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El régimen militar polaco vincula a la oposición política con el espionaje occidental

Las autoridades polacas, a través de la televisión, iniciaron el pasado miércoles un serie de reportajes que pretenden demostrar los lazos entre destacadas figuras de la oposición política, ligadas al sindicato Solidaridad, con los servicios de espionaje occidentales, informa desde Varsovia la agencia France Presse y el periódico Le Monde.

El miércoles, la televisión polaca proyectó el interrogatorio a que fue sometida en marzo de 1981 la diplomática norteamericana Leslie Sternberg, en cuyo automóvil se encontraron numerosos panfletos y folletos sobre el partido político clandestino Confederación de la Polonia Independiente (KPN) y del disuelto Comité de Autodefensa Obrera (KOR).Una voz en off fue dando su versión de los hechos: Sternberg entró en contacto en noviembre de 1980 con miembros de la KPN, a quienes solicitó que le presentaran a Adam Michnik, uno de los animadores del KOR e influyente consejero de Solidaridad en Varsovia.

Aquí la historia comienza a adolecer de falta, de pruebas. La televisión no explicó por qué "la agente de la CIA" tenía necesidad de recurrir a la KPN para contactar con Michnik. Este era un hombre fácilmente asequible por entonces y que estaba enfrentado a las tesis del nacionalismo de la KPN y enemistado personalmente con su presidente, Lech Moczulski, según confesó el propio Michnik a un enviado de EL PAÍS en septiembre de 1980, calificando al político nacionalista de "una especie de neurótico sin conciencia de la realidad política".

La Prensa de Poznan, por su parte, contribuyó a la campaña el pasado fin de semana, al publicar una entrevista con Alicja Rzetelna, que acusó al líder del KOR, Jacek Kuron.

Según Rzeteina, Kuron la pagó en zlotys y divisas occidentales por repartir panfletos y llevar la agitación a centros obreros.

Pero la acusación más grave contra Kuron es, sin duda, el que proveyera a Rzetelna: de una sustancia que, mezclada con el té, provocaba a quien la ingeriese un estado mental que le inducía a contestar a cualquier pregunta.

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Por su parte, la prensa soviética insistió ayer que la situación polaca "está lejos de la normalizagión" y el periódico Komsomolskaya Pravda comentó que recordaba la penuria de la URSS antes de la Il Guerra Mundial.

Subida de precios

La perpetuación del estado de guerra y la neutralización de los sindicatos libres ha permitido a la autoridades emprender una subida de precios del 241 %, en los productos alimenticios, que entrará en vigor el próximo 1 de febrero.

Según las propias autoridades, las compensaciones oficiales evitarán sólo parcialmente el alza masiva. Tales compensaciones serán una subida en los salarios de 750 zlotys, salvo para los mineros y trabajadores manuales, que recibirán 900 y 1.400 zlotys de prima.

A pesar de las subidas, los productos seguirán escaseando, y se ha anunciado un mayor racionamiento de alimentos. Para economistas polacos y occidentales este reajuste era necesario dada la artificialidad de las subvenciones.

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