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Atentados en la República yugoslava de Montenegro

Una fuerte explosión sacudió el patio del edificio de Radio Titogrado en la capital de la República yugoslava de Montenegro, fronteriza con Albania, a la hora en que se emitía el telediario nocturno del lunes, según informó ayer el rotativo belgradense Politika.La explosión, aun debiéndose a una bomba de fabricación casera, fue lo bastante potente como para que retumbara en todos los hogares montenegrinos a través de la pequeña pantalla.

No hubo que lamentar desgracias personales. Otra explosión similar tuvo lugar en Titogrado el 11 de enero, y todas las conjeturas coinciden en atribuirla a nacionalistas de la minoría albanesa.

En otra de sus páginas, el mismo diario Politika titula "Demolido el club yugoslavo de Dormund, la policía alemana busca a los emigrantes políticos que colocaron el artefacto" su información sobre un atentado en Alemania Occidental.

Este atentado se produce a una semana de que tres dirigentes de una organización de nacionalistas de la minoría albanesa resultaran muertos a tiros en Alemania Occidental.

En aquella ocasión, fuentes yugoslavas comentaron que se trató de "un ajuste de cuentas" entre fracciones rivales de emigrantes políticos yugoslavos.

Por su parte, una de las tres víctimas acusó a los servicios especiales yugoslavos antes de expirar, al cabo de unas horas de ser herida.

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Mientras que las tensiones entre nacionalistas albaneses y tropas federales acantonadas en el Kosovo yugoslavo distan mucho de calmarse, Sergej Krajger, el esloveno que preside desde hace un año la presidencia colectiva que sucedió a Josip Broz Tito, ha hecho un análisis de las causas que enfrentan en Yugoslavia a los distintos nacionalismos de este país federal de seis repúblicas sureslavas y dos regiones autónomas; una, la de Kosovo, poblada por mayoría albanesa.

Krajger ha insistido en la vigencia del sistema Tito-Kardelj, últimamente socavado por litigios de distribución económica y por el resurgimiento del nacionalismo de Serbia (la República más importante y poblada de Yugoslavia), como reacción al estallido nacionalista del millón y medio de albaneses que vive en esa República, donde diez manifestantes murieron la pasada primavera.

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