Sugerencias al Gobierno autónomo para formalizar un ANE vasco

La necesidad de conseguir un acuerdo social a tres bandas -empresarios, sindicatos y Administración vasca-, semejante al Acuerdo Nacional sobre Empleo (ANE), es una de las más importantes conclusiones de un informe, elaborado por el economista Antxon Pérez Calleja, que analiza las soluciones a la actual crisis económica vasca. Medios sindicales y patronales de nivel estatal han mostrado su preocupacion por los intentos del Ejecutivo vasco y del PNV de fraccionar la estructura sindical y patronal de España mediante este tipo de acuerdos.El informe, elaborado para el Gobierno vasco, y al que ha tenido acceso Efe, destaca la necesidad de alcanzar este acuerdo para desbloquear la situación actual, después de afirmar que el paro es la principal preocupación del país y su gran problema, sobre todo, "teniendo en cuenta las dificiles expectativas de la economía mundial y las dudosas esperanzas de que nuestro tejido industrial se adapte competitivamente a este nuevo escenario".

A los sindicatos les recomienda "ponerse de acuerdo con la Administración para tratar de salvar conjuntamente la economía, moderando el crecimiento de las rentas salariales y permitiendo flexibilizar las plantillas de las empresas en crisis".

Grave deterioro económico

Tras señalar que la economía vasca ha sido afectada "grave e irreversiblemente" en sus supuestos básicos de crecimiento a medio y largo plazo, que la sitúa en una fase de "deterioro económico grave", el autor opina que la crisis económica vasca no se dejó sentir en tanto se pudo vender productos vascos en el mercado español. "Este privilegio", dice, "ha tenido un elevado coste, tanto políticosocial como económico. El coste político es claro: la pérdida de soberanía política y capacidad de autogobierno, así como una contribución desproporcionada y sin contrapartida a la Hacienda española".Una de las soluciones para solventar la crisis consiste en "dejar de ser una provincia del mercado español e internacionalizar su sistema económico". Para ello "habría que haberse armado de consenso social y conducido inteligentemente la política industrial de la transición ( ... ), reforzándonos con el apoyo de una Administración propia".

El autor se muestra contrario a la intervención del Estado, y opta por una política industrial nueva, cuyos instrumentos serían el apoyo a la investigación, una política de modificación del entorno empresarial, la organización de redes comerciales en el exterior, aportaciones en empresas para la organización de grupos empresariales y una política de formación en la empresa.

En otro apartado, Pérez Calleja califica de "insustituible" y "dirigista" el papel de la Administración vasca en el proceso de resolución de la crisis, ya que Ios empresarios han llegado a un punto muerto de no retorno, por el que se muestran incapaces -por falta de ideas- e impotentes -por falta de recursos- para valerse por sí mismos".