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Amenaza de ruptura interna en el Partido Comunista italiano

Juan Arias

La prensa italiana se hace gran eco de una posible amenaza de escisión en el Partido Comunista después de la ruptura entre la dirección del PCI y la Unión Soviética. El secretario general Enrico Berlinguer está preocupado por la posibilidad de una verdadera fragmentación interna y presidirá desde hoy una "cumbre" del partido para sopesar cuál es la entidad real de la protesta contra la dirección después del alejamiento de Moscú.

A la capital italiana han llegado ya todos los secretarios provinciales y regionales comunistas, aunque el pretexto de este cónclave es mantener una reunión a puerta cerrada con los responsables del sector económico.La posibilidad de una ruptura no es sólo un rumor. El órgano oficial del partido, L'Unitá, acaba de publicar en un recuadro de primera página una llamada con el título "Vigilad". Es un editorial sin firma, y revela la existencia en el interior del partido de "un pequeño grupo que, al parecer, está preparando iniciativas que se colocan claramente fuera de las reglas estatutarias y de las reglas políticas y morales que son un patrimonio inalienable de un partido como el nuestro".

Continúa diciendo que los compañeros a quienes se les, pida adherirse a dicha iniciativa "deben rechazarla", ya que en el ámbito del partido "existen las posibilidades democráticas para expresarse libremente".

Comentando este editorial, el diario romano Paese Sera, filocomunista, llega a dar algunos nombres de posibles impulsores de la discordia. Y cita a un grupo de importantes intelectuales responsables de la revista Interstampa. Se trata de Ambrogio Donini, el anciano y famoso catedrático de Historia del Cristianismo, embajador de Italia en Polonia en 1946, ex miembro del Comité Central y senador durante diez años; del general Pasti, de la izquierda independiente, y de Paolo Robotti, cuñado de Togliatti, y que ha sido siempre un obstinado filosoviético, a pesar de las torturas que sufrió en la URSS durante las purgas estalinistas.

Estos personajés lo han negado todo, pero de una forma un poco ambigua. El mismo Donini, entrevistado por Il Messaggero, ha dicho: "¿Cómo se puede hablar de ruptura, si la mitad del partido está en contra del secretario BerIinguer?". Y por lo que se refiere a la posición oficial en relación con Polonia y al modelo soviético de socialismo, el anciano comunista afirma: "Yo estoy en total oposición. Y no soy yo sólo. Queremos impedir que el partido deje de ser comunista".

Y quizá haya sido por este motivo por lo que el mismo Berlinguer, durante uno de sus últimos mítines, haya dicho: "Nosotros no dejaremos nunca de ser comunistas". Y ha apoyado con más fuerza que antes la hipótesis de una alternativa de izquierdas, pidiendo a los socialistas que "rompan con la Democracia Cristiana". Los socialistas han respondido a Berlinguer que esto supondría elecciones anticipadas inmediatas, posibilidad que los comunistas rechazan en este momento como el peor de los males.

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