_
_
_
_
Crítica:CINE /'EL CABEZAZO'
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Comedieta francesa

El cabezazo.

Director: Jean-Jacques Annaud. Guión: Francis Veber, sobre la novela de Pierre Blanchelet. Fotografía: Claude Agostini. Intérpretes: Patrick Dewaere, France Dougnae, Jean Bouise, Michel Azanont. Francesa, 1978.

Comedia. Local de estreno: Gayarre.

Tres años después de su realización nos llega la segunda película de Jean-Jacques Annaud (La victoire en chantant fue la primera), celebrado en su país como uno de los posibles sucesores del buen hacer de los clásicos franceses en el terreno de la comedia. De hecho, El cabezazo tiene, por momentos, importantes apuntes en este sentido. Baste recordar la secuencia en la que el enamorado escala el balcón de la adúltera, cayendo ambos a un andamio exterior donde viven peripecias sorprendentes.

Donde Jean-Jacques Annaud debilita su trabajo es en la pretensión de convertir esa comedieta en un alegato contra la represión ejercida por las fuerzas vivas de la pequeña localidad en la que sucede la acción. Tratando de convertir las aventuras de su personaje principal en un testimonio de la manipulación que sufren los débiles frente a los fuertes, la historia adquiere de pronto unas característícas forzadas (la cena en la que la víctima reúne a sus verdugos y les insulta) que abandona el tono de comedia y no adquiere, en su lugar, un rigor suficiente. Todo se reduce a un boceto ingenuo que, además, rompe el tono anterior.

Lo mejor de la película se encuentra en su intérprete. Patrick Dewaere realiza un trabajo de comediante a medio camino entre el trotamundos chaplinesco y el obseso Harpo Marx. El, como la película, decae en la última media hora cuando debe utilizar expresiones trascendentes. Pero su picaresca supera los escollos transformando la película en un recital interpretativo; en manos de un actor menos brillante, la acción decaería antes. Su capacidad para el ejercicio físico recuerda, por otra parte, a los grandes cómicos norteamericanos, aunque no sea comparable con ellos en su riqueza poética. Hace tiempo que el burlesque perdió su capacidad imaginativa. Y todo queda reducido, como en este caso, a un honesto intento que no puede disimular su afán de convertirse en cine serio.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_