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"Los golpistas crean una ficción cultural allí donde triunfan", según Manuel Leguineche

El periodista publica su libro 'El Estado del golpe'

Juan Cruz

"Los golpistas sofocan la imaginación y la libertad de expresión, y construyen una ficción cultural llena de lo que los coroneles griegos llamaban cordura y civismo; las dictaduras producen una situación perfectamente surrealista. Como decía Orwell, cuando a uno le duelen las muelas es imposible disfrutar de la lectura del Rey Lear, de Shakespeare. En este sentido, el estado golpista es un permanente dolor de muelas". Con esa definición resume Manuel Leguineche cual es la consecuencia cultural del golpismo allí donde triunfa. Leguineche trata con detenimiento este tema en un libro de más de trescientas páginas que mañana se pone a la venta, editado por Argos Vergara.

Manuel Leguineche, periodista vasco de 40 años, que hasta hace unas semanas dirigió la agencia de noticias Colpisa, a cuyo frente estuvo durante doce años, ha publicado ya varios libros de reflexión política o de ficción.La nueva obra de Leguineche se titula El estado del golpe y lleva como sumario este subtítulo: El golpismo en europa: Grecia, Italia, Turquía, Francia, Gran Bretaña, Polonia... y España. "Es un estudio, ensayo, reportaje, crónica vivida del golpismo en europa", dice Leguineche, que explica la utilización de los puntos suspensivos previos al nombre de España en el subtítulo de su trabajo diciendo que su investigación es en cierto modo "una hermenéutica en función de lo que España ha vivido. No es una lectura paralela del 23-F pero sí creo que la contribución española al léxico del golpismo es importante. La pérdida de inocencia que sufrimos en aquella fecha se había producido ya en otros países democráticos. La imagen de Tejero, que nos ha hecho a nosotros tanto daño, se ha producido antes en países como Italia, donde el príncipe negro Borghuese se empeñó en 1964 en tomar el Ministerio del Interior y la televisión apoyado por doscientos guardias forestales".

"Los vecinos del Norte" continúa Leguineche, "también sufrieron traumas golpistas, como el que se produjo en 1958 en Argel y, en el mismo lugar, en 1961. De Gaulle salvó ambos intentos, pero volvió a oir ese rumor de botas después de mayo del 68".

Ruidos de sables en el Reino Unido

Manuel Leguineche, que ilustra su libro con una amplia teoría de metáforas y de referencias literarias que son habituales en su estilo de periodista, cuenta también en su libro el caso de Gran Bretaña, donde los ruidos de sables se escucharon, en momentos de grave crisis económica, en 1964 y aún más recientemente. "Pero allí las instituciones son tan sóldas que resulta impensable un golpe de Estado; aunque los militares se divierten escribiendo cartas a los dominicales o estudiando la caracterología de las aves migratorias, siempre hay civiles que piensan en ellos. Y en 1968 pensaron en lord Mounbatten. Pero aquello fue imposible". Leguineche explica la imposibilidad de la vía británica al golpe con una frase del escritor inglés Anthony Bailey: "La banda de la BBC está tan cubierta de buenos programas que sería imposible ceder al Ejército un tiempo de antena para anunciar la toma del poder".El estado del golpe analiza básicamente lo que Leguineche llama el mal greocolatino. Grecia se lleva muchas de las páginas del libro. En 1967 Grecia era una monarquía constitucional que salía de una guerra civil de tres años donde las tensiones, el caos parlamentario y la incapacidad de la Corona y de los poderes fácticos de permitir una democracia real llevan al Ejército a plantear un golpe de Estado que no dan quienes estaban previstos en el programa. Leguineche traza un paralelismo con lo que ocurrió en España el 23 de febrero y explica que el Rey don Juan Carlos actuó de manera totalmente opuesta a la de su cuñado el 21 de abril catorce años atrás.

"Uno de los capítulos más importantes de este libro", dice Leguineche, "se refiere a la destrucción de la cultura en Grecia y a la instalación de lo que los coroneles llaman "la civilación cristiana'. Se prohiben las comedias de Aristófanes o El epitafio a la democracia de Tucídides".

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