con estas palabras, el Rey cerraba prácticamente los actos conmemorativos del primer centenario de la Academia, centro de formación básica de los futuros oficiales del Ejército español, que se iniciaron el pasado domingo en Toledo y se han desarrollado durante el resto de la semana en Zaragoza, sede actual de este establecimiento militar. El acto, al que asistieron, entre otros, el presidente del Gobierno, el ministro de Defensa, la Junta de Jefes de Estado Mayor en pleno y una delegación de parlamentarios, reunió en Zaragoza a una amplia representación del Ejército de tierra, compuesta, además de por, sus principales mandos, por militares que se formaron en la segunda época (1927-31) y los números uno de las promociones de la tercera, que es la actual. No estuvo presente en la ceremonia de recepción del Rey, a quien acompañaba la Reina, el capitán general de la V Región Militar (Zaragoza), teniente general Luis Caruana, convaleciente de una reciente lesión.

El acto consistió en una misa oficiada por el vicario general castrense, Emilio Benavent, a la que siguieron discursos del Rey y del director de enseñanza Militar, general Fernando Soteras. Esta ceremonia, que terminó con una parada militar, se celebró en un ambiente estrictamente castrense, a veces cargado de emoción por el encuentro de generales, jefes y oficiales de distintas generaciones. Unos aplausos desde la tribuna de invitados a las palabras del Rey rompieron la rigidez y precisión del acto, cuyos asistentes, en su mayoría hombres de uniforme respiraban un ambiente distendido y marcadamente militar.

Confianza en el pueblo español

Don Juan Carlos, que respondía así al discurso inicial del general Soteras, explicó que "el valor es una de las cualidades indispensables en el militar" y se mostró partidario de "ser estoico ante el peligro, como prueba indiscutible del valor físico". Recordó que el militar debe tomar importantes determinaciones, siempre "con ánimo sereno, con decisión y con valentía".

El Monarca, que momentos antes reafirmó la necesidad de que el Ejército se sienta más fortalecido y unido que nunca, terminó sus palabras señalando que "el pueblo español confia en las Fuerzas Arrnadas" y pidiendo a estas que sean dignas de ella. "El director de enseñanza ha dicho que la Academia General Militar está a mis órdenes. Yo quiero aseguraros que vuestro Rey está a las órdenes de España", añadió.

El Rey manifestó a continuación que "no nos hemos equivocado cuando elegimos la libertad y la justicia como metas para construir una sociedad plural en una España única, ni cuando decidimos transitar con la más plena responsabilidad colectiva por el camino de las naciones libres de Occidente" y pidió al Ejército que hiciera esta misma afirmación en el fondo de su conciencia, "para que podáis comprobar que, efectivamente, en ella están el acierto y la verdad. No podrán en su contra ni la violencia de los impacientes ni la tristeza de los débiles.

Continuó sus pala.bras subrayando que "debernos convencernos de que hemos acertado en nuestro modelo de nación en esta hora difícil del mundo y de la civilización. Y los sacrificios que hemos tenido que sufrir, los sacrificios que tal vez nos esperen aún, no son más que pruebas de que esta intuición compartida por la mayoría es madura, lúcida y responsable."

El Rey se refirió seguidamente a aquellos que aún sienten dudas, recordándoles que deben ver en la Corona un símbolo de equilibrio y de equidad. Pidió reflexión sobre la necesidad de respetar, defender, y cumplir las leyes, "para que la justicia resplandezca y se mantenga el orden y la paz", así como solidaridad en el análisis del presente, "de lo ya realizado yde lo que nos queda por hacer".

General Soteras: "Estamos todos dispuestos a cumplir las leyes"

Previamente hizo uso de la palabra el general Soteras, mediante un discurso en el que aludió históricamente a estos primeros cien años de la Academia, recordando el paso por este establecimiento del propio rey Juan Carlos, a quien dedicó un encendido elogio y le trasladó su lealtad y la de todos los que forman parte del centro.

"Como bien decíais recientemente", dijo Soteras dirigiéndose al Rey, "estamos todos dispuestos a cumplir las leyes, a, respetar la libertad y hacer un culto a la verdad, siempre vigilantes para conseguir, con orden, la. paz y el progreso deseados y estar en condiciones de cumplir la misión que la Constitución señala a las Fuerzas Armadas. Es el espíritu de la General, siempre vivo y en tensión' acrecentado ante las adversidades, el que se renueva hoy como una promesa de fidelidad".

Además de la misa, con claras alusiones a la obediencia militar por parte del oficiante en su homilía, y los discurso del Rey y del general Soteras, el acto incluyó la renovación del juramento a la bandera de los representantes de la dos últimas épocas de la Academia que se han desplazado a Zaragoza y el descubrimiento de una placa conmemorativa.

Los representantes de ambas épocas besaron la bandera en formación. Los primeros encabezados por el teniente general Jesús Olivares (número uno de la primera promoción de la segunda época) y los segundos por el general de brigada Fernando Rodríguez-Ventosa (número uno de la primera promoción de la tercera época). Entre los antiguos alumnos de la primera época presentes se encontraban los tenientes generales Félix Alvarez Arenas, ex ministro del Ejército; Emilio Villaescusa, ex presidente del Consejo Supremo de Justicia Militar; Tomás de Liniers, ex jefe del Estado Mayor del Ejército, y Joaquín de Valenzuela, actual jefe del Cuarto Militar del Rey. Agustín Muñoz Grandes, ayudante del Rey e hijo del general del mismo nombre, y Carlos de Meer de Rivera, defensor del capitán Francisco Dusmets, procesado por el 23-F, se encontraban entre los números uno de las distintas promociones.

Desde Zaragoza, los Reyes se trasladaron, a bordo de un avión Mystere de la Fuerza Aérea Española, a Palma de Mallorca, donde se reunieron con sus hijas las infantas Elena y Cristina, que habían llegado por la mañana a la isla para participar en un curso de monitores de vela. Los Reyes y sus hijas residirán en el palacio de Marivent durante su estancia en Palma de Mallorca, y regresarán a Madrid esta tarde.

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